/ viernes 13 de diciembre de 2019

El pasivo ambiental en Veracruz

Durante la conferencia mañanera del presidente López Obrador de este jueves, llamaron la atención las palabras del titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Manuel Toledo, con relación a los pasivos ambientales.

Se refirió el funcionario a la necesidad de resolver los “infiernos ambientales” que se registran en diferentes puntos de la geografía nacional, como Veracruz por ejemplo.

Dijo que la dependencia a su cargo ha atendido 44 conflictos derivados de problemas ambientales y reconoció el activismo que realizan organizaciones no gubernamentales que trabajan en pro del cuidado ambiental.

En Veracruz hay varios ejemplos que vale la pena retomar, como el que representa La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (LAVIDA), que se ha concentrado en el trabajo contra la devastación ambiental.

LAVIDA se integró en 2010 y desde entonces ha desarrollado una tarea para impedir daños al entorno y ha abanderado causas diversas, como la relacionada con los proyectos hidroeléctricos sobre el río Blanco, Los Pescados, La Antigua, Bobos-Nautla y Apatlahuaya.

La organización ambientalista veracruzana ha sido también férrea crítica a los proyectos de minería a cielo abierto, como Caballo Blanco; y se ha opuesto a la técnica de la fractura hidráulica, fracking le llaman en la industria petrolera, para la extracción de gas.

Destacable también es el trabajo de LAVIDA para alertar sobre el impacto ambiental de la actividad petrolera y sobre la vulnerabilidad de las cuencas.

En ese contexto, LAVIDA ha sido referencia en la lucha en favor del medio ambiente en Veracruz.

Pues bien, de forma indirecta, las palabras del titular de la Semarnat se refirieron a la lucha y a la resistencia de organizaciones ambientalistas.

El tema tiene mucha importancia, dado los enormes pasivos ambientales que registra la entidad.

Recordemos que prácticamente no hay río o arroyo en Veracruz sin graves problemas de contaminación; por si fuera poco, en la entidad operan tiraderos de basura a cielo abierto que constituyen enormes focos de contaminación. Además, la industria petrolera, y la amenaza que significa la minería también representan daños al entorno ambiental.

Lo peor es que en Veracruz, como en todo el país, han sido limitados los esfuerzos de la autoridad por atender las denuncias de los ambientalistas. Los éxitos de LAVIDA, por ejemplo, se han registrado a pesar y no gracias a instancias gubernamentales; los basureros han sido tolerados y no se obliga a los municipios a instalar rellenos sanitarios, a pesar de que así lo marcan las normas de la materia.

De hecho, el trabajo gubernamental para meter en cintura a las autoridades de municipios que no cuentan con espacios adecuados para el confinamiento de los desechos urbanos es más bien reciente, porque hasta hace relativamente poco lo que prevalecía era la complicidad y la simulación.

Al final, lo importante es que la autoridad reconozca los problemas de contaminación y los pasivos ambientales, a efecto de actuar en consecuencia; y un buen paso es el reconocimiento a la lucha que por años han realizado, sin recursos y en la gran mayoría de los casos a contracorriente, los grupos que trabajan con seriedad en el activismo.

@luisromero85

Durante la conferencia mañanera del presidente López Obrador de este jueves, llamaron la atención las palabras del titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Manuel Toledo, con relación a los pasivos ambientales.

Se refirió el funcionario a la necesidad de resolver los “infiernos ambientales” que se registran en diferentes puntos de la geografía nacional, como Veracruz por ejemplo.

Dijo que la dependencia a su cargo ha atendido 44 conflictos derivados de problemas ambientales y reconoció el activismo que realizan organizaciones no gubernamentales que trabajan en pro del cuidado ambiental.

En Veracruz hay varios ejemplos que vale la pena retomar, como el que representa La Asamblea Veracruzana de Iniciativas y Defensa Ambiental (LAVIDA), que se ha concentrado en el trabajo contra la devastación ambiental.

LAVIDA se integró en 2010 y desde entonces ha desarrollado una tarea para impedir daños al entorno y ha abanderado causas diversas, como la relacionada con los proyectos hidroeléctricos sobre el río Blanco, Los Pescados, La Antigua, Bobos-Nautla y Apatlahuaya.

La organización ambientalista veracruzana ha sido también férrea crítica a los proyectos de minería a cielo abierto, como Caballo Blanco; y se ha opuesto a la técnica de la fractura hidráulica, fracking le llaman en la industria petrolera, para la extracción de gas.

Destacable también es el trabajo de LAVIDA para alertar sobre el impacto ambiental de la actividad petrolera y sobre la vulnerabilidad de las cuencas.

En ese contexto, LAVIDA ha sido referencia en la lucha en favor del medio ambiente en Veracruz.

Pues bien, de forma indirecta, las palabras del titular de la Semarnat se refirieron a la lucha y a la resistencia de organizaciones ambientalistas.

El tema tiene mucha importancia, dado los enormes pasivos ambientales que registra la entidad.

Recordemos que prácticamente no hay río o arroyo en Veracruz sin graves problemas de contaminación; por si fuera poco, en la entidad operan tiraderos de basura a cielo abierto que constituyen enormes focos de contaminación. Además, la industria petrolera, y la amenaza que significa la minería también representan daños al entorno ambiental.

Lo peor es que en Veracruz, como en todo el país, han sido limitados los esfuerzos de la autoridad por atender las denuncias de los ambientalistas. Los éxitos de LAVIDA, por ejemplo, se han registrado a pesar y no gracias a instancias gubernamentales; los basureros han sido tolerados y no se obliga a los municipios a instalar rellenos sanitarios, a pesar de que así lo marcan las normas de la materia.

De hecho, el trabajo gubernamental para meter en cintura a las autoridades de municipios que no cuentan con espacios adecuados para el confinamiento de los desechos urbanos es más bien reciente, porque hasta hace relativamente poco lo que prevalecía era la complicidad y la simulación.

Al final, lo importante es que la autoridad reconozca los problemas de contaminación y los pasivos ambientales, a efecto de actuar en consecuencia; y un buen paso es el reconocimiento a la lucha que por años han realizado, sin recursos y en la gran mayoría de los casos a contracorriente, los grupos que trabajan con seriedad en el activismo.

@luisromero85