/ viernes 21 de mayo de 2021

Educación y empleo

Eduardo Backhoff Escudero, quien se desempeñó como consejero presidente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), comentó: “En el futuro laboral del siglo XXI se vislumbran dos grandes cambios: un mayor número de procesos productivos automatizados y el uso intensivo de tecnologías digitales aplicadas a las profesiones.

“Bajo este escenario, se anticipa un desempleo en los estratos sociales más bajos, así como una demanda de especialistas altamente capacitados. Si bien este escenario laboral ya es una realidad en muchos países desarrollados, no es claro de qué manera impactará a los países en vías de desarrollo, que tienen características muy particulares, tanto en lo educativo como en lo laboral”.

El mundo globalizado es ya un escenario muy complejo, con grandes oportunidades, pero también con grandes desafíos. Esto requiere mejorar y extender el sistema educativo, cubriendo todas las etapas etarias de los niños, adolescentes y también de los jóvenes. La educación de calidad es clave para fortalecer el empleo y los salarios.

Está aumentando en las últimas décadas la desigualdad salarial según el nivel educativo, apunta Alieto Guadagni, director del Centro de Estudios de la Educación Argentina de la Universidad de Belgrano.

Entre las variables que impulsan el aumento de la brecha salarial, la de mayor importancia es el cambio tecnológico sesgado en favor de empleos calificados. El efecto del progreso técnico pesa, en el conjunto de fuerzas determinantes de la desigualdad salarial, más que la suma de los otros factores.

En el país “la acumulación de capital humano calificado es menor que en otros países y es insuficiente para enfrentar los desafíos científicos y tecnológicos, ya que el crecimiento económico no depende de los recursos naturales sino de la acumulación de capital humano. Los países que estimulan inversiones en activos logran mayores tasas de incremento en su producción –condición que no se da ahora en México–siendo importante el incremento del capital humano acumulado por la educación”, señala Raúl Martínez Solares. Recientemente el INEGI, con motivo de la Encuesta para medir el impacto del Covid-19 en la educación, resaltó que el 62% de las personas entre tres y 29 años estuvieron inscritas en algún nivel del ciclo escolar 2019-2020 y que 740 mil (2%) no concluyeron dicho ciclo. Y en el siguiente ciclo 2020-2021, 5.2 millones de personas, casi el 10% del total de la población total, no continuaron sus estudios por motivos relacionados con la pandemia o por falta de recursos.

Continúa Martínez Solares: La deserción escolar durante el ciclo escolar 2019-2020 fue de más del doble en la educación privada, respecto de la educación pública, por el efecto que impidió a muchas familias continuar pagando las colegiaturas. Algo similar sucedió en el siguiente ciclo 2020-2021, en las escuelas públicas el 5.1% no se reinscribió, mientras que en las escuelas privadas el porcentaje alcanzó el 7.1 por ciento.

El panorama educativo no es muy halagador, los aprendizajes que adquiere la población mexicana son insuficientes e inequitativos: en la prueba PISA (2015), 52% de los estudiantes de 15 años lograron los aprendizajes suficientes en Ciencias, 43% en Matemáticas y 59% en Lectura. Adicionalmente, las brechas de aprendizaje de los estudiantes son abismales, considerando su nivel socioeconómico y ubicación geográfica.

En la actualidad el país enfrenta un reto para hacer que converjan lo educativo y el empleo. Es indispensable una política educativa adecuada que contribuya de manera importante a una estrategia de máximo empleo, a la vez que haga más equitativo el proceso de desarrollo en México.

El nivel educativo se transformó en la llave de acceso al empleo productivo. Las condiciones laborales actuales hacen que en el país una parte significativa de la población se encuentre imposibilitada estructuralmente de obtener un buen empleo dado su nivel de educación.

La posibilidad de que una persona de bajo nivel de educación esté desempleada es mucho mayor que la de alguien con estudios universitarios completos.

Aunque se da el caso que un alto nivel educativo no siempre asegura un buen empleo, pero un bajo nivel garantiza un mal empleo o bien la desocupación. Alieto Guadagni en Perfil analiza este problema y dice: Es grave el peligro de una segmentación social, entre quienes se incorporan capacitados a la nueva sociedad tecnológicamente avanzada y quienes quedan excluidos, y por lo tanto marginados de los beneficios del incremento global de la productividad. Esta segmentación laboral amplía la brecha de remuneraciones entre personal calificado y no calificado.

México enfrenta graves condiciones estructurales previas que no se han superado, es necesario tomar las medidas adecuadas en lo educativo y laboral para evitar que los efectos sean graves y prolongados para miles de estudiantes y sus familias en el futuro.

Backhoff Escudero afirma: “Las condiciones educativas y laborales de México imponen retos difíciles de superar, debido a que en el pasado cada sector ha trabajado de manera independiente.

La globalización de la economía y las nuevas tecnologías de la información imponen nuevos escenarios que obligan a que ambos sectores visualicen los cambios por venir y se articulen para afrontarlos conjuntamente.

De otra manera, México será un país de trabajadores de maquiladoras trasnacionales, cuyos empleos tienden a desaparecer”.

Eduardo Backhoff Escudero, quien se desempeñó como consejero presidente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), comentó: “En el futuro laboral del siglo XXI se vislumbran dos grandes cambios: un mayor número de procesos productivos automatizados y el uso intensivo de tecnologías digitales aplicadas a las profesiones.

“Bajo este escenario, se anticipa un desempleo en los estratos sociales más bajos, así como una demanda de especialistas altamente capacitados. Si bien este escenario laboral ya es una realidad en muchos países desarrollados, no es claro de qué manera impactará a los países en vías de desarrollo, que tienen características muy particulares, tanto en lo educativo como en lo laboral”.

El mundo globalizado es ya un escenario muy complejo, con grandes oportunidades, pero también con grandes desafíos. Esto requiere mejorar y extender el sistema educativo, cubriendo todas las etapas etarias de los niños, adolescentes y también de los jóvenes. La educación de calidad es clave para fortalecer el empleo y los salarios.

Está aumentando en las últimas décadas la desigualdad salarial según el nivel educativo, apunta Alieto Guadagni, director del Centro de Estudios de la Educación Argentina de la Universidad de Belgrano.

Entre las variables que impulsan el aumento de la brecha salarial, la de mayor importancia es el cambio tecnológico sesgado en favor de empleos calificados. El efecto del progreso técnico pesa, en el conjunto de fuerzas determinantes de la desigualdad salarial, más que la suma de los otros factores.

En el país “la acumulación de capital humano calificado es menor que en otros países y es insuficiente para enfrentar los desafíos científicos y tecnológicos, ya que el crecimiento económico no depende de los recursos naturales sino de la acumulación de capital humano. Los países que estimulan inversiones en activos logran mayores tasas de incremento en su producción –condición que no se da ahora en México–siendo importante el incremento del capital humano acumulado por la educación”, señala Raúl Martínez Solares. Recientemente el INEGI, con motivo de la Encuesta para medir el impacto del Covid-19 en la educación, resaltó que el 62% de las personas entre tres y 29 años estuvieron inscritas en algún nivel del ciclo escolar 2019-2020 y que 740 mil (2%) no concluyeron dicho ciclo. Y en el siguiente ciclo 2020-2021, 5.2 millones de personas, casi el 10% del total de la población total, no continuaron sus estudios por motivos relacionados con la pandemia o por falta de recursos.

Continúa Martínez Solares: La deserción escolar durante el ciclo escolar 2019-2020 fue de más del doble en la educación privada, respecto de la educación pública, por el efecto que impidió a muchas familias continuar pagando las colegiaturas. Algo similar sucedió en el siguiente ciclo 2020-2021, en las escuelas públicas el 5.1% no se reinscribió, mientras que en las escuelas privadas el porcentaje alcanzó el 7.1 por ciento.

El panorama educativo no es muy halagador, los aprendizajes que adquiere la población mexicana son insuficientes e inequitativos: en la prueba PISA (2015), 52% de los estudiantes de 15 años lograron los aprendizajes suficientes en Ciencias, 43% en Matemáticas y 59% en Lectura. Adicionalmente, las brechas de aprendizaje de los estudiantes son abismales, considerando su nivel socioeconómico y ubicación geográfica.

En la actualidad el país enfrenta un reto para hacer que converjan lo educativo y el empleo. Es indispensable una política educativa adecuada que contribuya de manera importante a una estrategia de máximo empleo, a la vez que haga más equitativo el proceso de desarrollo en México.

El nivel educativo se transformó en la llave de acceso al empleo productivo. Las condiciones laborales actuales hacen que en el país una parte significativa de la población se encuentre imposibilitada estructuralmente de obtener un buen empleo dado su nivel de educación.

La posibilidad de que una persona de bajo nivel de educación esté desempleada es mucho mayor que la de alguien con estudios universitarios completos.

Aunque se da el caso que un alto nivel educativo no siempre asegura un buen empleo, pero un bajo nivel garantiza un mal empleo o bien la desocupación. Alieto Guadagni en Perfil analiza este problema y dice: Es grave el peligro de una segmentación social, entre quienes se incorporan capacitados a la nueva sociedad tecnológicamente avanzada y quienes quedan excluidos, y por lo tanto marginados de los beneficios del incremento global de la productividad. Esta segmentación laboral amplía la brecha de remuneraciones entre personal calificado y no calificado.

México enfrenta graves condiciones estructurales previas que no se han superado, es necesario tomar las medidas adecuadas en lo educativo y laboral para evitar que los efectos sean graves y prolongados para miles de estudiantes y sus familias en el futuro.

Backhoff Escudero afirma: “Las condiciones educativas y laborales de México imponen retos difíciles de superar, debido a que en el pasado cada sector ha trabajado de manera independiente.

La globalización de la economía y las nuevas tecnologías de la información imponen nuevos escenarios que obligan a que ambos sectores visualicen los cambios por venir y se articulen para afrontarlos conjuntamente.

De otra manera, México será un país de trabajadores de maquiladoras trasnacionales, cuyos empleos tienden a desaparecer”.