/ miércoles 2 de septiembre de 2020

El mejor gobierno, en el peor momento, va directo al Estado fallido

Después del segundo informe de gobierno de AMLO, al conocer el monto estimado de los ingresos por “remesas”que los migrantes mexicanos laborando en Estados Unidos remiten casi en su totalidad a sus familias para completar su diario sustento en nuestro país, los 40 mil millones de dólares que anunció AMLO y que este año formarán parte del PIB rebasan por mucho el ingreso petrolero que durante el presente ejercicio sufrió varios descalabros y redujo considerablemente la recaudación por esos conceptos.

Primero fue la baja en el precio internacional del petróleo, que la secretaria de Energía no pudo sortear en la reunión mundial de la OPEP; el segundo ingrediente lo constituyó la gran inversión al presupuesto (pero con un reducido impacto económico) por cuanto hace al combate al huachicol, que favorecería a las finanzas de Pemex pero se quedó en un mero intento de combate a la corrupción, especialmente a los ladrones de gasolina, incluidos entre ellos a extrabajadores y funcionarios de la paraestatal, quienes siguen en plena impunidad, medrando de lo que fuera la principal riqueza nacional.

Ningún mexicano acepta un triunfalismo o post verdad que descansa en premisas que caen por su propio peso, puesto que de los casi 5 billones de pesos que conforman el presupuesto del gobierno Federal para el ejercicio fiscal anual, una quinta parte se integra con el esfuerzo de los mexicanos que lograron cruzar la frontera norte en busca del sueño americano, antes, mucho antes, de la increíble “amistad” que ha venido exaltando el racista y reeleccionista Donald Trump respecto al presidente de México.

López Obrador también culpará al pasado de que los paisanos que sacrifican sus recursos para enviar remesas a sus familias sean, hoy por hoy, el principal bastión de la economía nacional y no el gobierno de la 4T, que todo el tiempo se vanagloria despojando a otros de sus aciertos, sin aceptar el cúmulo de errores en su quehacer político.

Pitágoras nos enseñó que los números no mienten y en tal sentido ahora resulta que en tiempos de la 4T es más redituable para el país tener miles de migrantes mexicanos enviando remesas, a costa del sacrificio de abandonar a sus familias y a su patria, que hacer un cambio verdadero en la administración de la paraestatal Pemex y un plan de reestructuración económica y financiera que genere utilidades a México.

Después del segundo informe de gobierno de AMLO, al conocer el monto estimado de los ingresos por “remesas”que los migrantes mexicanos laborando en Estados Unidos remiten casi en su totalidad a sus familias para completar su diario sustento en nuestro país, los 40 mil millones de dólares que anunció AMLO y que este año formarán parte del PIB rebasan por mucho el ingreso petrolero que durante el presente ejercicio sufrió varios descalabros y redujo considerablemente la recaudación por esos conceptos.

Primero fue la baja en el precio internacional del petróleo, que la secretaria de Energía no pudo sortear en la reunión mundial de la OPEP; el segundo ingrediente lo constituyó la gran inversión al presupuesto (pero con un reducido impacto económico) por cuanto hace al combate al huachicol, que favorecería a las finanzas de Pemex pero se quedó en un mero intento de combate a la corrupción, especialmente a los ladrones de gasolina, incluidos entre ellos a extrabajadores y funcionarios de la paraestatal, quienes siguen en plena impunidad, medrando de lo que fuera la principal riqueza nacional.

Ningún mexicano acepta un triunfalismo o post verdad que descansa en premisas que caen por su propio peso, puesto que de los casi 5 billones de pesos que conforman el presupuesto del gobierno Federal para el ejercicio fiscal anual, una quinta parte se integra con el esfuerzo de los mexicanos que lograron cruzar la frontera norte en busca del sueño americano, antes, mucho antes, de la increíble “amistad” que ha venido exaltando el racista y reeleccionista Donald Trump respecto al presidente de México.

López Obrador también culpará al pasado de que los paisanos que sacrifican sus recursos para enviar remesas a sus familias sean, hoy por hoy, el principal bastión de la economía nacional y no el gobierno de la 4T, que todo el tiempo se vanagloria despojando a otros de sus aciertos, sin aceptar el cúmulo de errores en su quehacer político.

Pitágoras nos enseñó que los números no mienten y en tal sentido ahora resulta que en tiempos de la 4T es más redituable para el país tener miles de migrantes mexicanos enviando remesas, a costa del sacrificio de abandonar a sus familias y a su patria, que hacer un cambio verdadero en la administración de la paraestatal Pemex y un plan de reestructuración económica y financiera que genere utilidades a México.