/ domingo 22 de noviembre de 2020

El control sobre alcaldes de oposición

Sobre el proceso electoral federal ya en marcha y el local que arrancará en enero hay opiniones extremas a la hora de predecir resultados. Unos creen que volverá a ganar Morena con buen margen y otros que morderá el polvo el partido de López Obrador.

Esto es parte de la polarización que vive el país, pero la verdad, por ahora, el asunto es una incógnita.

Los pasados resultados en Coahuila e Hidalgo pusieron en la discusión este tema, haciendo más ruido la opinión de que Morena va rumbo a pagar con derrotas por lo que ha hecho mal en sus primeros dos años de gobierno.

Esto tiene sus asegunes, pues hay que tomar en cuenta el predominio de los gobernadores priistas en esos estados. Antes de esos comicios, se exageró al creer que el PRI estaba muerto o que el Movimiento de Regeneración Nacional, con AMLO como estandarte, seguiría ganando cuanta elección se le pusiera enfrente.

Ahora vemos que el dinosaurio aún está ahí, al menos en algunas zonas, aprovechando los errores del presidente López Obrador y demás morenistas, y que Morena no es invencible por el solo hecho de decirle a la gente que es la cuarta transformación en la historia del país y que aglutina a puros honestos. Así que los triunfos de este año no pueden ser tomados como un regreso triunfal priista ni como el inicio de la liquidación de Morena por sus yerros.

Es más, esas derrotas fueron muy a tiempo. Han visto en qué fallaron y pueden corregir. Y al referirnos en qué fallaron y corregirían, no es por el lado de que cambiarán políticas públicas, eso está claro que no; ahora, tras los reveses, están en condiciones de modificar sus acciones de la política como se practica en México.

Lo hizo el Partido Acción Nacional cuando llegó al poder. Varias “técnicas políticas-electorales” que empleaba el Revolucionario Institucional para triunfar, las mejoró y perfeccionó el panismo. El mismo camino se ve ahora. Aquí en Veracruz es lo mismo que a nivel nacional. Unos dicen que costarán mucho los errores e inconformidades, entre los que hay que tomar en cuenta no solo los locales, sino los de repercusión federal, como el inadecuado manejo de la pandemia, la economía a la baja y la inseguridad, pero… hay que ver cómo maniobra Morena.

Por un lado el súperdelegado Manuel Huerta está a todo lo que da con los programas federales, abarcando una población beneficiada de casi 2 millones de personas. Jóvenes, campesinos, adultos mayores y muchos más son apoyados, conformando un ejército de pobres que han sentido el respaldo del gobierno de Morena. Por otro, el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, aprieta y jala para la causa de la cuatroté a cuanto actor político se deja. Una de sus acciones más visibles tiene que ver con los alcaldes y lo terminó de hacer público en su reciente comparecencia ante diputados con motivo del segundo informe de gobierno.

Uno de los últimos secretarios de Gobierno que pudo mostrar sus relaciones y cómo se movía en la política veracruzana fue Érick Lagos, quien a su comparecencia llevó hasta al Arzobispo de Xalapa. Ahora, Patrocinio llevó a un buen número de presidentes municipales del PRD y PAN. Esto no solo quiso ser muestra de que no es un represor con los ediles de oposición; también quiso mostrar el control que ejerce.

A estas alturas, PAN, PRI y PRD ya saben qué esperar de sus alcaldes y con quién jugarán en 2021. Una muestra más estuvo en esa comparecencia.

Así que por lo pronto la moneda está en el aire.

Y no debe perderse de vista lo que dirá la base de cada organización, pues los militantes cada vez son más rebeldes, y cómo influirá en el ajedrez de las alianzas la equidad de género en las candidaturas, un gran dolor de cabeza para los partidos. Eso es tan complejo, que hablaremos de ello en próxima columna.

Sobre el proceso electoral federal ya en marcha y el local que arrancará en enero hay opiniones extremas a la hora de predecir resultados. Unos creen que volverá a ganar Morena con buen margen y otros que morderá el polvo el partido de López Obrador.

Esto es parte de la polarización que vive el país, pero la verdad, por ahora, el asunto es una incógnita.

Los pasados resultados en Coahuila e Hidalgo pusieron en la discusión este tema, haciendo más ruido la opinión de que Morena va rumbo a pagar con derrotas por lo que ha hecho mal en sus primeros dos años de gobierno.

Esto tiene sus asegunes, pues hay que tomar en cuenta el predominio de los gobernadores priistas en esos estados. Antes de esos comicios, se exageró al creer que el PRI estaba muerto o que el Movimiento de Regeneración Nacional, con AMLO como estandarte, seguiría ganando cuanta elección se le pusiera enfrente.

Ahora vemos que el dinosaurio aún está ahí, al menos en algunas zonas, aprovechando los errores del presidente López Obrador y demás morenistas, y que Morena no es invencible por el solo hecho de decirle a la gente que es la cuarta transformación en la historia del país y que aglutina a puros honestos. Así que los triunfos de este año no pueden ser tomados como un regreso triunfal priista ni como el inicio de la liquidación de Morena por sus yerros.

Es más, esas derrotas fueron muy a tiempo. Han visto en qué fallaron y pueden corregir. Y al referirnos en qué fallaron y corregirían, no es por el lado de que cambiarán políticas públicas, eso está claro que no; ahora, tras los reveses, están en condiciones de modificar sus acciones de la política como se practica en México.

Lo hizo el Partido Acción Nacional cuando llegó al poder. Varias “técnicas políticas-electorales” que empleaba el Revolucionario Institucional para triunfar, las mejoró y perfeccionó el panismo. El mismo camino se ve ahora. Aquí en Veracruz es lo mismo que a nivel nacional. Unos dicen que costarán mucho los errores e inconformidades, entre los que hay que tomar en cuenta no solo los locales, sino los de repercusión federal, como el inadecuado manejo de la pandemia, la economía a la baja y la inseguridad, pero… hay que ver cómo maniobra Morena.

Por un lado el súperdelegado Manuel Huerta está a todo lo que da con los programas federales, abarcando una población beneficiada de casi 2 millones de personas. Jóvenes, campesinos, adultos mayores y muchos más son apoyados, conformando un ejército de pobres que han sentido el respaldo del gobierno de Morena. Por otro, el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, aprieta y jala para la causa de la cuatroté a cuanto actor político se deja. Una de sus acciones más visibles tiene que ver con los alcaldes y lo terminó de hacer público en su reciente comparecencia ante diputados con motivo del segundo informe de gobierno.

Uno de los últimos secretarios de Gobierno que pudo mostrar sus relaciones y cómo se movía en la política veracruzana fue Érick Lagos, quien a su comparecencia llevó hasta al Arzobispo de Xalapa. Ahora, Patrocinio llevó a un buen número de presidentes municipales del PRD y PAN. Esto no solo quiso ser muestra de que no es un represor con los ediles de oposición; también quiso mostrar el control que ejerce.

A estas alturas, PAN, PRI y PRD ya saben qué esperar de sus alcaldes y con quién jugarán en 2021. Una muestra más estuvo en esa comparecencia.

Así que por lo pronto la moneda está en el aire.

Y no debe perderse de vista lo que dirá la base de cada organización, pues los militantes cada vez son más rebeldes, y cómo influirá en el ajedrez de las alianzas la equidad de género en las candidaturas, un gran dolor de cabeza para los partidos. Eso es tan complejo, que hablaremos de ello en próxima columna.