/ domingo 31 de enero de 2021

El pragmatismo sin ética

Dos casos ilustran la debilidad, incongruencia, desbordada ambición de poder o pragmatismo de ciertos partidos frente a las elecciones para renovar alcaldías y diputaciones en el estado de Veracruz, a celebrarse en junio próximo. Es claro que el propósito de toda organización política es obtener triunfos electorales para gobernar, y por ese fin se tratan de justificar los medios para lograrlo, sin considerar que de por medio está lo más importante, que es servir a la sociedad.

Es preciso decir que pueden haber buenas intenciones de los y las aspirantes a desempeñar una función de representación ciudadana, y todo mexicano o mexicana tiene derecho a ejercerlo, incluso sin una necesaria y adecuada preparación o experiencia, o ambas, aunque carecer de esos atributos no garantiza que se pueda a cumplir con las funciones del cargo.

La máxima ley sólo contempla que por el sólo hecho de ser mexicano mayor de edad y tener a salvo sus derechos políticos y civiles, está en condiciones de participar para ser presidente de la República, gobernador, senador, diputado o alcalde, aún si se tratara de un analfabeto, siempre que el pueblo decida votar por él o ella.

Lamentablemente de eso se han aprovechado los partidos políticos y ahora resulta que hay una suerte de candidatos que toda su vida se han dedicado a otras actividades, son famosos y otros auténticos ídolos, a los que mañosamente los dirigentes de los partidos políticos han convencido para que participen en los comicios bajo sus siglas, para sacar raja de esa popularidad y ganar; ya en el cargo, si logran ganar, podrían estar expuestos a ser mangoneados o, tal vez, como en ocurrió 2009 en la elección de Delegado en Iztapalapa en la ciudad de México, cuando un conflicto interno enfrentó al PRD con el jefe de Gobierno encabezado en ese entonces por el actual presidente de la República, y éste pidió no votar por el partido del Sol Azteca sino por el PT, su aliado, que a su vez postuló a Rafael Acosta, apodado “Juanito”, y cuando éste ganó, lo hizo renunciar para entregar el cargo a Clara Brugada. De ahí se acuñó el término de “candidatos juanitos”. Es una posibilidad.

Todo este contexto se plantea por las precandidaturas de Francisca Viveros Barradas, mejor conocida en el medio artístico como “Paquita la del Barrio”, bajo las siglas del Movimiento Ciudadano, para diputada local por el Distrito de Misantla; y de Anabell Gardoqui de la Reguera, conocida ampliamente como “Nena” de la Reguera, madre de la actriz Ana de la Reguera, invitada por Morena para ser candidata de ese partido a la alcaldía de Boca del Río. Doña Paquita, orgullo de Alto Lucero y mujer decente, confesó: “estoy aquí por amor, así me nace; no sé a qué vengo, ¿me entendieron? Sólo sé que hay personas detrás de mí que son las que me van a enseñar a manejar este asunto”.

Y es verdad. ¿Qué haría en el Congreso si logra ganar? Hacer lo que le dicten, servir a otros intereses. Es lo que se acostumbra, y a eso tendrá que acostumbrarse, votando leyes que acaso no entienda. Lo mismo podría decirse de la señora Gardoqui, quien porta una limpia trayectoria; es mujer altruista, lo mismo que su hija Ana, quienes siempre ha dado muestras de solidaridad, sin más ánimo que apoyar a la gente, como en 2010 cuando la actriz veracruzana creó la ‘Fundación Veracruz Ana’ con el propósito de ayudar a los damnificados por el huracán Karl. Sin embargo, su falta de experiencia en la administración pública no augura que tendría un buen desempeño como presidenta municipal, en caso de obtener el triunfo frente a sus adversarios panistas Juan Manuel de Unanue Abascal y los poderosos Yunes, aunque en caso de perder, y esa podría ser esa la apuesta de los morenistas, es lograr varias posiciones en el Cabildo boqueño. Ese pragmatismo, sólo beneficiaría a sus promotores, MC y MORENA, a nadie más.

Escriba a opedro2006@gmail.com

Dos casos ilustran la debilidad, incongruencia, desbordada ambición de poder o pragmatismo de ciertos partidos frente a las elecciones para renovar alcaldías y diputaciones en el estado de Veracruz, a celebrarse en junio próximo. Es claro que el propósito de toda organización política es obtener triunfos electorales para gobernar, y por ese fin se tratan de justificar los medios para lograrlo, sin considerar que de por medio está lo más importante, que es servir a la sociedad.

Es preciso decir que pueden haber buenas intenciones de los y las aspirantes a desempeñar una función de representación ciudadana, y todo mexicano o mexicana tiene derecho a ejercerlo, incluso sin una necesaria y adecuada preparación o experiencia, o ambas, aunque carecer de esos atributos no garantiza que se pueda a cumplir con las funciones del cargo.

La máxima ley sólo contempla que por el sólo hecho de ser mexicano mayor de edad y tener a salvo sus derechos políticos y civiles, está en condiciones de participar para ser presidente de la República, gobernador, senador, diputado o alcalde, aún si se tratara de un analfabeto, siempre que el pueblo decida votar por él o ella.

Lamentablemente de eso se han aprovechado los partidos políticos y ahora resulta que hay una suerte de candidatos que toda su vida se han dedicado a otras actividades, son famosos y otros auténticos ídolos, a los que mañosamente los dirigentes de los partidos políticos han convencido para que participen en los comicios bajo sus siglas, para sacar raja de esa popularidad y ganar; ya en el cargo, si logran ganar, podrían estar expuestos a ser mangoneados o, tal vez, como en ocurrió 2009 en la elección de Delegado en Iztapalapa en la ciudad de México, cuando un conflicto interno enfrentó al PRD con el jefe de Gobierno encabezado en ese entonces por el actual presidente de la República, y éste pidió no votar por el partido del Sol Azteca sino por el PT, su aliado, que a su vez postuló a Rafael Acosta, apodado “Juanito”, y cuando éste ganó, lo hizo renunciar para entregar el cargo a Clara Brugada. De ahí se acuñó el término de “candidatos juanitos”. Es una posibilidad.

Todo este contexto se plantea por las precandidaturas de Francisca Viveros Barradas, mejor conocida en el medio artístico como “Paquita la del Barrio”, bajo las siglas del Movimiento Ciudadano, para diputada local por el Distrito de Misantla; y de Anabell Gardoqui de la Reguera, conocida ampliamente como “Nena” de la Reguera, madre de la actriz Ana de la Reguera, invitada por Morena para ser candidata de ese partido a la alcaldía de Boca del Río. Doña Paquita, orgullo de Alto Lucero y mujer decente, confesó: “estoy aquí por amor, así me nace; no sé a qué vengo, ¿me entendieron? Sólo sé que hay personas detrás de mí que son las que me van a enseñar a manejar este asunto”.

Y es verdad. ¿Qué haría en el Congreso si logra ganar? Hacer lo que le dicten, servir a otros intereses. Es lo que se acostumbra, y a eso tendrá que acostumbrarse, votando leyes que acaso no entienda. Lo mismo podría decirse de la señora Gardoqui, quien porta una limpia trayectoria; es mujer altruista, lo mismo que su hija Ana, quienes siempre ha dado muestras de solidaridad, sin más ánimo que apoyar a la gente, como en 2010 cuando la actriz veracruzana creó la ‘Fundación Veracruz Ana’ con el propósito de ayudar a los damnificados por el huracán Karl. Sin embargo, su falta de experiencia en la administración pública no augura que tendría un buen desempeño como presidenta municipal, en caso de obtener el triunfo frente a sus adversarios panistas Juan Manuel de Unanue Abascal y los poderosos Yunes, aunque en caso de perder, y esa podría ser esa la apuesta de los morenistas, es lograr varias posiciones en el Cabildo boqueño. Ese pragmatismo, sólo beneficiaría a sus promotores, MC y MORENA, a nadie más.

Escriba a opedro2006@gmail.com