/ domingo 9 de junio de 2019

El que pretende gobernar para todos, termina por no gobernar

Los escarceos entre Estados Unidos y México, sobre la política migratoria de los dos países, sirvieron para conocer las opiniones, críticas y posicionamientos de quienes siguen siendo opositores al gobierno de Andrés Manuel López Obrador; y por otra parte escuchar los argumentos de quienes, defensores a ultranza del tabasqueño, no permiten la mínima objeción a las determinaciones del líder del partido Morena.

Para conocer mejor el problema que representa la asistencia y solidaridad social con quienes dejan sus lugares de origen, para sobrevivir y salvarse de la represión de la “gorilocracia” que mediante la fuerza bruta ejerce el poder en los pueblos latinoamericanos sojuzgados por dictadores que aplastaron la democracia, habría que conocerse por lo menos las dos últimas décadas de los países expulsores de migrantes.

Entonces sí se tendrían elementos para tomar partido, favoreciendo o reprobando las crecientes caravanas de mujeres, niños, jóvenes y adultos mayores, quienes además de salvar sus vidas aspiran al sueño americano que les posibilitaría elevar su calidad de vida, garantizándoles condiciones de sobrevivencia con atenciones mínimas a la salud, alimentación y trabajo sin miedo a perder la libertad y hasta la vida.

Por lo pronto, las amenazas del presidente Donald Trump, de cerrar la frontera con México y aplicar aranceles (impuestos) adicionales a las exportaciones de productos cultivados y manufacturas y ensambles hechos en nuestro país, han obligado al gobierno de AMLO a cambiar la política migratoria a conveniencia de nuestros vecinos del norte.

Y al mismo tiempo, a utilizar la fuerza pública y la guardia nacional, para impedir el paso de migrantes, tal como lo quiere Trump, so pena de aumentarnos progresivamente los aranceles, con una devaluación inminente del peso frente al dólar, un bloqueo al intercambio comercial y un empobrecimiento mayor para los marginados sociales.

Decidir el destino de un pueblo es tarea de patriotas, dispuestos al máximo sacrificio por el bienestar de sus gobernados, antes que convertirse en “Candil de la calle y oscuridad de su casa”. Las críticas que se hagan a López Obrador por los acuerdos logrados por el bien de la nación resultan infundados y en lugar de disminuir aumentan su liderazgo y popularidad.

Los escarceos entre Estados Unidos y México, sobre la política migratoria de los dos países, sirvieron para conocer las opiniones, críticas y posicionamientos de quienes siguen siendo opositores al gobierno de Andrés Manuel López Obrador; y por otra parte escuchar los argumentos de quienes, defensores a ultranza del tabasqueño, no permiten la mínima objeción a las determinaciones del líder del partido Morena.

Para conocer mejor el problema que representa la asistencia y solidaridad social con quienes dejan sus lugares de origen, para sobrevivir y salvarse de la represión de la “gorilocracia” que mediante la fuerza bruta ejerce el poder en los pueblos latinoamericanos sojuzgados por dictadores que aplastaron la democracia, habría que conocerse por lo menos las dos últimas décadas de los países expulsores de migrantes.

Entonces sí se tendrían elementos para tomar partido, favoreciendo o reprobando las crecientes caravanas de mujeres, niños, jóvenes y adultos mayores, quienes además de salvar sus vidas aspiran al sueño americano que les posibilitaría elevar su calidad de vida, garantizándoles condiciones de sobrevivencia con atenciones mínimas a la salud, alimentación y trabajo sin miedo a perder la libertad y hasta la vida.

Por lo pronto, las amenazas del presidente Donald Trump, de cerrar la frontera con México y aplicar aranceles (impuestos) adicionales a las exportaciones de productos cultivados y manufacturas y ensambles hechos en nuestro país, han obligado al gobierno de AMLO a cambiar la política migratoria a conveniencia de nuestros vecinos del norte.

Y al mismo tiempo, a utilizar la fuerza pública y la guardia nacional, para impedir el paso de migrantes, tal como lo quiere Trump, so pena de aumentarnos progresivamente los aranceles, con una devaluación inminente del peso frente al dólar, un bloqueo al intercambio comercial y un empobrecimiento mayor para los marginados sociales.

Decidir el destino de un pueblo es tarea de patriotas, dispuestos al máximo sacrificio por el bienestar de sus gobernados, antes que convertirse en “Candil de la calle y oscuridad de su casa”. Las críticas que se hagan a López Obrador por los acuerdos logrados por el bien de la nación resultan infundados y en lugar de disminuir aumentan su liderazgo y popularidad.