/ lunes 14 de marzo de 2022

El Presidente escribe con furia

La noche del jueves pasado comenzó a circular un documento titulado “Comunicado del Gobierno de la República al Parlamento Europeo”, al hacerse viral en diversas aplicaciones de internet, este ciudadano mexicano lector, observador y asiduo de las redes sociales llegó a creer que era un escrito falso.

Al confirmarse que era un “comunicado” publicado en la página oficial del Gobierno de la República, me fue inaudito pensar que cada palabra plasmada en esa misiva no hubiera sido verificada por el propio Presidente o el canciller Marcelo Ebrard.

Y no es que me espante lo escrito allí. Soy orgullosamente veracruzano y vecino del municipio de Alvarado, y está por demás decir que si algo nos caracteriza es el uso abierto y despreocupado que se hace del lenguaje, lo sorprendente fue que el comunicado lo redactó el propio López Obrador.

Lo insólito también fue que ese documento era dirigido al Parlamento Europeo, después de ratificar a México como el país más peligroso y mortífero para los periodistas fuera de una zona oficial de guerra, y solicitar a nuestras autoridades la garantía y protección de este gremio al empeorar su situación en el actual gobierno.

Todos sabemos que la diplomacia tiene el objetivo de representar y velar por los intereses de un Estado y la relación con otra nación u organismo internacional, y es utilizada en la política para no ofender y buscar soluciones ante alguna problemática. Pero esta vez el titular del Ejecutivo federal demostró que no tiene intenciones ni de dar protección a los periodistas ni de querer resolver por la vía de la conciliación lo que dice o hace y que al final afecta al país.

El Presidente demostró su diplomacia al emitir una carta al Parlamento Europeo, con el sello de su gobierno, ofensivo, agresivo, insultante y sobre todo, provocativo. Y como cabeza de una nación, dejó en claro que no pide opiniones ni de sus más cercanos colaboradores; ahora se entiende por qué en economía, seguridad, salud y ahora en diplomacia se tienen pésimos resultados, porque el país se maneja al capricho de una sola persona.

López Obrador escribió con furia, con irritación, con ira, la misma quizá que le provocó escribir para pisotear la diplomacia y olvidarse del peligroso ambiente que padecen los periodistas al ejercer su profesión y que en este sexenio ha cobrado la vida de más de 50 comunicadores por su actividad profesional.

López Obrador primero puso “en pausa” la relación con España; después su confrontación con Austria y ahora muestra su falta de respeto al Parlamento Europeo, órgano que está entre los de mayor electorado del mundo y es encabezado por una mujer, Roberta Metsola.

Quizá eso no hubiera tomado tanta trascendencia si solamente hubiera sido a nombre de Andrés Manuel López Obrador, pero lo hizo el presidente de un país que debe respetar las cláusulas de derechos humanos y democracias del Acuerdo Global.

Y más cuando estamos en una enorme crisis de derechos humanos, que hasta organizaciones internacionales en este rubro han respaldado el posicionamiento del Parlamento Europeo por la crisis de violencia que viven los periodistas en México.

El Presidente no entendió que el tema no es un órgano mundial, el tema es sobre los asesinatos de periodistas y activistas en México, pero fiel a su costumbre, como el amo de los conflictos, desvió el tema, desahogó su ira, en una rústica carta llena de ideología, sin saber las consecuencias que podría tener, no él, el país.

(*) Coordinador de los Senadores del PAN

La noche del jueves pasado comenzó a circular un documento titulado “Comunicado del Gobierno de la República al Parlamento Europeo”, al hacerse viral en diversas aplicaciones de internet, este ciudadano mexicano lector, observador y asiduo de las redes sociales llegó a creer que era un escrito falso.

Al confirmarse que era un “comunicado” publicado en la página oficial del Gobierno de la República, me fue inaudito pensar que cada palabra plasmada en esa misiva no hubiera sido verificada por el propio Presidente o el canciller Marcelo Ebrard.

Y no es que me espante lo escrito allí. Soy orgullosamente veracruzano y vecino del municipio de Alvarado, y está por demás decir que si algo nos caracteriza es el uso abierto y despreocupado que se hace del lenguaje, lo sorprendente fue que el comunicado lo redactó el propio López Obrador.

Lo insólito también fue que ese documento era dirigido al Parlamento Europeo, después de ratificar a México como el país más peligroso y mortífero para los periodistas fuera de una zona oficial de guerra, y solicitar a nuestras autoridades la garantía y protección de este gremio al empeorar su situación en el actual gobierno.

Todos sabemos que la diplomacia tiene el objetivo de representar y velar por los intereses de un Estado y la relación con otra nación u organismo internacional, y es utilizada en la política para no ofender y buscar soluciones ante alguna problemática. Pero esta vez el titular del Ejecutivo federal demostró que no tiene intenciones ni de dar protección a los periodistas ni de querer resolver por la vía de la conciliación lo que dice o hace y que al final afecta al país.

El Presidente demostró su diplomacia al emitir una carta al Parlamento Europeo, con el sello de su gobierno, ofensivo, agresivo, insultante y sobre todo, provocativo. Y como cabeza de una nación, dejó en claro que no pide opiniones ni de sus más cercanos colaboradores; ahora se entiende por qué en economía, seguridad, salud y ahora en diplomacia se tienen pésimos resultados, porque el país se maneja al capricho de una sola persona.

López Obrador escribió con furia, con irritación, con ira, la misma quizá que le provocó escribir para pisotear la diplomacia y olvidarse del peligroso ambiente que padecen los periodistas al ejercer su profesión y que en este sexenio ha cobrado la vida de más de 50 comunicadores por su actividad profesional.

López Obrador primero puso “en pausa” la relación con España; después su confrontación con Austria y ahora muestra su falta de respeto al Parlamento Europeo, órgano que está entre los de mayor electorado del mundo y es encabezado por una mujer, Roberta Metsola.

Quizá eso no hubiera tomado tanta trascendencia si solamente hubiera sido a nombre de Andrés Manuel López Obrador, pero lo hizo el presidente de un país que debe respetar las cláusulas de derechos humanos y democracias del Acuerdo Global.

Y más cuando estamos en una enorme crisis de derechos humanos, que hasta organizaciones internacionales en este rubro han respaldado el posicionamiento del Parlamento Europeo por la crisis de violencia que viven los periodistas en México.

El Presidente no entendió que el tema no es un órgano mundial, el tema es sobre los asesinatos de periodistas y activistas en México, pero fiel a su costumbre, como el amo de los conflictos, desvió el tema, desahogó su ira, en una rústica carta llena de ideología, sin saber las consecuencias que podría tener, no él, el país.

(*) Coordinador de los Senadores del PAN