Al mundo no le aflige, pero sí le importa el contagio de coronavirus que al parecer ha contraído Donald Trump y que el pasado viernes, según reportaron sus médicos, amenazaba severamente la salud del presidente del país más poderoso y rico del planeta.
Y es que el equipo de médicos que cuida a Trump reportó al jefe de gabinete de la Casa Blanca (Mark Meadows) que después del debate sostenido por Trump con Joe Biden, en su revisión de rigor detectaron congestión nasal y fatiga, lo que obligó al jefe del gabinete a convencer al presidente de internarse en el Centro Médico Militar Walter Reed. Donald Trump no requirió oxígeno complementario, su saturación rebasa el 96% y no ha tenido fiebre, motivos más que suficientes para que quienes analizan sus estrategias de campaña siembren la sospecha de que se trata únicamente de un ardid publicitario, en momentos en que, según las encuestas, sus preferencias electorales han disminuido hasta 10%.
Algunas de las razones de esa disminución se basan en el retraso de la vacuna contra el Covid-19, que habría anunciado Trump para ser aplicada a la población norteamericana antes del 2021 y así salvar al mundo; el colapso económico y político internacional que afecta a Estados Unidos y favorece a sus rivales económicos y militares (China, Rusia, etc.); como tercer punto, señalan los observadores de política exterior, la afectación más fuerte ha sido derivada de la ausencia o abandono de foros como el distanciamiento con la OTAN y el retiro del Acuerdo de París, sobre el cambio climático.
Doble contra sencillo, apuestan los conocedores del tema, que la reversión en los resultados electorales del próximo 3 de noviembre favorecerá a Joe Biden, pues el contagio de Covid-19, aún siendo cierto, no aflige al mundo, porque en esta vida ni Trump ni nadie resulta indispensable.
La política exterior de México y el futuro de Marcelo Ebrard, seguramente cambiarán si Donald Trump no repite en la presidencia.
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