/ sábado 14 de diciembre de 2019

El pueblo, en contra de pagar a partidos

El día de ayer en la Cámara de Diputados se demostró una vez más, que subsidiar los procesos políticos en México a través de los partidos es aumentar la corrupción, que a su vez invade y fomenta la partidocracia.

Ya no es posible que los institutos o partidos políticos se apropien de toda la actividad política, aniquilando la democracia en nuestro país, y utilizando el dinero que sale con mucho esfuerzo de los bolsillos del contribuyente.

¿Dónde quedó la voluntad del pueblo para elegir a sus gobernantes a través de un proceso electoral? Y sobre todo ¿Donde el concepto que la Constitución establece, de que el pueblo ejerce su soberanía a través de su voto libre, secreto y directo?. Cuando el ciudadano común está impedido con tantas trabas legaloides, para presentar su candidatura y contender en una elección.

El avance que representó la constitución del Instituto Federal Electoral, integrado con representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; y la propuesta de profesionalización de los organizadores de elecciones, cobró mayor fuerza con la llegada a la presidencia del organismo de un Consejo General del IFE encargado de fiscalizar el financiamiento de partidos y procesos electorales, además del TEPJF y la FEPADE.

Todo iba bien en la ruta para perfeccionar la democracia, hasta que los representantes de los partidos políticos lograron en el ámbito electoral, las diputaciones y senadurías de representación proporcional y la inclusión de representantes de partidos en los organismos electorales, más el cobro de jugosas cantidades millonarias, destinadas al sostenimiento de los propios partidos políticos. Hoy la política se ha prostituido permitiendo que buena parte de la recaudación fiscal que proviene de los impuestos, sirva para amasar fortunas y sostener a una mafia de vividores que se reparten las prerrogativas que aún sin elecciones reciben los partidos, a los que ya no importa el triunfo sino la sobrevivencia del registro de los institutos políticos para seguir en la nómina oficial.

Seguramente en la elección del 2021, se reflejará el sentimiento ciudadano en favor de los partidos que intentaron, reducir el dispendio de las prerrogativas. Hubo partidos de oposición a Morena, que cerraron filas para impedir la reducción de la pesada carga que representa el funcionamiento de organismos electorales y partidos políticos, que finalmente pagará el pueblo.

El día de ayer en la Cámara de Diputados se demostró una vez más, que subsidiar los procesos políticos en México a través de los partidos es aumentar la corrupción, que a su vez invade y fomenta la partidocracia.

Ya no es posible que los institutos o partidos políticos se apropien de toda la actividad política, aniquilando la democracia en nuestro país, y utilizando el dinero que sale con mucho esfuerzo de los bolsillos del contribuyente.

¿Dónde quedó la voluntad del pueblo para elegir a sus gobernantes a través de un proceso electoral? Y sobre todo ¿Donde el concepto que la Constitución establece, de que el pueblo ejerce su soberanía a través de su voto libre, secreto y directo?. Cuando el ciudadano común está impedido con tantas trabas legaloides, para presentar su candidatura y contender en una elección.

El avance que representó la constitución del Instituto Federal Electoral, integrado con representantes de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial; y la propuesta de profesionalización de los organizadores de elecciones, cobró mayor fuerza con la llegada a la presidencia del organismo de un Consejo General del IFE encargado de fiscalizar el financiamiento de partidos y procesos electorales, además del TEPJF y la FEPADE.

Todo iba bien en la ruta para perfeccionar la democracia, hasta que los representantes de los partidos políticos lograron en el ámbito electoral, las diputaciones y senadurías de representación proporcional y la inclusión de representantes de partidos en los organismos electorales, más el cobro de jugosas cantidades millonarias, destinadas al sostenimiento de los propios partidos políticos. Hoy la política se ha prostituido permitiendo que buena parte de la recaudación fiscal que proviene de los impuestos, sirva para amasar fortunas y sostener a una mafia de vividores que se reparten las prerrogativas que aún sin elecciones reciben los partidos, a los que ya no importa el triunfo sino la sobrevivencia del registro de los institutos políticos para seguir en la nómina oficial.

Seguramente en la elección del 2021, se reflejará el sentimiento ciudadano en favor de los partidos que intentaron, reducir el dispendio de las prerrogativas. Hubo partidos de oposición a Morena, que cerraron filas para impedir la reducción de la pesada carga que representa el funcionamiento de organismos electorales y partidos políticos, que finalmente pagará el pueblo.