/ jueves 24 de mayo de 2018

El príncipe azul II

La boda real de la monarquía inglesa en pleno siglo XXI desató un debate entre los internautas…

Todos tenían un comentario, un buen deseo o el mensaje frívolo; hasta pleitos se generaron entre tuiteros, los defensores del amor y los agoreros del desastre. De todo hay en la viña de Señor.

La transmisión en vivo se siguió por las cadenas televisas y de forma simultánea por redes sociales, el ágora de nuestra sociedad moderna. Pasamos de la plaza pública de Aristóteles, quien concebía el conocimiento a través del contacto con la realidad, al espacio virtual, no sé qué tan real.

Los medios de comunicación tradicionales y digitales “colocaron” a Harry como el príncipe moderno, el sexto en la línea sucesoria para el trono inglés; de Megan destacaban su actividad profesional como actriz, su estatus civil de “divorciada” y, por si fuera poco, señalaban que tiene una madre afroamericana y un padre blanco.

También se propagaron los memes que colocan a la mujer de 36 años de edad como arribista, mantenida y rescatada de la vida laboral. Todos enfatizaban que jamás tendrá que trabajar, como si se hubiera sacado la lotería al casarse con el príncipe de Gales.

“Ésta es la sonrisa de una mujer que sabe que nunca tendrá que vender Jafra, Avón, Herbalife o hacer tandas para salir adelante”, decía una de las imágenes que me llegó en diferentes grupos de Whatsapp.

Todos los memes y “chistes” iban en el mismo sentido: Markle nunca más sufrirá por dinero, vivirá aliviada con el príncipe de sus sueños.

“Cuando sabes que nunca más comprarás a meses sin intereses, la sonrisa de alguien que nunca más tendrá que trabajar”, decía otro de los mensajes, como si ella no hubiera tenido oportunidades de empleo, desarrollo profesional y aspiraciones a largo plazo.

Algunos medios de comunicación también resaltaron que Megan tendrá que hacer algunos sacrificios para estar con su príncipe y gozar de las comodidades que lo rodean. El principal (creo yo) dejar su actividad profesional, la actuación, pero a la par deberá dejar las fiestas, la vestimenta atrevida y la manifestación de ideas en redes sociales. Claro, el estereotipo de mujer abnegada no podía faltar en las reseñas noticiosas.

No leí un solo tuit o meme que señalara que Harry se había sacado la lotería por tener a su lado a una hermosa mujer, por dentro y por fuera; tampoco leí que el príncipe tuviera que “sacrificar” algo para estar a su lado, ni encontré noticias que hablaran de su historial amoroso o de su gusto por el alcohol o la marihuana.

Lo curioso es que al final parece que todas esperan “al príncipe azul”, todas desean a un apuesto Harry que las lleve a su reinado… esa fue la impresión que me deja la gran boda entre el rebelde Harry de Inglaterra y la actriz estadounidense Meghan Markle.

Hay un deseo escondido por el príncipe apuesto, la boda de ensueño, el vestido esponjado con tiara de princesa, los pajecitos con pétalos de rosa, el sí acepto al final de la alfombra roja y el beso tímido ante decenas de espectadores.

Transparencia3.0@hotmail.com

La boda real de la monarquía inglesa en pleno siglo XXI desató un debate entre los internautas…

Todos tenían un comentario, un buen deseo o el mensaje frívolo; hasta pleitos se generaron entre tuiteros, los defensores del amor y los agoreros del desastre. De todo hay en la viña de Señor.

La transmisión en vivo se siguió por las cadenas televisas y de forma simultánea por redes sociales, el ágora de nuestra sociedad moderna. Pasamos de la plaza pública de Aristóteles, quien concebía el conocimiento a través del contacto con la realidad, al espacio virtual, no sé qué tan real.

Los medios de comunicación tradicionales y digitales “colocaron” a Harry como el príncipe moderno, el sexto en la línea sucesoria para el trono inglés; de Megan destacaban su actividad profesional como actriz, su estatus civil de “divorciada” y, por si fuera poco, señalaban que tiene una madre afroamericana y un padre blanco.

También se propagaron los memes que colocan a la mujer de 36 años de edad como arribista, mantenida y rescatada de la vida laboral. Todos enfatizaban que jamás tendrá que trabajar, como si se hubiera sacado la lotería al casarse con el príncipe de Gales.

“Ésta es la sonrisa de una mujer que sabe que nunca tendrá que vender Jafra, Avón, Herbalife o hacer tandas para salir adelante”, decía una de las imágenes que me llegó en diferentes grupos de Whatsapp.

Todos los memes y “chistes” iban en el mismo sentido: Markle nunca más sufrirá por dinero, vivirá aliviada con el príncipe de sus sueños.

“Cuando sabes que nunca más comprarás a meses sin intereses, la sonrisa de alguien que nunca más tendrá que trabajar”, decía otro de los mensajes, como si ella no hubiera tenido oportunidades de empleo, desarrollo profesional y aspiraciones a largo plazo.

Algunos medios de comunicación también resaltaron que Megan tendrá que hacer algunos sacrificios para estar con su príncipe y gozar de las comodidades que lo rodean. El principal (creo yo) dejar su actividad profesional, la actuación, pero a la par deberá dejar las fiestas, la vestimenta atrevida y la manifestación de ideas en redes sociales. Claro, el estereotipo de mujer abnegada no podía faltar en las reseñas noticiosas.

No leí un solo tuit o meme que señalara que Harry se había sacado la lotería por tener a su lado a una hermosa mujer, por dentro y por fuera; tampoco leí que el príncipe tuviera que “sacrificar” algo para estar a su lado, ni encontré noticias que hablaran de su historial amoroso o de su gusto por el alcohol o la marihuana.

Lo curioso es que al final parece que todas esperan “al príncipe azul”, todas desean a un apuesto Harry que las lleve a su reinado… esa fue la impresión que me deja la gran boda entre el rebelde Harry de Inglaterra y la actriz estadounidense Meghan Markle.

Hay un deseo escondido por el príncipe apuesto, la boda de ensueño, el vestido esponjado con tiara de princesa, los pajecitos con pétalos de rosa, el sí acepto al final de la alfombra roja y el beso tímido ante decenas de espectadores.

Transparencia3.0@hotmail.com