/ lunes 14 de enero de 2019

El PRD, cada vez más parecido al PT

Disminuido a su mínima expresión, el Partido de la Revolución Democrática corre el riesgo de convertirse en una fuerza política que en cada proceso electoral luche con la única aspiración de mantener el registro.

Los perredistas veracruzanos, por ejemplo, son cada vez menos; la desbandada de militantes hacia el Movimiento de Regeneración Nacional fue un clavo al ataúd del partido del Sol Azteca.

Por si fuera poco, en las últimas dos elecciones locales, 2016 y 2018, al PRD lo engulló el Partido Acción Nacional.

En la contienda de 2016, el PRD participó en alianza con el PAN a cambio de algunas posiciones; la más relevante fue la Secretaría de Gobierno para Rogelio Franco; sin embargo, dicho espacio no tuvo utilidad práctica ni rentabilidad electoral para el Sol Azteca, dado que el funcionario terminó por perderse en el ostracismo político; como diría Fredy Marcos, delegado nacional del PRD, Franco se convirtió en la dama de compañía del gobernador.

En 2018, tras la derrota de la alianza PAN-PRD-MC, el Sol Azteca terminó por diluirse; sólo tiene dos diputados en el Congreso del Estado y su porcentaje de votación cayó a niveles que antes resultaban inimaginables: no aportó ni siquiera 150 mil votos a la causa de su candidato, Miguel Ángel Yunes Márquez. En pocas palabras, de cada diez ciudadanos que sufragaron por el hijo del entonces gobernador, sólo uno cruzó el logotipo del Sol Azteca.

Eso representa un fuerte descalabro para el partido, dado que apenas superó los 4 puntos porcentuales con relación a la votación total.

Ante dicho escenario, surgen voces al interior del partido que han planteado la necesidad de una reestructuración de todos los cuadros directivos.

Celso Pulido, por ejemplo, ex diputado federal y ex dirigente estatal del PRD en Veracruz, envió de forma reciente una carta a los integrantes de la Dirección Nacional Provisional del partido, en la que solicita la remoción de toda la dirigencia estatal de Veracruz.

Es un tema que se ha planteado ya en otros estados del país, donde el perredismo no está dispuesto a soportar a dirigencias ineficientes, alejadas de las bases y que sólo se activan en cada proceso electoral.

Lo que ocurre en el PRD no es difícil de explicar: el control del partido ha estado en manos de dirigentes, en el caso de Veracruz hablamos de Rogelio Franco, que se preocupan más por las posiciones políticas que por el crecimiento del partido. Por otro lado tenemos a una dirigencia formal, la de Jesús Velázquez Flores, que sólo aparece en alguna conferencia de prensa de vez en cuando, sin mayor peso ni influencia.

En el comité estatal del Partido, más que dirigentes y líderes hay burócratas. Por otro lado, hace mucho que el PRD dejó de ser referente de la izquierda para convertirse en actor de reparto y comparsa de los procesos electorales.

A este paso, nos comentan perredistas inconformes con el rumbo del partido en la entidad, lo más probable es que el Sol Azteca termine arañando el registro en cada elección, en convertirse en algo más parecido al Partido del Trabajo que a una verdadera fuerza opositora. @luisromero85

Disminuido a su mínima expresión, el Partido de la Revolución Democrática corre el riesgo de convertirse en una fuerza política que en cada proceso electoral luche con la única aspiración de mantener el registro.

Los perredistas veracruzanos, por ejemplo, son cada vez menos; la desbandada de militantes hacia el Movimiento de Regeneración Nacional fue un clavo al ataúd del partido del Sol Azteca.

Por si fuera poco, en las últimas dos elecciones locales, 2016 y 2018, al PRD lo engulló el Partido Acción Nacional.

En la contienda de 2016, el PRD participó en alianza con el PAN a cambio de algunas posiciones; la más relevante fue la Secretaría de Gobierno para Rogelio Franco; sin embargo, dicho espacio no tuvo utilidad práctica ni rentabilidad electoral para el Sol Azteca, dado que el funcionario terminó por perderse en el ostracismo político; como diría Fredy Marcos, delegado nacional del PRD, Franco se convirtió en la dama de compañía del gobernador.

En 2018, tras la derrota de la alianza PAN-PRD-MC, el Sol Azteca terminó por diluirse; sólo tiene dos diputados en el Congreso del Estado y su porcentaje de votación cayó a niveles que antes resultaban inimaginables: no aportó ni siquiera 150 mil votos a la causa de su candidato, Miguel Ángel Yunes Márquez. En pocas palabras, de cada diez ciudadanos que sufragaron por el hijo del entonces gobernador, sólo uno cruzó el logotipo del Sol Azteca.

Eso representa un fuerte descalabro para el partido, dado que apenas superó los 4 puntos porcentuales con relación a la votación total.

Ante dicho escenario, surgen voces al interior del partido que han planteado la necesidad de una reestructuración de todos los cuadros directivos.

Celso Pulido, por ejemplo, ex diputado federal y ex dirigente estatal del PRD en Veracruz, envió de forma reciente una carta a los integrantes de la Dirección Nacional Provisional del partido, en la que solicita la remoción de toda la dirigencia estatal de Veracruz.

Es un tema que se ha planteado ya en otros estados del país, donde el perredismo no está dispuesto a soportar a dirigencias ineficientes, alejadas de las bases y que sólo se activan en cada proceso electoral.

Lo que ocurre en el PRD no es difícil de explicar: el control del partido ha estado en manos de dirigentes, en el caso de Veracruz hablamos de Rogelio Franco, que se preocupan más por las posiciones políticas que por el crecimiento del partido. Por otro lado tenemos a una dirigencia formal, la de Jesús Velázquez Flores, que sólo aparece en alguna conferencia de prensa de vez en cuando, sin mayor peso ni influencia.

En el comité estatal del Partido, más que dirigentes y líderes hay burócratas. Por otro lado, hace mucho que el PRD dejó de ser referente de la izquierda para convertirse en actor de reparto y comparsa de los procesos electorales.

A este paso, nos comentan perredistas inconformes con el rumbo del partido en la entidad, lo más probable es que el Sol Azteca termine arañando el registro en cada elección, en convertirse en algo más parecido al Partido del Trabajo que a una verdadera fuerza opositora. @luisromero85