/ domingo 9 de septiembre de 2018

El horror de los cementerios clandestinos

Estremece conocer lo descubierto en el último cementerio clandestino localizado en Veracruz, donde encontraron 174 cráneos y miles de restos óseos que estudios científicos establecen que tienen al menos dos años en esas fosas, otra vez en la comunidad Arbolillo de Alvarado, donde el año pasado extrajeron 47 cadáveres.

Sería éste el segundo cementerio clandestino más grande del país, penosamente ubicado en la entidad veracruzana, después del que fue localizado en Colinas de Santa Fé, a 10 minutos del puerto de Veracruz, donde han contabilizado 295 cráneos, aunque aún falta de revisar un área adyacente al libramiento Kilómetro 13.5 que, según han denunciado desde 2014 representantes de colectivos de búsqueda de familiares desaparecidos, podrían contener otros 500 cuerpos sepultados clandestinamente, revisión extrañamente demorada por las autoridades de la Fiscalía General del estado. ¿Cuántas fosas más existen en el mapa estatal e irán descubriéndose en el transcurso de las próximas semanas, meses o años? Es de imaginarse que muchos más. Lo conocido y visto horroriza, y debe ser un martirio para las familias de las víctimas asistir a reconocer pertenencias de sus seres queridos en los catálogos de ropa y otros artículos que puso a disposición la FGE, entre los que se encuentran prendas de vestir de bebés. Esta situación coloca al estado entre los más violentos e inseguros del país, y desde el nuevo gobierno de la República debe estar considerándose incluir a Veracruz entre las zonas de más alta tasa de delitos de alto impacto, como en la Ciudad de México y municipios conurbados con el estado de México, Guadalajara-Monterrey, Cancún-Playa del Carmen, Los Cabos-Puerto Vallarta, y otras 254 zonas de México. El plan que se elabora desde ahora consideraría el envío a estos lugares de grupos de mil elementos élite, entre soldados, marinos y policías federales, sumándose a las acciones de las policías estatales y locales, cuya operación tendría como fin inmediato bajar esas tasas de criminalidad y restablecer la seguridad pública. Los hechos, la barbarie que se presenta en Veracruz desde hace más de dos décadas, lo justifica. La seguridad, sin duda, es el mayor clamor de los veracruzanos, quienes viven con el alma en vilo, temerosos no solamente por su propia integridad, sobre todo por lo que en cualquier momento puede ocurrirle a sus seres queridos. También es lamentable que las autoridades no escuchen las peticiones de los colectivos de búsqueda de familiares, y por esta razón haya distanciamiento y éste no se enmiende. Aún hay tiempo para rectificar, esto es mejor aunque sea tardíamente.

PRESIONAN CAMIONEROS. Los empresarios transportistas presionan al Gobierno del Estado con actos que nada tienen que ver con la rentabilidad que argumentan no tener por la prestación de este servicio público con las tarifas actuales, y por la cual pretenden que los autoricen a subir a 10 pesos el boleto, sin descuento para estudiantes y personas de la tercera edad. Por un lado, anuncian que salen de la circulación los autobuses de las rutas Playa Villa del Mar, Ylang Ylang y la ruta de la zona norte Granjas, debido a que la baja demanda hace incosteable mantener el servicio y, en paralelo, reducen al mínimo la circulación de autobuses de las demás rutas. Cierto es que la rutas que cancelan definitivamente su servicio tienen pocos usuarios, pero eso es debido a la saturación e invasión de otras líneas, y eso no es culpa de los usuarios. Lo otro, en realidad es un incumplimiento que el gobierno comienza a tolerar y si no lo frena ahora, después será difícil. ¿No tienen utilidades? Pues deberían devolver, renunciar a esas concesiones y que otros transportistas entren al negocio. Eso no va a suceder, simplemente porque sí es negocio para ellos, aunque se entiende que con el aumento a los combustibles ya no sea el grandísimo negocio que fue en otros tiempos. No, el transporte debe tener un ordenamiento, y no como el que se anunció que no sirvió a los ciudadanos. Es necesario dignificar el transporte público, modernizarlo, los veracruzanos lo merecen.

opedro2006@gmail.com


Estremece conocer lo descubierto en el último cementerio clandestino localizado en Veracruz, donde encontraron 174 cráneos y miles de restos óseos que estudios científicos establecen que tienen al menos dos años en esas fosas, otra vez en la comunidad Arbolillo de Alvarado, donde el año pasado extrajeron 47 cadáveres.

Sería éste el segundo cementerio clandestino más grande del país, penosamente ubicado en la entidad veracruzana, después del que fue localizado en Colinas de Santa Fé, a 10 minutos del puerto de Veracruz, donde han contabilizado 295 cráneos, aunque aún falta de revisar un área adyacente al libramiento Kilómetro 13.5 que, según han denunciado desde 2014 representantes de colectivos de búsqueda de familiares desaparecidos, podrían contener otros 500 cuerpos sepultados clandestinamente, revisión extrañamente demorada por las autoridades de la Fiscalía General del estado. ¿Cuántas fosas más existen en el mapa estatal e irán descubriéndose en el transcurso de las próximas semanas, meses o años? Es de imaginarse que muchos más. Lo conocido y visto horroriza, y debe ser un martirio para las familias de las víctimas asistir a reconocer pertenencias de sus seres queridos en los catálogos de ropa y otros artículos que puso a disposición la FGE, entre los que se encuentran prendas de vestir de bebés. Esta situación coloca al estado entre los más violentos e inseguros del país, y desde el nuevo gobierno de la República debe estar considerándose incluir a Veracruz entre las zonas de más alta tasa de delitos de alto impacto, como en la Ciudad de México y municipios conurbados con el estado de México, Guadalajara-Monterrey, Cancún-Playa del Carmen, Los Cabos-Puerto Vallarta, y otras 254 zonas de México. El plan que se elabora desde ahora consideraría el envío a estos lugares de grupos de mil elementos élite, entre soldados, marinos y policías federales, sumándose a las acciones de las policías estatales y locales, cuya operación tendría como fin inmediato bajar esas tasas de criminalidad y restablecer la seguridad pública. Los hechos, la barbarie que se presenta en Veracruz desde hace más de dos décadas, lo justifica. La seguridad, sin duda, es el mayor clamor de los veracruzanos, quienes viven con el alma en vilo, temerosos no solamente por su propia integridad, sobre todo por lo que en cualquier momento puede ocurrirle a sus seres queridos. También es lamentable que las autoridades no escuchen las peticiones de los colectivos de búsqueda de familiares, y por esta razón haya distanciamiento y éste no se enmiende. Aún hay tiempo para rectificar, esto es mejor aunque sea tardíamente.

PRESIONAN CAMIONEROS. Los empresarios transportistas presionan al Gobierno del Estado con actos que nada tienen que ver con la rentabilidad que argumentan no tener por la prestación de este servicio público con las tarifas actuales, y por la cual pretenden que los autoricen a subir a 10 pesos el boleto, sin descuento para estudiantes y personas de la tercera edad. Por un lado, anuncian que salen de la circulación los autobuses de las rutas Playa Villa del Mar, Ylang Ylang y la ruta de la zona norte Granjas, debido a que la baja demanda hace incosteable mantener el servicio y, en paralelo, reducen al mínimo la circulación de autobuses de las demás rutas. Cierto es que la rutas que cancelan definitivamente su servicio tienen pocos usuarios, pero eso es debido a la saturación e invasión de otras líneas, y eso no es culpa de los usuarios. Lo otro, en realidad es un incumplimiento que el gobierno comienza a tolerar y si no lo frena ahora, después será difícil. ¿No tienen utilidades? Pues deberían devolver, renunciar a esas concesiones y que otros transportistas entren al negocio. Eso no va a suceder, simplemente porque sí es negocio para ellos, aunque se entiende que con el aumento a los combustibles ya no sea el grandísimo negocio que fue en otros tiempos. No, el transporte debe tener un ordenamiento, y no como el que se anunció que no sirvió a los ciudadanos. Es necesario dignificar el transporte público, modernizarlo, los veracruzanos lo merecen.

opedro2006@gmail.com