/ lunes 17 de agosto de 2020

El alterado exfuncionario que regresa

Los partidos políticos buscan a los supuestos mejores candidatos y arman sus listas a modo, los aspirantes presionan y desbaratan eso... y la equidad de género echa abajo todo y hace que los listados sean recompuestos de última hora.

Casi todos olvidan lo anterior: los partidos, quienes desean ser postulados (la inmensa mayoría hombres) y puede suponerse que hasta las mujeres.

En pocos meses, solo en Veracruz, deberán ser postuladas, con carácter obligatorio, una enorme cantidad.

Son 212 alcaldías en juego, así que, cada partido (Morena, PAN, PRI, PRD, PVEM, MC, PT, Podemos, Todos por Veracruz, Bienestar y Justicia Social y Unidad Ciudadana y los nuevos nacionales, todos), tiene la obligación de nominar a 106 mujeres para las presidencias municipales.

Son 30 diputaciones locales por la vía del voto directo, así que cada organización debe postular al menos a 15 mujeres.

Son 20 diputaciones federales en el estado de Veracruz, así que deben postular al menos a 10 mujeres.

Más las candidaturas plurinominales, en donde deben ser incluidas en las primeras posiciones, no ubicarlas en la zona denominada de “nacidas para perder”.

Además, si solo quieren cumplir con las cuotas con base a números, es decir, de las 212 alcaldías las postulan en 106 municipios marginados o difíciles de ganar, no pueden.

El reparto de las candidaturas entre mujeres y hombres tiene que ser equitativo y eso implica que ellas también deben ser candidatas en lugares importantes y con posibilidades de triunfo, no solo en sitios con pobreza o donde los partidos saben que no ganarán.

Los partidos tienen conocimiento de esto, pero como que se les olvida. Los hombres interesados en cargos de elección popular también saben lo que dice la ley, pero creen que las autoridades electorales no podrán revisar todo. Y sí, puede suceder esto último, pero si los casos son llevados a los tribunales, va abajo lo que implique no respetar la equidad de género, incluyendo hasta el reparto de regidurías.

Así las cosas, si todos los partidos postularan a todos los cargos que estarán en juego en Veracruz, estaríamos hablando de casi dos mil mujeres candidatas.

Esto debe ser tomado con responsabilidad. Ahora, realmente tienen la oportunidad de ostentar un cargo de elección popular y participar directamente en la transformación de México.

Aún era gobernador de Veracruz, lejos de su mejor momento, pero todavía con su encanto y supuesta protección de mero arriba.

Fue en ese tiempo que recibió una llamada telefónica de parte de un excolaborador que estuvo en una de las dos posiciones más importantes del gabinete.

El que le hablaba —llegó a contar el entonces gobernador— estaba alterado. Nervioso, con voz alta, expresaba su preocupación por las revisiones que hacía la Auditoría Superior de la Federación y por las presiones públicas por parte de los opositores y las no públicas por parte de los enemigos en casa.

Como pudo lo calmó y ese como pudo incluyó regresarlo al gabinete, a una posición de menor rango, pero con la posibilidad de licitar obras.

El tiempo ha pasado, varios de los compañeros, en ese gobierno, del alterado tecnócrata, fueron encarcelados. Él la libró, se hizo chiquito, se perdió y tal vez se les olvidó a los verdugos.

Hoy regresó a la actividad, a muy buen nivel, pero en la iniciativa privada.

Los partidos políticos buscan a los supuestos mejores candidatos y arman sus listas a modo, los aspirantes presionan y desbaratan eso... y la equidad de género echa abajo todo y hace que los listados sean recompuestos de última hora.

Casi todos olvidan lo anterior: los partidos, quienes desean ser postulados (la inmensa mayoría hombres) y puede suponerse que hasta las mujeres.

En pocos meses, solo en Veracruz, deberán ser postuladas, con carácter obligatorio, una enorme cantidad.

Son 212 alcaldías en juego, así que, cada partido (Morena, PAN, PRI, PRD, PVEM, MC, PT, Podemos, Todos por Veracruz, Bienestar y Justicia Social y Unidad Ciudadana y los nuevos nacionales, todos), tiene la obligación de nominar a 106 mujeres para las presidencias municipales.

Son 30 diputaciones locales por la vía del voto directo, así que cada organización debe postular al menos a 15 mujeres.

Son 20 diputaciones federales en el estado de Veracruz, así que deben postular al menos a 10 mujeres.

Más las candidaturas plurinominales, en donde deben ser incluidas en las primeras posiciones, no ubicarlas en la zona denominada de “nacidas para perder”.

Además, si solo quieren cumplir con las cuotas con base a números, es decir, de las 212 alcaldías las postulan en 106 municipios marginados o difíciles de ganar, no pueden.

El reparto de las candidaturas entre mujeres y hombres tiene que ser equitativo y eso implica que ellas también deben ser candidatas en lugares importantes y con posibilidades de triunfo, no solo en sitios con pobreza o donde los partidos saben que no ganarán.

Los partidos tienen conocimiento de esto, pero como que se les olvida. Los hombres interesados en cargos de elección popular también saben lo que dice la ley, pero creen que las autoridades electorales no podrán revisar todo. Y sí, puede suceder esto último, pero si los casos son llevados a los tribunales, va abajo lo que implique no respetar la equidad de género, incluyendo hasta el reparto de regidurías.

Así las cosas, si todos los partidos postularan a todos los cargos que estarán en juego en Veracruz, estaríamos hablando de casi dos mil mujeres candidatas.

Esto debe ser tomado con responsabilidad. Ahora, realmente tienen la oportunidad de ostentar un cargo de elección popular y participar directamente en la transformación de México.

Aún era gobernador de Veracruz, lejos de su mejor momento, pero todavía con su encanto y supuesta protección de mero arriba.

Fue en ese tiempo que recibió una llamada telefónica de parte de un excolaborador que estuvo en una de las dos posiciones más importantes del gabinete.

El que le hablaba —llegó a contar el entonces gobernador— estaba alterado. Nervioso, con voz alta, expresaba su preocupación por las revisiones que hacía la Auditoría Superior de la Federación y por las presiones públicas por parte de los opositores y las no públicas por parte de los enemigos en casa.

Como pudo lo calmó y ese como pudo incluyó regresarlo al gabinete, a una posición de menor rango, pero con la posibilidad de licitar obras.

El tiempo ha pasado, varios de los compañeros, en ese gobierno, del alterado tecnócrata, fueron encarcelados. Él la libró, se hizo chiquito, se perdió y tal vez se les olvidó a los verdugos.

Hoy regresó a la actividad, a muy buen nivel, pero en la iniciativa privada.