/ miércoles 24 de marzo de 2021

El polvo de este lodo

¿Qué hay en la mentalidad de nuestros políticos? ¿Qué futuro ven para México? Todos ellos, por encima de sus diferencias políticas e ideológicas, están hermanados en algo que a no pocos parecería inverosímil: su rechazo a toda opinión que no encaje, cabal y completamente, en su manera de ver el desarrollo del país.

En el ajedrez de AMLO esa ficha llamada Félix Salgado Macedonio nunca estuvo en riesgo de acabar fuera del tablero. Quitar al guerrerense le suponía abrir flancos inéditos, mientras que congraciarse con las mujeres no está en la lógica del poder del tabasqueño, pues no las considera un riesgo sustancial.

Ordenar la renuncia de Salgado Macedonio ponía a AMLO en un escenario que tratará de posponer tanto como pueda. Sería inaugurar cambios a partir de la presión de la calle o la opinión pública, territorios que él conoce como nadie. Si cedía, otros grupos podrían oler una oportunidad. López Obrador no iba a permitir que antes de la mitad de su mandato se le percibira como débil o fácil de presionar.

Además, claro, de que igual y midió precisamente la calle. Y aunque el movimiento de mujeres y la tracción de sus agendas sólo crecerán, el cálculo presidencial es que su impacto político en el futuro próximo es marginal. Así que mucho ruido mediático y poca o nula traducción en costos electorales.

El presidente quiere salir del proceso electoral de junio con un nuevo instrumento de poder.

El año pasado nos recordó que los gobernadores son los encargados de las elecciones. Los virreyes siguen existiendo en nuestra política y que pueden complicarle la vida incluso a un mandatario tan desinhibido como AMLO.

Morena simuló una nueva encuesta para ganar tiempo, distraer a colectivos de mujeres y despresurizar la disidencia interna. Al final se impuso la disciplina priista, digo, pejista: los dedazos del presidente son incuestionables, aunque se toleren un par de twitazos de protesta. Porque sólo hay un ajedrecista, y éste no quiso desprenderse de su peón para Guerrero. Y el resto de los peones acató. Y en Guerrero a él le cuadra Félix y háganle como quieran.

Dándole vuelta a la hoja, hay caprichos que cuestan caro. El deseo de imponer un discurso y una ideología sin miramiento de los imperativos que contempla el derecho, pasando por los procesos para su control y convalidación a través de la vía judicial, constituye una decisión que acarreará costo económico.

El magistrado presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar, siempre ha sido un hombre progresista. No dudo simpatiza con AMLO, aunque no es tema que deba influir en su posición en el Consejo de la Judicatura que también preside y al que el Ejecutivo federal dirigió carta para pedir se investigué al juez que otorgó la suspensión provisional contra la LIE por favorecer a un monopolio estatal, aún en contra de los consumidores y que anula a las energías limpias.

La sentencia es clara, se elimina la libre competencia, derecho constitucional, y se favorece a la CFE, las reformas pueden afectar el medio ambiente y se cambian las certificaciones de energías limpias. Los aspectos sociales y de interés general son guía del amparo que se concede pues se afecta consumidores y compromisos internacionales.

La apreciación es provisional, pero puede suceder que exista una probable inconstitucionalidad del acto reclamado por los particulares. Eso no hace traidores a la patria, ni a los abogados, ni al juez. Se otorga con efectos generales pues si sólo se aplica a los quejosos, se les otorgaría una ventaja competitiva, lo cual es totalmente injustificado.

Ya otros quejosos están consiguiendo amparos y es probable se generalizan los litigios hasta llegar a la SCJN que deberá analizar el fondo, es decir, si se viola o no la Constitución.

El juez Juan Pablo Gómez Fierro es atacado por su determinación y valentía, no se le respeta su independencia y se quiere un castigo ejemplar cuando su carrera es honorable y se caracteriza por su honestidad.

Tampoco se trata de su persona. No puede haber abogado que no se sienta indignado por el ataque del que fue víctima el juez que puntualmente ejerció la función para la que fue designado. El tema es si el Poder Judicial se someterá al Poder Ejecutivo, más allá de las leyes, y ese es un asunto de interés nacional. Jueces y magistrados ya expresaron su opinión al respecto en defensa de la autonomía. El juez Gómez no actuó con premura, el asunto es sencillo, se percibe la inconstitucionalidad fácilmente, y los abogados de las empresas tienen preparados sus amparos desde que se mandó la iniciativa preferente al Congreso con la instrucción de no cambiar ni una coma. La resolución primero tendrá que ser ratificada, luego pasar por Tribunales Colegiados y terminará en la SCJN.

¿Qué hay en la mentalidad de nuestros políticos? ¿Qué futuro ven para México? Todos ellos, por encima de sus diferencias políticas e ideológicas, están hermanados en algo que a no pocos parecería inverosímil: su rechazo a toda opinión que no encaje, cabal y completamente, en su manera de ver el desarrollo del país.

En el ajedrez de AMLO esa ficha llamada Félix Salgado Macedonio nunca estuvo en riesgo de acabar fuera del tablero. Quitar al guerrerense le suponía abrir flancos inéditos, mientras que congraciarse con las mujeres no está en la lógica del poder del tabasqueño, pues no las considera un riesgo sustancial.

Ordenar la renuncia de Salgado Macedonio ponía a AMLO en un escenario que tratará de posponer tanto como pueda. Sería inaugurar cambios a partir de la presión de la calle o la opinión pública, territorios que él conoce como nadie. Si cedía, otros grupos podrían oler una oportunidad. López Obrador no iba a permitir que antes de la mitad de su mandato se le percibira como débil o fácil de presionar.

Además, claro, de que igual y midió precisamente la calle. Y aunque el movimiento de mujeres y la tracción de sus agendas sólo crecerán, el cálculo presidencial es que su impacto político en el futuro próximo es marginal. Así que mucho ruido mediático y poca o nula traducción en costos electorales.

El presidente quiere salir del proceso electoral de junio con un nuevo instrumento de poder.

El año pasado nos recordó que los gobernadores son los encargados de las elecciones. Los virreyes siguen existiendo en nuestra política y que pueden complicarle la vida incluso a un mandatario tan desinhibido como AMLO.

Morena simuló una nueva encuesta para ganar tiempo, distraer a colectivos de mujeres y despresurizar la disidencia interna. Al final se impuso la disciplina priista, digo, pejista: los dedazos del presidente son incuestionables, aunque se toleren un par de twitazos de protesta. Porque sólo hay un ajedrecista, y éste no quiso desprenderse de su peón para Guerrero. Y el resto de los peones acató. Y en Guerrero a él le cuadra Félix y háganle como quieran.

Dándole vuelta a la hoja, hay caprichos que cuestan caro. El deseo de imponer un discurso y una ideología sin miramiento de los imperativos que contempla el derecho, pasando por los procesos para su control y convalidación a través de la vía judicial, constituye una decisión que acarreará costo económico.

El magistrado presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar, siempre ha sido un hombre progresista. No dudo simpatiza con AMLO, aunque no es tema que deba influir en su posición en el Consejo de la Judicatura que también preside y al que el Ejecutivo federal dirigió carta para pedir se investigué al juez que otorgó la suspensión provisional contra la LIE por favorecer a un monopolio estatal, aún en contra de los consumidores y que anula a las energías limpias.

La sentencia es clara, se elimina la libre competencia, derecho constitucional, y se favorece a la CFE, las reformas pueden afectar el medio ambiente y se cambian las certificaciones de energías limpias. Los aspectos sociales y de interés general son guía del amparo que se concede pues se afecta consumidores y compromisos internacionales.

La apreciación es provisional, pero puede suceder que exista una probable inconstitucionalidad del acto reclamado por los particulares. Eso no hace traidores a la patria, ni a los abogados, ni al juez. Se otorga con efectos generales pues si sólo se aplica a los quejosos, se les otorgaría una ventaja competitiva, lo cual es totalmente injustificado.

Ya otros quejosos están consiguiendo amparos y es probable se generalizan los litigios hasta llegar a la SCJN que deberá analizar el fondo, es decir, si se viola o no la Constitución.

El juez Juan Pablo Gómez Fierro es atacado por su determinación y valentía, no se le respeta su independencia y se quiere un castigo ejemplar cuando su carrera es honorable y se caracteriza por su honestidad.

Tampoco se trata de su persona. No puede haber abogado que no se sienta indignado por el ataque del que fue víctima el juez que puntualmente ejerció la función para la que fue designado. El tema es si el Poder Judicial se someterá al Poder Ejecutivo, más allá de las leyes, y ese es un asunto de interés nacional. Jueces y magistrados ya expresaron su opinión al respecto en defensa de la autonomía. El juez Gómez no actuó con premura, el asunto es sencillo, se percibe la inconstitucionalidad fácilmente, y los abogados de las empresas tienen preparados sus amparos desde que se mandó la iniciativa preferente al Congreso con la instrucción de no cambiar ni una coma. La resolución primero tendrá que ser ratificada, luego pasar por Tribunales Colegiados y terminará en la SCJN.