/ miércoles 14 de marzo de 2018

El episodio de EPN y Yunes

El Presidente Enrique Peña vino a Veracruz para la inauguración de un granelero y acabó protagonizando, junto con el Gobernador Miguel Ángel Yunes, la clásica dinámica del “policía bueno, policía malo” (good cop, bad cop), muy explotada por el cine hollywoodense, pero ahora, casualmente, en la tercera entidad con más votantes del país.

Aunque Yunes Linares acabó diciendo que los veracruzanos no sufragarán por Meade, Anaya o AMLO, pues a los tres les “repartió caña” (quizá cometió un error de discurso), el gancho al hígado fue para el tabasqueño y su famoso tigre, a los otros dos les acercó sólo un “golpe ligero”. Mientras el panista le daba al de Morena en el micrófono, Peña Nieto asentía con la cabeza y dibujaba una ligera sonrisa.

Varias cosas quedaron claras después de lo ocurrido en Perote, Veracruz:

1. Yunes y Peña, con o sin previo acuerdo (como sea), coincidieron en atizarle a López Obrador: el Gobernador en su discurso, y el Presidente de manera no verbal, evidenciando una “quizá” premeditada y momentánea alianza.

2. El Gobernador le dejó claro a EPN que de todos los candidatos a la presidencia, el que seguirá encontrando obstáculos en Veracruz, más aún si busca pelea, como habitualmente lo hace, será AMLO.

3. No habrá tarjeta amarilla del INE para EPN, y aunque el Presidente “no iba preparado” y según sólo tocaría el tema electoral de “ladito”, acabó haciéndolo de frente, “provocado” (eso sí) por el “pie” que le dio Yunes.

4. Peña habló bien, no se equivocó ni proporcionó material para mofas en redes sociales o producción en serie de “memes”, al menos por esta ocasión. Cuando el Presidente respondió la “palmada” a Anaya por parte de Yunes, diciendo que todo aquel que “le entra a esto” puede ser ventilado hasta por las novias que tuvo, lo hizo en un ambiente terso, cordial. EPN y Yunes se pusieron bien de acuerdo, aunque no lo hicieran en realidad.

5. Un enviado del Presidente fue por el discurso de Yunes, apenas se había sentado en su lugar. Lo tomó de las manos del panista. EPN lo vio y supo qué decir y de qué manera justificar su “intromisión electoral”. Lo ocurrido en Veracruz varios podrían interpretarlo como un guiño entre políticos.

6. Producto de estos presuntos gestos amistosos, hay quienes observan un acuerdo entre Yunes y EPN que desembocaría en “Veracruz para el hijo del Gobernador, y derrota anunciada del priísta José Yunes”. Se me antoja complicado, no veo al Senador con licencia prestándose a jugar una “partida perdida”, como lo señaló ya el propio candidato.

El episodio Peña-Yunes en Perote, lo dicho por ambos y los supuestos “guiños”, dejan aún más interesante el panorama ante una eventual victoria de AMLO en la Presidencial. ¿Cómo actuaría el “domador” del tigre al venir a Veracruz si alguno de los Yunes ganara? No puedo esperar a verlo. ¿Se dará el escenario? Por fortuna, falta mucho show electoral.


alejandroaguirre77@gmail.com

Twitter: @aaguirre_g

www.alejandroaguirre.com.mx


El Presidente Enrique Peña vino a Veracruz para la inauguración de un granelero y acabó protagonizando, junto con el Gobernador Miguel Ángel Yunes, la clásica dinámica del “policía bueno, policía malo” (good cop, bad cop), muy explotada por el cine hollywoodense, pero ahora, casualmente, en la tercera entidad con más votantes del país.

Aunque Yunes Linares acabó diciendo que los veracruzanos no sufragarán por Meade, Anaya o AMLO, pues a los tres les “repartió caña” (quizá cometió un error de discurso), el gancho al hígado fue para el tabasqueño y su famoso tigre, a los otros dos les acercó sólo un “golpe ligero”. Mientras el panista le daba al de Morena en el micrófono, Peña Nieto asentía con la cabeza y dibujaba una ligera sonrisa.

Varias cosas quedaron claras después de lo ocurrido en Perote, Veracruz:

1. Yunes y Peña, con o sin previo acuerdo (como sea), coincidieron en atizarle a López Obrador: el Gobernador en su discurso, y el Presidente de manera no verbal, evidenciando una “quizá” premeditada y momentánea alianza.

2. El Gobernador le dejó claro a EPN que de todos los candidatos a la presidencia, el que seguirá encontrando obstáculos en Veracruz, más aún si busca pelea, como habitualmente lo hace, será AMLO.

3. No habrá tarjeta amarilla del INE para EPN, y aunque el Presidente “no iba preparado” y según sólo tocaría el tema electoral de “ladito”, acabó haciéndolo de frente, “provocado” (eso sí) por el “pie” que le dio Yunes.

4. Peña habló bien, no se equivocó ni proporcionó material para mofas en redes sociales o producción en serie de “memes”, al menos por esta ocasión. Cuando el Presidente respondió la “palmada” a Anaya por parte de Yunes, diciendo que todo aquel que “le entra a esto” puede ser ventilado hasta por las novias que tuvo, lo hizo en un ambiente terso, cordial. EPN y Yunes se pusieron bien de acuerdo, aunque no lo hicieran en realidad.

5. Un enviado del Presidente fue por el discurso de Yunes, apenas se había sentado en su lugar. Lo tomó de las manos del panista. EPN lo vio y supo qué decir y de qué manera justificar su “intromisión electoral”. Lo ocurrido en Veracruz varios podrían interpretarlo como un guiño entre políticos.

6. Producto de estos presuntos gestos amistosos, hay quienes observan un acuerdo entre Yunes y EPN que desembocaría en “Veracruz para el hijo del Gobernador, y derrota anunciada del priísta José Yunes”. Se me antoja complicado, no veo al Senador con licencia prestándose a jugar una “partida perdida”, como lo señaló ya el propio candidato.

El episodio Peña-Yunes en Perote, lo dicho por ambos y los supuestos “guiños”, dejan aún más interesante el panorama ante una eventual victoria de AMLO en la Presidencial. ¿Cómo actuaría el “domador” del tigre al venir a Veracruz si alguno de los Yunes ganara? No puedo esperar a verlo. ¿Se dará el escenario? Por fortuna, falta mucho show electoral.


alejandroaguirre77@gmail.com

Twitter: @aaguirre_g

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