/ domingo 12 de septiembre de 2021

El PRI Veracruz, en picada

En el PRI veracruzano, la dirigencia parece asumir que el resultado electoral del pasado 6 de junio fue una victoria, a pesar de que los números, y los votos, dicen otra cosa.

El pasado sábado, por ejemplo, el dirigente estatal del partido, Marlon Ramírez Marín, encabezó una reunión con la estructura juvenil. En ese marco, se refirió a los resultados en el pasado proceso y dijo que a pesar del descuento en las prerrogativas del partido “se logró mantener y aumentar la votación en bastiones importantes. Sin embargo, si por bastión importante se considera a las cabeceras distritales, podríamos decir que el PRI no sólo no ganó una más que las obtenidas en 2017, sino que perdió espacios en el proceso del presente año: el partido conservó Orizaba, Cosoleacaque y Perote; en cambio, por ejemplo, a partir de enero próximo, el ex partido aplanadora dejará el ayuntamiento en manos de Morena, por el triunfo de Ventura Demuner Torres. Si se pensaba que el PRI no podría caer más bajo en términos de resultados, la actual dirigencia confirmó que el partido va en franca picada: en las elecciones locales de 2017, el tricolor logró, en alianza con el Partido Verde, poco más de 577 mil votos, con el 18 por ciento de los sufragios totales, y obteniendo la victoria en 40 municipios. En ese momento, eso fue considerado como una derrota, dado que el partido venía de un muy buen proceso en 2013, cuando obtuvo 93 ayuntamientos en coalición con el PVEM y Nueva Alianza. Eran tiempos en los que Morena no había irrumpido en el escenario político nacional. Posteriormente, en el proceso de 2018, el Revolucionario Institucional, con Américo Zúñiga como dirigente estatal, obtuvo cerca del 14 por ciento de la votación total, casi 530 mil votos; fue una derrota aún más contundente, dado que perdió casi el 40 por ciento de los sufragios logrados en el proceso estatal inmediato anterior, el de 2016. Para el PRI, el resultado de este año, con Marlon Ramírez como presidente del comité estatal, fue todavía peor: el partido no ganó nada: en alianza con PAN y PRD logró el triunfo en 21 ayuntamientos; y en solitario –sin coalición–, en 22 pequeños municipios, como Atlahuilco, Atzalan, Tlaltetela, Ayahualulco, Comapa, Cuichapa, Cuitláhuac, Chiconamel, Chontla, Ixhuacán de los Reyes, Ixhuatlán de Madero, Maltrata y Soledad Atzompa, entre otros. Entre las victorias priistas en la contienda por los ayuntamientos, las únicas que destacan son Orizaba, Cosoleacaque, Altotonga y Perote; la mayoría de los triunfos en municipios grandes fueron para Morena: Tuxpan, Poza Rica, Papantla, Martínez de la Torre, Xalapa, Córdoba, Minatitlán y Coatzacoalcos, entre muchos otros. A pesar de ir en alianza, Boca del Río y Veracruz (si es que no revierten en tribunales el resultado) serán panistas, dado que la presencia del PRI en esos municipios es más bien marginal. Así las cosas, podríamos decir que 2021 ha sido hasta hoy, el peor resultado para el PRI en toda su historia, porque si bien tuvo casi el 19 por ciento de los votos en alianza con PAN y PRD, en solitario apenas le dio para llegar al 5 por ciento. A este paso, el tricolor está más cerca de luchar por conservar el registro en Veracruz que de convertirse en un verdadero protagonista de las elecciones estatales.

En el PRI veracruzano, la dirigencia parece asumir que el resultado electoral del pasado 6 de junio fue una victoria, a pesar de que los números, y los votos, dicen otra cosa.

El pasado sábado, por ejemplo, el dirigente estatal del partido, Marlon Ramírez Marín, encabezó una reunión con la estructura juvenil. En ese marco, se refirió a los resultados en el pasado proceso y dijo que a pesar del descuento en las prerrogativas del partido “se logró mantener y aumentar la votación en bastiones importantes. Sin embargo, si por bastión importante se considera a las cabeceras distritales, podríamos decir que el PRI no sólo no ganó una más que las obtenidas en 2017, sino que perdió espacios en el proceso del presente año: el partido conservó Orizaba, Cosoleacaque y Perote; en cambio, por ejemplo, a partir de enero próximo, el ex partido aplanadora dejará el ayuntamiento en manos de Morena, por el triunfo de Ventura Demuner Torres. Si se pensaba que el PRI no podría caer más bajo en términos de resultados, la actual dirigencia confirmó que el partido va en franca picada: en las elecciones locales de 2017, el tricolor logró, en alianza con el Partido Verde, poco más de 577 mil votos, con el 18 por ciento de los sufragios totales, y obteniendo la victoria en 40 municipios. En ese momento, eso fue considerado como una derrota, dado que el partido venía de un muy buen proceso en 2013, cuando obtuvo 93 ayuntamientos en coalición con el PVEM y Nueva Alianza. Eran tiempos en los que Morena no había irrumpido en el escenario político nacional. Posteriormente, en el proceso de 2018, el Revolucionario Institucional, con Américo Zúñiga como dirigente estatal, obtuvo cerca del 14 por ciento de la votación total, casi 530 mil votos; fue una derrota aún más contundente, dado que perdió casi el 40 por ciento de los sufragios logrados en el proceso estatal inmediato anterior, el de 2016. Para el PRI, el resultado de este año, con Marlon Ramírez como presidente del comité estatal, fue todavía peor: el partido no ganó nada: en alianza con PAN y PRD logró el triunfo en 21 ayuntamientos; y en solitario –sin coalición–, en 22 pequeños municipios, como Atlahuilco, Atzalan, Tlaltetela, Ayahualulco, Comapa, Cuichapa, Cuitláhuac, Chiconamel, Chontla, Ixhuacán de los Reyes, Ixhuatlán de Madero, Maltrata y Soledad Atzompa, entre otros. Entre las victorias priistas en la contienda por los ayuntamientos, las únicas que destacan son Orizaba, Cosoleacaque, Altotonga y Perote; la mayoría de los triunfos en municipios grandes fueron para Morena: Tuxpan, Poza Rica, Papantla, Martínez de la Torre, Xalapa, Córdoba, Minatitlán y Coatzacoalcos, entre muchos otros. A pesar de ir en alianza, Boca del Río y Veracruz (si es que no revierten en tribunales el resultado) serán panistas, dado que la presencia del PRI en esos municipios es más bien marginal. Así las cosas, podríamos decir que 2021 ha sido hasta hoy, el peor resultado para el PRI en toda su historia, porque si bien tuvo casi el 19 por ciento de los votos en alianza con PAN y PRD, en solitario apenas le dio para llegar al 5 por ciento. A este paso, el tricolor está más cerca de luchar por conservar el registro en Veracruz que de convertirse en un verdadero protagonista de las elecciones estatales.