/ martes 8 de diciembre de 2020

El mundo paralelo de AMLO

El pasado 1 de diciembre la explanada de Palacio Nacional fue sede del mensaje de Andrés Manuel López Obrador...

Por su segundo año como presidente, en el que la mayoría de los mexicanos esperábamos que nos informara y diera soluciones para resolver el fatídico escenario actual en el que está sumergido el país.

Su mensaje, en el que informó de los 24 meses que van de su desastrosa administración, fue más bien un acto más de campaña. No comunicó sobre los datos duros que sufre la economía mexicana, la crisis de salud ante una emergencia sanitaria que sacude al mundo y el enorme problema de inseguridad que vivimos día con día.

AMLO expuso como uno de sus primeros “logros” el hecho de trasladarse con su esposa en un automóvil normal, el día de su toma de protesta, “sin el aparato del Estado Mayor Presidencial ni la acostumbrada parafernalia de poder”, lo contrario a sus giras presidenciales, en las que se le ha observado acompañado por el convoy de este cuerpo de seguridad.

Acto seguido, explicó que el día de su toma de protesta atendió en Palacio Nacional a los jefes de Estado e invitados especiales, y en el Zócalo capitalino se dirigió al pueblo para prometerle su frase más usada: “no mentir, no robar, no traicionar”, además de proclamar los 100 compromisos que “pondría” en práctica.

Pero en su mundo paralelo, los mexicanos “tenemos otros datos”. Tan solo el día anterior a su informe, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) comunicó que de las 4.9 millones de unidades económicas registradas en el Censo Económico del 2019, cerraron sus puertas un millón 10 mil 857 negocios.

Es decir, más de un millón de micros, pequeñas y medianas empresas cerraron sus puertas definitivamente en los últimos 17 meses, y se espera que haya más en los siguientes meses, según datos del INEGI.

Pero eso no parece preocupar al presidente, él continúa con sus asiduos actos de campaña, piensa que sigue siendo el candidato y no el presidente de una nación que se encuentra en la antesala del desastre; él sigue con los mítines llenos de demagogia, populismo y mucha irresponsabilidad, donde no distingue sus deseos con la realidad.

En el mundo paralelo del Presidente, dijo que él tiene otros datos sobre lo que informó el INEGI y dijo con todas sus palabras: “Estamos recuperando los empleos, no tenemos escasez de alimentos, no hay carestía de la vida, no hay devaluación del peso, no nos hemos endeudado, no hemos aumentado los impuestos, vale menos la gasolina que el 1 de diciembre de 2018 cuando entré; ahí vamos avanzando”.

Creo que yo y muchos mexicanos quisiéramos vivir en el país de López Obrador, donde no existan 109 mil muertos por el Covid-19, producto de una mala estrategia tomada ante una crisis sanitaria que está dejando un impacto económico severo, y en nada ayudan las políticas tomadas de quien nos dirige.

En el México real, donde vivimos más de 125 millones de habitantes, además de la pandemia, ha vivido en estos meses adversidades de la naturaleza, donde no se pueden utilizar los subsidios que servirían para apoyar a las personas más vulnerables, que al día de hoy siguen afectadas, sin embargo, en su informe dijo que se han dado créditos a las pequeñas empresas.

Ojalá que el deseo del presidente se haga realidad y que en marzo próximo, como pronosticó que llegará la recuperación y el mercado laboral habrá recuperado el nivel de la prepandemia, con más de 20 millones de trabajadores, sin embargo, las previsiones de la OCDE estiman que México caerá un 9.6 por ciento este año y que se recuperará un ritmo de 3 por ciento en 2021.

Casi para concluir su segundo informe de gobierno, que duró más de 40 minutos, López Obrador añadió que ha cumplido con parte de las 100 promesas que se comprometió al iniciar su gestión, y sólo quedan tres pendientes: “la descentralización del gobierno federal, el desarrollo de las energías renovables y encontrar la verdad del caso Ayotzinapa”.

Pero en estos dos años hemos visto que sólo fue una ilusión su mal llamado combate a la corrupción, si no preguntémosle a su prima Felipa; el crecimiento del PIB fue una ficción, el progreso en la seguridad pública sigue como utopía, y el apoyo a los mexicanos en salud, insumos médicos, trabajo y seguridad social, sigue solo en la imaginación de un populista.

Senador por Veracruz del PAN

El pasado 1 de diciembre la explanada de Palacio Nacional fue sede del mensaje de Andrés Manuel López Obrador...

Por su segundo año como presidente, en el que la mayoría de los mexicanos esperábamos que nos informara y diera soluciones para resolver el fatídico escenario actual en el que está sumergido el país.

Su mensaje, en el que informó de los 24 meses que van de su desastrosa administración, fue más bien un acto más de campaña. No comunicó sobre los datos duros que sufre la economía mexicana, la crisis de salud ante una emergencia sanitaria que sacude al mundo y el enorme problema de inseguridad que vivimos día con día.

AMLO expuso como uno de sus primeros “logros” el hecho de trasladarse con su esposa en un automóvil normal, el día de su toma de protesta, “sin el aparato del Estado Mayor Presidencial ni la acostumbrada parafernalia de poder”, lo contrario a sus giras presidenciales, en las que se le ha observado acompañado por el convoy de este cuerpo de seguridad.

Acto seguido, explicó que el día de su toma de protesta atendió en Palacio Nacional a los jefes de Estado e invitados especiales, y en el Zócalo capitalino se dirigió al pueblo para prometerle su frase más usada: “no mentir, no robar, no traicionar”, además de proclamar los 100 compromisos que “pondría” en práctica.

Pero en su mundo paralelo, los mexicanos “tenemos otros datos”. Tan solo el día anterior a su informe, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) comunicó que de las 4.9 millones de unidades económicas registradas en el Censo Económico del 2019, cerraron sus puertas un millón 10 mil 857 negocios.

Es decir, más de un millón de micros, pequeñas y medianas empresas cerraron sus puertas definitivamente en los últimos 17 meses, y se espera que haya más en los siguientes meses, según datos del INEGI.

Pero eso no parece preocupar al presidente, él continúa con sus asiduos actos de campaña, piensa que sigue siendo el candidato y no el presidente de una nación que se encuentra en la antesala del desastre; él sigue con los mítines llenos de demagogia, populismo y mucha irresponsabilidad, donde no distingue sus deseos con la realidad.

En el mundo paralelo del Presidente, dijo que él tiene otros datos sobre lo que informó el INEGI y dijo con todas sus palabras: “Estamos recuperando los empleos, no tenemos escasez de alimentos, no hay carestía de la vida, no hay devaluación del peso, no nos hemos endeudado, no hemos aumentado los impuestos, vale menos la gasolina que el 1 de diciembre de 2018 cuando entré; ahí vamos avanzando”.

Creo que yo y muchos mexicanos quisiéramos vivir en el país de López Obrador, donde no existan 109 mil muertos por el Covid-19, producto de una mala estrategia tomada ante una crisis sanitaria que está dejando un impacto económico severo, y en nada ayudan las políticas tomadas de quien nos dirige.

En el México real, donde vivimos más de 125 millones de habitantes, además de la pandemia, ha vivido en estos meses adversidades de la naturaleza, donde no se pueden utilizar los subsidios que servirían para apoyar a las personas más vulnerables, que al día de hoy siguen afectadas, sin embargo, en su informe dijo que se han dado créditos a las pequeñas empresas.

Ojalá que el deseo del presidente se haga realidad y que en marzo próximo, como pronosticó que llegará la recuperación y el mercado laboral habrá recuperado el nivel de la prepandemia, con más de 20 millones de trabajadores, sin embargo, las previsiones de la OCDE estiman que México caerá un 9.6 por ciento este año y que se recuperará un ritmo de 3 por ciento en 2021.

Casi para concluir su segundo informe de gobierno, que duró más de 40 minutos, López Obrador añadió que ha cumplido con parte de las 100 promesas que se comprometió al iniciar su gestión, y sólo quedan tres pendientes: “la descentralización del gobierno federal, el desarrollo de las energías renovables y encontrar la verdad del caso Ayotzinapa”.

Pero en estos dos años hemos visto que sólo fue una ilusión su mal llamado combate a la corrupción, si no preguntémosle a su prima Felipa; el crecimiento del PIB fue una ficción, el progreso en la seguridad pública sigue como utopía, y el apoyo a los mexicanos en salud, insumos médicos, trabajo y seguridad social, sigue solo en la imaginación de un populista.

Senador por Veracruz del PAN