/ miércoles 12 de febrero de 2020

El estadista jarocho

Nadie votó en Veracruz por AMLO para presidente de la República, y por añadidura para elegir a su góber jarocho, para que el góber ande con el gabinete legal y ampliado metido en ocurrencias, digamos, geniales, propias de la sociedad de alumnos de la escuela primaria de Macuiltépetl.

Por ejemplo, pintar las fachadas de las casas de los vecinos, barrer las calles, levantar la basura mal puesta, pintarrajear las bancas del parque, remodelar los kioscos pueblerinos, dar una pintada a la iglesia o capilla, sembrar florecitas en los jardines públicos (y que antes hizo el secretario de Seguridad Pública), propia, además, y en todo caso, de los boy scouts.

Y más cuando el programita social (hasta ahí les alcanzaron las neuronas) creando y recreando unas brigadas llamas “Orgullo Veracruzano” luego del “Veracruz se antoja”. La dinastía política de MORENA encaramada en el trono imperial y faraónico inspira ternura, digamos, como los padres orgullosos del hijo con el diploma de universitario.

El politólogo y psicólogo Ramón Benítez dice, por ejemplo, que el objetivo es desviar la atención de los gravísimas pendientes sociales (la inseguridad, la impunidad, el primer lugar nacional en feminicidios y secuestros, y el desempleo y el subempleo), digamos, como un reality-show televisivo, o como Vítor con su programa “Cien mexicanos dijieron”.

También, claro, “la ocurrencia genial” (Pedro Aspe hablando del desempleo) expresa una vez más la madurez del góber jarocho a partir de su cultura universal del sabadaba, el fifí, el salsero y el catrinero.

Incluso, hasta aquel paseíto en la vía pública cuando su toma de posesión con una chica, una modelo, parece de Liverpool, tomaditos de la mano, felices de estar juntos.

Más o menos, a la altura de “El besucón”, el fotomontaje, ajá y que dijera el góber jarocho, sobre el besito del secretario de Salud a un chico sureño.

Y más, cuando en nombre de la vanidad frívola lo anunciara en evento público para que todos los pueblos de Veracruz (más de 2,500 comunidades) levanten la mano y sean los primeros en ser palomeados y felices, exclamar, el góber pintó la fachada de mi casa.

En todo caso, y luego de la ternura rindiendo honores a Gadafi, nadie descartaría que para ellos se trata de jugada magistral para ganar votos en el año 2021.

En el fondo quizá el góber jarocho ideó pintar fachadas y sembrar florecitas en los parques a partir del tequio, el más fabuloso programa social desde antes de Cristo en el mundo.

Acaso habrían querido inmolarse en la vía pública y despertar el asombro y la admiración del presidente de la república.

Pero, bueno, mientras Antonio López de Santa Anna se quitaba el aburrimiento en la tarea de gobernar nombrando un interino y acompañado de una mulata sabrosa se iba de pueblo en pueblo a emborracharse, jugar cartas y hacer el sexo, ahora, cada fin de semana, el góber y su gabinete “dejarán sus labores para dedicarse a pintar, barrer y rescatar los espacios públicos” (Notiver, 11 de febrero). ¡Hosanna, hosanna!

Ni siquiera, vaya, cuando el cacique de Huayacototla, Luis Rivera Mendoza, mató con sus pistoleros a una familia, entre ellos, a una bebé de 2 años, y con tiro de gracia, el gobernador Fernando Gutiérrez Barrios se puso al frente de su aparato policiaco para cazarlos en la Sierra Madre Oriental pues envió a su eficaz equipo de seguridad.

Nunca el góber jarocho fue líder estudiantil en el kínder, pero ahora, todo indica, ha decidido rescatar el activismo de los boy scout.

Nadie votó en Veracruz por AMLO para presidente de la República, y por añadidura para elegir a su góber jarocho, para que el góber ande con el gabinete legal y ampliado metido en ocurrencias, digamos, geniales, propias de la sociedad de alumnos de la escuela primaria de Macuiltépetl.

Por ejemplo, pintar las fachadas de las casas de los vecinos, barrer las calles, levantar la basura mal puesta, pintarrajear las bancas del parque, remodelar los kioscos pueblerinos, dar una pintada a la iglesia o capilla, sembrar florecitas en los jardines públicos (y que antes hizo el secretario de Seguridad Pública), propia, además, y en todo caso, de los boy scouts.

Y más cuando el programita social (hasta ahí les alcanzaron las neuronas) creando y recreando unas brigadas llamas “Orgullo Veracruzano” luego del “Veracruz se antoja”. La dinastía política de MORENA encaramada en el trono imperial y faraónico inspira ternura, digamos, como los padres orgullosos del hijo con el diploma de universitario.

El politólogo y psicólogo Ramón Benítez dice, por ejemplo, que el objetivo es desviar la atención de los gravísimas pendientes sociales (la inseguridad, la impunidad, el primer lugar nacional en feminicidios y secuestros, y el desempleo y el subempleo), digamos, como un reality-show televisivo, o como Vítor con su programa “Cien mexicanos dijieron”.

También, claro, “la ocurrencia genial” (Pedro Aspe hablando del desempleo) expresa una vez más la madurez del góber jarocho a partir de su cultura universal del sabadaba, el fifí, el salsero y el catrinero.

Incluso, hasta aquel paseíto en la vía pública cuando su toma de posesión con una chica, una modelo, parece de Liverpool, tomaditos de la mano, felices de estar juntos.

Más o menos, a la altura de “El besucón”, el fotomontaje, ajá y que dijera el góber jarocho, sobre el besito del secretario de Salud a un chico sureño.

Y más, cuando en nombre de la vanidad frívola lo anunciara en evento público para que todos los pueblos de Veracruz (más de 2,500 comunidades) levanten la mano y sean los primeros en ser palomeados y felices, exclamar, el góber pintó la fachada de mi casa.

En todo caso, y luego de la ternura rindiendo honores a Gadafi, nadie descartaría que para ellos se trata de jugada magistral para ganar votos en el año 2021.

En el fondo quizá el góber jarocho ideó pintar fachadas y sembrar florecitas en los parques a partir del tequio, el más fabuloso programa social desde antes de Cristo en el mundo.

Acaso habrían querido inmolarse en la vía pública y despertar el asombro y la admiración del presidente de la república.

Pero, bueno, mientras Antonio López de Santa Anna se quitaba el aburrimiento en la tarea de gobernar nombrando un interino y acompañado de una mulata sabrosa se iba de pueblo en pueblo a emborracharse, jugar cartas y hacer el sexo, ahora, cada fin de semana, el góber y su gabinete “dejarán sus labores para dedicarse a pintar, barrer y rescatar los espacios públicos” (Notiver, 11 de febrero). ¡Hosanna, hosanna!

Ni siquiera, vaya, cuando el cacique de Huayacototla, Luis Rivera Mendoza, mató con sus pistoleros a una familia, entre ellos, a una bebé de 2 años, y con tiro de gracia, el gobernador Fernando Gutiérrez Barrios se puso al frente de su aparato policiaco para cazarlos en la Sierra Madre Oriental pues envió a su eficaz equipo de seguridad.

Nunca el góber jarocho fue líder estudiantil en el kínder, pero ahora, todo indica, ha decidido rescatar el activismo de los boy scout.

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