/ jueves 6 de diciembre de 2018

El día que Gabo no tuvo dónde escribir

Ocurrió una mañana calurosa, soleada, del viernes 31 de marzo de 2017. En Xalapa sería un día cálido y agradable. En Coatzacoalcos pintaba para un día muy bochornoso, de esos que te obligan a permanecer en la sombra o con el aire acondicionado a todo lo que da.

El entonces gobernador Miguel Ángel Yunes Linares revisaba la prensa matutina y un cintillo en la parte superior del diario Liberal del Sur, de Coatzacoalcos, le llamó la atención.

“ALARMANTE AUMENTO DE SECUESTROS” se leía en altas y de inmediato un bajante con minúsculas: “En lo que va de 2017, Veracruz ocupa el segundo lugar nacional en plagios”, remitiendo la nota a la página 03, en donde se desplegaba a plana completa, con una numeralia detallada: 45 secuestros, 17 casos denunciados en diciembre, 17 casos denunciados en enero, 13 casos denunciados en febrero.

La nota fue firmada por el reportero Ignacio Carvajal, refería que las ciudades con más reportes de este delito son las del sur: Coatzacoalcos, Minatitlán, Cosoleacaque, Las Choapas y Acayucan.

Una persona que estaba cerca del gobernador notó cómo se fue transformando el rostro de Miguel Ángel Yunes Linares, al ver la nota del periódico del Grupo Olmeca, editado en Coatzacoalcos.

De inmediato tomó el teléfono y se habría comunicado en videollamada con el magistrado Edel Álvarez Peña, dueño de este consorcio periodístico que también publica en versión web La Crónica de Xalapa y otros diarios en el sur, en Tabasco y Chiapas.

“¿De qué se trata Edel?”, habría increpado Yunes Linares al presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado. “Así no son las cosas”, “te pido el cese inmediato del director de ese periódico”, indicó, iracundo, con el viejo estilo del autoritarismo, que por cierto, también caracterizó a su archienemigo Javier Duarte de Ochoa.

Edel Álvarez Peña no dijo mucho, sólo tuvo que obedecer. Con Yunes Linares no sólo tenía el control económico y administrativo del Tribunal Superior de Justicia; también el control y casi todas las posiciones del recién creado Tribunal Estatal de Justicia Administrativa (TEJAV); un jugoso convenio económico con los periódicos del Grupo Olmeca; el puesto de su hijo Juan Pablo Álvarez Delong en el Consejo Veracruzano de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico y el control total, con muchas, muchas posiciones en el Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos (ITESCO) en donde colocó a la contadora María Inés Núñez Monreal.

Por eso Edel Álvarez obedeció y le pidió de inmediato a Gabriel García-Márquez, periodista, poeta y escritor, “El Gabo que no ganó el Nobel de Literatura”, como escribió Kristian Antonio Cerino, que dejara la dirección.

Gabriel García-Márquez, hombre leal, tuvo que aceptar y apechugar este acto de autoritarismo de Miguel Ángel Yunes Linares, sabedor de todos los intereses que tenía detrás el magistrado Edel Álvarez Peña.

Autor de Corazón de metal, Relojes llenos de tiempo, Tal vez del fondo del mar, Quiero decirte que te amo y recientemente la novela El lugar común, Gabriel Gamar, como también suele firmar, se retiró del periódico, se exilió de Coatzacoalcos y no volvió a aparecerse en ningún acto público del gobernador Miguel Ángel Yunes.

Su nombre siguió apareciendo en el directorio del Liberal del Sur hasta el lunes 27 de noviembre, cuando en la portada y en la página 2, le dieron una salida digna, merecida, con la nota: “Gabriel García-Márquez deja la dirección general de Liberal del Sur”. “Se cierra el ciclo en que se generó una gran evolución de este medio informativo, rompiendo brechas generacionales al adecuarse a las nuevas tecnologías, pero conservando la esencia del periodismo trascendente”.

Detrás de este hecho está naturalmente el manotazo de Miguel Ángel Yunes Linares por un lado y la obediencia ciega, sumisa, del magistrado Álvarez Peña, el mismo que ahora, al lado del fiscal Jorge Winckler, libera a los duartistas y pretende hacer creer que salen por un pacto con el gobernador Cuitláhuac García Jiménez.

@luisromero85

Ocurrió una mañana calurosa, soleada, del viernes 31 de marzo de 2017. En Xalapa sería un día cálido y agradable. En Coatzacoalcos pintaba para un día muy bochornoso, de esos que te obligan a permanecer en la sombra o con el aire acondicionado a todo lo que da.

El entonces gobernador Miguel Ángel Yunes Linares revisaba la prensa matutina y un cintillo en la parte superior del diario Liberal del Sur, de Coatzacoalcos, le llamó la atención.

“ALARMANTE AUMENTO DE SECUESTROS” se leía en altas y de inmediato un bajante con minúsculas: “En lo que va de 2017, Veracruz ocupa el segundo lugar nacional en plagios”, remitiendo la nota a la página 03, en donde se desplegaba a plana completa, con una numeralia detallada: 45 secuestros, 17 casos denunciados en diciembre, 17 casos denunciados en enero, 13 casos denunciados en febrero.

La nota fue firmada por el reportero Ignacio Carvajal, refería que las ciudades con más reportes de este delito son las del sur: Coatzacoalcos, Minatitlán, Cosoleacaque, Las Choapas y Acayucan.

Una persona que estaba cerca del gobernador notó cómo se fue transformando el rostro de Miguel Ángel Yunes Linares, al ver la nota del periódico del Grupo Olmeca, editado en Coatzacoalcos.

De inmediato tomó el teléfono y se habría comunicado en videollamada con el magistrado Edel Álvarez Peña, dueño de este consorcio periodístico que también publica en versión web La Crónica de Xalapa y otros diarios en el sur, en Tabasco y Chiapas.

“¿De qué se trata Edel?”, habría increpado Yunes Linares al presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado. “Así no son las cosas”, “te pido el cese inmediato del director de ese periódico”, indicó, iracundo, con el viejo estilo del autoritarismo, que por cierto, también caracterizó a su archienemigo Javier Duarte de Ochoa.

Edel Álvarez Peña no dijo mucho, sólo tuvo que obedecer. Con Yunes Linares no sólo tenía el control económico y administrativo del Tribunal Superior de Justicia; también el control y casi todas las posiciones del recién creado Tribunal Estatal de Justicia Administrativa (TEJAV); un jugoso convenio económico con los periódicos del Grupo Olmeca; el puesto de su hijo Juan Pablo Álvarez Delong en el Consejo Veracruzano de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico y el control total, con muchas, muchas posiciones en el Instituto Tecnológico Superior de Coatzacoalcos (ITESCO) en donde colocó a la contadora María Inés Núñez Monreal.

Por eso Edel Álvarez obedeció y le pidió de inmediato a Gabriel García-Márquez, periodista, poeta y escritor, “El Gabo que no ganó el Nobel de Literatura”, como escribió Kristian Antonio Cerino, que dejara la dirección.

Gabriel García-Márquez, hombre leal, tuvo que aceptar y apechugar este acto de autoritarismo de Miguel Ángel Yunes Linares, sabedor de todos los intereses que tenía detrás el magistrado Edel Álvarez Peña.

Autor de Corazón de metal, Relojes llenos de tiempo, Tal vez del fondo del mar, Quiero decirte que te amo y recientemente la novela El lugar común, Gabriel Gamar, como también suele firmar, se retiró del periódico, se exilió de Coatzacoalcos y no volvió a aparecerse en ningún acto público del gobernador Miguel Ángel Yunes.

Su nombre siguió apareciendo en el directorio del Liberal del Sur hasta el lunes 27 de noviembre, cuando en la portada y en la página 2, le dieron una salida digna, merecida, con la nota: “Gabriel García-Márquez deja la dirección general de Liberal del Sur”. “Se cierra el ciclo en que se generó una gran evolución de este medio informativo, rompiendo brechas generacionales al adecuarse a las nuevas tecnologías, pero conservando la esencia del periodismo trascendente”.

Detrás de este hecho está naturalmente el manotazo de Miguel Ángel Yunes Linares por un lado y la obediencia ciega, sumisa, del magistrado Álvarez Peña, el mismo que ahora, al lado del fiscal Jorge Winckler, libera a los duartistas y pretende hacer creer que salen por un pacto con el gobernador Cuitláhuac García Jiménez.

@luisromero85