/ miércoles 19 de agosto de 2020

El cielo y las estrellas sobre su mesa

Aunque es un tema que ya he abordado en este espacio, su recurrencia me obliga a ponerlo nuevamente sobre la mesa.

La corrupción en México no se combatirá con nuevas comisiones ni órganos reguladores, hechas más con intenciones políticas que para lograr una verdadera transparencia, sino con voluntad, ética y resolviendo los vacíos legales, advirtieron expertos, académicos e investigadores.

A propósito la recesión económica y el daño social consecuente es global, planetario y no tiene precedentes en tiempos de paz; lo bueno es que ha hecho evidente la urgencia de varios cambios.

En otros países, grupos sociales, académicos y partidos políticos analizan el entorno global y discuten alternativas enfocadas a los cambios profundos que requiere una recuperación sustentable.

México, como otros países, necesita hacer cambios profundos para sostener la recuperación, que sólo serán posibles por voluntad y compromiso mayoritario y democrático.

La pandemia ha demostrado algunas urgencias de cambio en México y otros países. Un papel de Estado más destacado, en mejor equilibrio con los mercados, es una muy obvia; los mercados necesitan volver a ser políticamente regulados, pero en un Estado con más atribuciones, las sociedades deben estar mejor representadas en el Congreso.

¿Cómo vamos a hacer en México para reformar el sistema político, más allá de los procedimientos electorales, para lograr una democracia de abajo hacia arriba, desde la representación de sus agremiados en sindicatos empresariales, obreros, campesinos y partidos políticos?

La concentración de la riqueza está descontrolada y la distribución del ingreso ha empeorado en todo el mundo capitalista, revertir las desigualdades en sus causas y fortalecer los salarios, las prestaciones sociales a los trabajadores y los sistemas de salud y educación, es otra urgencia ineludible.

No es viable económicamente, ni socialmente justo ni políticamente aconsejable esperar que por mera inercia de una recuperación del crecimiento económico, aún incierta, se restablezca el poder adquisitivo de los salarios más bajos.

¿Qué medidas de emergencia son viables de aplicar con urgencia, en apoyo a quienes menos ganan por su trabajo? Cualquiera que se diseñe deberá contar con apoyos fiscales.

El problema de la estrategia hacendaria es que aunque se logre recaudar puntual y eficazmente, se requerirá algo más para fortalecerla al nivel que reclaman los desafíos del desarrollo y se habrá perdido tiempo en hacer la reforma fiscal a fondo que se necesita desde hace décadas.

No es con jaculatorias y estigmaciones como vamos a recuperarnos. En diferentes ocasiones y desde diversos ámbitos se ha reclamado al gobierno una revisión de su estrategia; el que no se haya escuchado todavía no es óbice para insistir.

De cara a la pandemia y sus impactos destructivos, parece indispensable que México se ponga en sintonía de posguerra y se apreste a la formulación de planes y proyectos regeneradores de sus tejidos básicos, afectados por la peste y la profunda caída económica sufrida. Ésta es la tarea política de la hora. Una recuperación que parece empezar a gatear requiere de un piso sólido, firme, revestido de mucha imaginación, voluntad, compromisos y acuerdos.

Aunque es un tema que ya he abordado en este espacio, su recurrencia me obliga a ponerlo nuevamente sobre la mesa.

La corrupción en México no se combatirá con nuevas comisiones ni órganos reguladores, hechas más con intenciones políticas que para lograr una verdadera transparencia, sino con voluntad, ética y resolviendo los vacíos legales, advirtieron expertos, académicos e investigadores.

A propósito la recesión económica y el daño social consecuente es global, planetario y no tiene precedentes en tiempos de paz; lo bueno es que ha hecho evidente la urgencia de varios cambios.

En otros países, grupos sociales, académicos y partidos políticos analizan el entorno global y discuten alternativas enfocadas a los cambios profundos que requiere una recuperación sustentable.

México, como otros países, necesita hacer cambios profundos para sostener la recuperación, que sólo serán posibles por voluntad y compromiso mayoritario y democrático.

La pandemia ha demostrado algunas urgencias de cambio en México y otros países. Un papel de Estado más destacado, en mejor equilibrio con los mercados, es una muy obvia; los mercados necesitan volver a ser políticamente regulados, pero en un Estado con más atribuciones, las sociedades deben estar mejor representadas en el Congreso.

¿Cómo vamos a hacer en México para reformar el sistema político, más allá de los procedimientos electorales, para lograr una democracia de abajo hacia arriba, desde la representación de sus agremiados en sindicatos empresariales, obreros, campesinos y partidos políticos?

La concentración de la riqueza está descontrolada y la distribución del ingreso ha empeorado en todo el mundo capitalista, revertir las desigualdades en sus causas y fortalecer los salarios, las prestaciones sociales a los trabajadores y los sistemas de salud y educación, es otra urgencia ineludible.

No es viable económicamente, ni socialmente justo ni políticamente aconsejable esperar que por mera inercia de una recuperación del crecimiento económico, aún incierta, se restablezca el poder adquisitivo de los salarios más bajos.

¿Qué medidas de emergencia son viables de aplicar con urgencia, en apoyo a quienes menos ganan por su trabajo? Cualquiera que se diseñe deberá contar con apoyos fiscales.

El problema de la estrategia hacendaria es que aunque se logre recaudar puntual y eficazmente, se requerirá algo más para fortalecerla al nivel que reclaman los desafíos del desarrollo y se habrá perdido tiempo en hacer la reforma fiscal a fondo que se necesita desde hace décadas.

No es con jaculatorias y estigmaciones como vamos a recuperarnos. En diferentes ocasiones y desde diversos ámbitos se ha reclamado al gobierno una revisión de su estrategia; el que no se haya escuchado todavía no es óbice para insistir.

De cara a la pandemia y sus impactos destructivos, parece indispensable que México se ponga en sintonía de posguerra y se apreste a la formulación de planes y proyectos regeneradores de sus tejidos básicos, afectados por la peste y la profunda caída económica sufrida. Ésta es la tarea política de la hora. Una recuperación que parece empezar a gatear requiere de un piso sólido, firme, revestido de mucha imaginación, voluntad, compromisos y acuerdos.