/ jueves 9 de septiembre de 2021

Ecos de un fascismo histórico

Benito Mussolini, célebre dictador italiano, periodista, orador grandilocuente, imprimió su sello totalitario a su patria; en lo sucesivo en Alemania se gestaría el mismo movimiento.

"El espacio vital", concepto medular del dictador Adolfo Hitler, retumbaría en las mentes de los germanos, alienados por el "Tratado de Versalles", en el cual se sojuzgaba ferozmente a los alemanes y donde Francia e Inglaterra impondrían sus condiciones de pago por daños causados en la Primera Guerra Mundial. Esto sería el detonante que aprovecharía el movimiento supremacista blanco, ario, ultranacionalista, sojuzgador de las razas inferiores, donde a polacos, gitanos y otros los habrían de tratar como a gusanos. Incluso el Reichsfuhrer habría de vomitarse literalmente, en una de sus visitas a un campo de exterminio. Heinrich L. Himmler era el hombre llamado a suceder a Hitler, por si acaso, sin embargo, fue el primero en salir huyendo al ver la derrota contundente.

Hermann Goring, ministro de aviación militar, para calmar su ansiedad metía las manos en un cuenco lleno de diamantes; pura extravagancia. Sin embargo, así de pernicioso llegó a ser el Tercer Reich, el que debería durar un milenio. Hitler pactó con José Stalin un pomposo y solemne acuerdo de no agresión entre las partes y que se repartirían los territorios del norte de Europa, sin tener fricciones entre ellos; resultaría un engaño, ya que el ejército nazi y su enorme poder de liquidar a sus oponentes era temido, pues arrasaban con cualquier otro ejército; al poco tiempo habría de invadir Rusia, con las consabidas repercusiones de tales actos, derivados en hechos aberrantes para ambas naciones.

Rémora fascista, lo fue el llamado general Francisco Franco, un golpista que generó la guerra civil española y el éxodo de casi medio millón de españoles; muchos de ellos echaron raíces aquí en México, la madre patria no había sido en nada benévola con ellos. Hitler a gritos pedía a Franco, exigía que entrara a la guerra con todo el poder de las fuerzas armadas de España, Franco mostró su peor cara, la de la indiferencia y la seguridad de permanecer en su muy propia dictadura. Se le olvidó que tenía un fuerte adeudo con Hitler, quien lo ayudó a afianzarse en el poder al haber enviado a los aviones de combate Stuka a masacrar a la población civil española, que no aceptaba la imposición fascistoide del franquismo, cobarde y convenenciero en gran medida.

Hace poco trajeron a invitados fascistas importados de España, del partido VOX, herederos natos del franquismo histórico, y ahora aquellos que los cobijaron, que se tomaron fotos con mucho orgullo con ellos, se dicen arrepentidos, se echan para atrás, en un fatal error por combatir el ¿comunismo?, “jamás ha existido el comunismo”, si acaso el socialismo bien entendido. Así el presidente AMLO recapacitó y en tolerancia absoluta ha dicho que los derechistas españoles pueden venir a México las veces que quieran, al final parece que vinieron a ayudar al régimen del actual Ejecutivo federal de nuestra nación, tanto como para celebrar septiembre, el mes de la Patria, que también cobijó al éxodo español.

Benito Mussolini, célebre dictador italiano, periodista, orador grandilocuente, imprimió su sello totalitario a su patria; en lo sucesivo en Alemania se gestaría el mismo movimiento.

"El espacio vital", concepto medular del dictador Adolfo Hitler, retumbaría en las mentes de los germanos, alienados por el "Tratado de Versalles", en el cual se sojuzgaba ferozmente a los alemanes y donde Francia e Inglaterra impondrían sus condiciones de pago por daños causados en la Primera Guerra Mundial. Esto sería el detonante que aprovecharía el movimiento supremacista blanco, ario, ultranacionalista, sojuzgador de las razas inferiores, donde a polacos, gitanos y otros los habrían de tratar como a gusanos. Incluso el Reichsfuhrer habría de vomitarse literalmente, en una de sus visitas a un campo de exterminio. Heinrich L. Himmler era el hombre llamado a suceder a Hitler, por si acaso, sin embargo, fue el primero en salir huyendo al ver la derrota contundente.

Hermann Goring, ministro de aviación militar, para calmar su ansiedad metía las manos en un cuenco lleno de diamantes; pura extravagancia. Sin embargo, así de pernicioso llegó a ser el Tercer Reich, el que debería durar un milenio. Hitler pactó con José Stalin un pomposo y solemne acuerdo de no agresión entre las partes y que se repartirían los territorios del norte de Europa, sin tener fricciones entre ellos; resultaría un engaño, ya que el ejército nazi y su enorme poder de liquidar a sus oponentes era temido, pues arrasaban con cualquier otro ejército; al poco tiempo habría de invadir Rusia, con las consabidas repercusiones de tales actos, derivados en hechos aberrantes para ambas naciones.

Rémora fascista, lo fue el llamado general Francisco Franco, un golpista que generó la guerra civil española y el éxodo de casi medio millón de españoles; muchos de ellos echaron raíces aquí en México, la madre patria no había sido en nada benévola con ellos. Hitler a gritos pedía a Franco, exigía que entrara a la guerra con todo el poder de las fuerzas armadas de España, Franco mostró su peor cara, la de la indiferencia y la seguridad de permanecer en su muy propia dictadura. Se le olvidó que tenía un fuerte adeudo con Hitler, quien lo ayudó a afianzarse en el poder al haber enviado a los aviones de combate Stuka a masacrar a la población civil española, que no aceptaba la imposición fascistoide del franquismo, cobarde y convenenciero en gran medida.

Hace poco trajeron a invitados fascistas importados de España, del partido VOX, herederos natos del franquismo histórico, y ahora aquellos que los cobijaron, que se tomaron fotos con mucho orgullo con ellos, se dicen arrepentidos, se echan para atrás, en un fatal error por combatir el ¿comunismo?, “jamás ha existido el comunismo”, si acaso el socialismo bien entendido. Así el presidente AMLO recapacitó y en tolerancia absoluta ha dicho que los derechistas españoles pueden venir a México las veces que quieran, al final parece que vinieron a ayudar al régimen del actual Ejecutivo federal de nuestra nación, tanto como para celebrar septiembre, el mes de la Patria, que también cobijó al éxodo español.