/ lunes 19 de noviembre de 2018

El PRD y la voluntad anticipada

En su congreso nacional, los perredistas no recurrieron a la figura de la voluntad anticipada de su partido, y optaron por la prolongación de la agonía.

Para quienes no están familiarizados con el concepto de la voluntad anticipada, la Secretaría de Salud de la Ciudad de México define esta figura como “la decisión que toma una persona de ser sometida a no a medios, tratamientos o procedimientos médicos que pretendan prolongar su vida cuando se encuentre en etapa terminal y, por razones médicas, sea imposible mantenerla de forma natural”.

Este recurso, que fue impulsado por el PRD en la Asamblea Legislativa y publicado en la Gaceta Oficial del DF el 7 de enero de 2008, se usa para proteger la dignidad de la persona, en los términos de la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal.

En el caso del PRD, se observa muy difícil que este partido, que tuvo sus días de gloria en la parte final de los ochentas y principios de los noventas, pueda resurgir en el escenario político electoral de nuestro país.

El Sol Azteca padece una enfermedad terminal y a estas alturas resultaría mucho más sana su desaparición que el lamentable espectáculo que ofrece.

En un intento desesperado por mantenerse vigente en el sistema político-electoral de nuestro país, el PRD llevó a efecto su Congreso Nacional.

A sillazos, empujones y sombrerazos dirimieron sus diferencias los perredistas, en un espectáculo poco digno de un partido que hace mucho dejó de ser protagonista para convertirse en actor de reparto en las elecciones mexicanas.

Nada define mejor la desesperación en el Sol Azteca que los videos de ese Congreso Nacional Extraordinario.

Al final, el acuerdo amarillo fue la integración de una dirección colegiada, en la que participarán representantes de las principales corrientes: Nueva Izquierda, Vanguardia Progresista, Los Galileos, Alternativa Democrática Nacional y Foro Nuevo Sol.

Los perredistas acordaron también conservar el logotipo y el lema del partido, revisar sus documentos básicos, eliminar las corrientes –a las que también se les llama tribus–, y convocar a una nueva elección interna de sus órganos de dirección, misma que se llevará a efecto el 28 de abril de 2019.

Si en 1988 fuimos testigos de la esperanzadora creación del PRD como partido, con figuras como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Heberto Castillo Martínez, en 2018 y 2019 podríamos estar ante los estertores de esta otrora importante fuerza política, que se resiste a una muerte digna y opta por cuidados paliativos que sólo prolongarán su agonía.

En Veracruz, reflejo de lo que ocurre en el ámbito nacional, el Sol Azteca dejó de ser referente de la izquierda para adquirir la imagen de un partido cuyas posiciones, candidaturas y alianzas se subastan al mejor postor o se asignan por compadrazgos y no por identificación ideológica.

Al partido que encabeza Jesús Velázquez le salió muy cara su alianza con Acción Nacional y mucho más costosa será la sumisión que mostró con relación al gobierno local que está por concluir.

En la entidad, el PRD dejó pasar la oportunidad de ser un partido político real para convertirse en una oficialía de partes, un apéndice de la Secretaría de Gobierno. @luisromero85



En su congreso nacional, los perredistas no recurrieron a la figura de la voluntad anticipada de su partido, y optaron por la prolongación de la agonía.

Para quienes no están familiarizados con el concepto de la voluntad anticipada, la Secretaría de Salud de la Ciudad de México define esta figura como “la decisión que toma una persona de ser sometida a no a medios, tratamientos o procedimientos médicos que pretendan prolongar su vida cuando se encuentre en etapa terminal y, por razones médicas, sea imposible mantenerla de forma natural”.

Este recurso, que fue impulsado por el PRD en la Asamblea Legislativa y publicado en la Gaceta Oficial del DF el 7 de enero de 2008, se usa para proteger la dignidad de la persona, en los términos de la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal.

En el caso del PRD, se observa muy difícil que este partido, que tuvo sus días de gloria en la parte final de los ochentas y principios de los noventas, pueda resurgir en el escenario político electoral de nuestro país.

El Sol Azteca padece una enfermedad terminal y a estas alturas resultaría mucho más sana su desaparición que el lamentable espectáculo que ofrece.

En un intento desesperado por mantenerse vigente en el sistema político-electoral de nuestro país, el PRD llevó a efecto su Congreso Nacional.

A sillazos, empujones y sombrerazos dirimieron sus diferencias los perredistas, en un espectáculo poco digno de un partido que hace mucho dejó de ser protagonista para convertirse en actor de reparto en las elecciones mexicanas.

Nada define mejor la desesperación en el Sol Azteca que los videos de ese Congreso Nacional Extraordinario.

Al final, el acuerdo amarillo fue la integración de una dirección colegiada, en la que participarán representantes de las principales corrientes: Nueva Izquierda, Vanguardia Progresista, Los Galileos, Alternativa Democrática Nacional y Foro Nuevo Sol.

Los perredistas acordaron también conservar el logotipo y el lema del partido, revisar sus documentos básicos, eliminar las corrientes –a las que también se les llama tribus–, y convocar a una nueva elección interna de sus órganos de dirección, misma que se llevará a efecto el 28 de abril de 2019.

Si en 1988 fuimos testigos de la esperanzadora creación del PRD como partido, con figuras como Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y Heberto Castillo Martínez, en 2018 y 2019 podríamos estar ante los estertores de esta otrora importante fuerza política, que se resiste a una muerte digna y opta por cuidados paliativos que sólo prolongarán su agonía.

En Veracruz, reflejo de lo que ocurre en el ámbito nacional, el Sol Azteca dejó de ser referente de la izquierda para adquirir la imagen de un partido cuyas posiciones, candidaturas y alianzas se subastan al mejor postor o se asignan por compadrazgos y no por identificación ideológica.

Al partido que encabeza Jesús Velázquez le salió muy cara su alianza con Acción Nacional y mucho más costosa será la sumisión que mostró con relación al gobierno local que está por concluir.

En la entidad, el PRD dejó pasar la oportunidad de ser un partido político real para convertirse en una oficialía de partes, un apéndice de la Secretaría de Gobierno. @luisromero85