/ viernes 14 de septiembre de 2018

El que quiere, puede

Viendo que la mayoría de las calles de la ciudad son angostas, los taxistas se pusieron de acuerdo entre sí, e iniciaron un experimento, para tratar de agilizar el tránsito; ya que el funcionamiento de los semáforos les hacía gastar más combustible y perder tiempo en el desarrollo de su trabajo. Fue así como descubrieron que el uno por uno era ideal para ahorrar combustible y aumentar sus ganancias al poder aumentar el número de servicios al público; sólo faltaba que otro tipo de conductores les hiciera eco, aplicándolo también, para agilizar el movimiento vehicular en las calles de la ciudad, ayudando a resolver un problema de tránsito.

Mientras escribíamos estas líneas, en este matutino, leíamos algo sobre lo que fue nuestro trabajo y en honor a la verdad, tenemos la impresión que se va a cometer un error. Quienes estarán al frente de la administración venidera no se cansan de pregonar que la educación será de calidad envidiable y sin embargo piensan eliminar una reforma que bien comprendida y aplicada, ayudaría a alcanzarla.

Si mal no recordamos los primeros en oponerse fueron los mal llamados maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, quienes tienen por regla oponerse a todas las disposiciones emanadas de la Secretaría de Educación Pública.

Situación que desde que estábamos en servicio nos llamó la atención y ya jubilados la comprendimos: estas personas no son maestros y por ello no les gusta cumplir las órdenes de la superioridad.

De ahí que aplaudamos el visto bueno que dieron los buenos maestros a la reforma y su inconformidad con la decisión de oponerse a anularla una vez que entre en funciones la nueva administración; mas, como nunca falta un pelo en la sopa, algunos compañeros que están en servicio no la han comprendido bien y, por eso, afirman que los niños ya deben salir leyendo del kínder, siendo que su edad biológica no se los permite, salvo casos muy raros.

Si nos preguntarán qué tiene que ver una cosa con la otra, les responderíamos: sólo el hecho de que las hemos utilizado como contraste, para ejemplificar lo que se obtiene de beneficio con la decisión de aplicar lo dicho en el título.

Los señores taxistas, con su decisión lograron un triunfo a su favor; en cambio, los maestros buscan algo a favor de los niños y mientras los de la Coordinadora no se decidan entre los niños y ellos, no lo conseguirán.

Como maestros que fuimos, nos atrevemos recomendar, a quienes están en servicio, tomando en cuenta que son mayoría demostrarles a los de la Coordinadora, que lo que hagamos debe ser siempre en favor de los niños (motivo de nuestra labor) y; así, alcanzar nuestro propósito, además de la satisfacción que da el deber cumplido. ¡Salud!


Viendo que la mayoría de las calles de la ciudad son angostas, los taxistas se pusieron de acuerdo entre sí, e iniciaron un experimento, para tratar de agilizar el tránsito; ya que el funcionamiento de los semáforos les hacía gastar más combustible y perder tiempo en el desarrollo de su trabajo. Fue así como descubrieron que el uno por uno era ideal para ahorrar combustible y aumentar sus ganancias al poder aumentar el número de servicios al público; sólo faltaba que otro tipo de conductores les hiciera eco, aplicándolo también, para agilizar el movimiento vehicular en las calles de la ciudad, ayudando a resolver un problema de tránsito.

Mientras escribíamos estas líneas, en este matutino, leíamos algo sobre lo que fue nuestro trabajo y en honor a la verdad, tenemos la impresión que se va a cometer un error. Quienes estarán al frente de la administración venidera no se cansan de pregonar que la educación será de calidad envidiable y sin embargo piensan eliminar una reforma que bien comprendida y aplicada, ayudaría a alcanzarla.

Si mal no recordamos los primeros en oponerse fueron los mal llamados maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, quienes tienen por regla oponerse a todas las disposiciones emanadas de la Secretaría de Educación Pública.

Situación que desde que estábamos en servicio nos llamó la atención y ya jubilados la comprendimos: estas personas no son maestros y por ello no les gusta cumplir las órdenes de la superioridad.

De ahí que aplaudamos el visto bueno que dieron los buenos maestros a la reforma y su inconformidad con la decisión de oponerse a anularla una vez que entre en funciones la nueva administración; mas, como nunca falta un pelo en la sopa, algunos compañeros que están en servicio no la han comprendido bien y, por eso, afirman que los niños ya deben salir leyendo del kínder, siendo que su edad biológica no se los permite, salvo casos muy raros.

Si nos preguntarán qué tiene que ver una cosa con la otra, les responderíamos: sólo el hecho de que las hemos utilizado como contraste, para ejemplificar lo que se obtiene de beneficio con la decisión de aplicar lo dicho en el título.

Los señores taxistas, con su decisión lograron un triunfo a su favor; en cambio, los maestros buscan algo a favor de los niños y mientras los de la Coordinadora no se decidan entre los niños y ellos, no lo conseguirán.

Como maestros que fuimos, nos atrevemos recomendar, a quienes están en servicio, tomando en cuenta que son mayoría demostrarles a los de la Coordinadora, que lo que hagamos debe ser siempre en favor de los niños (motivo de nuestra labor) y; así, alcanzar nuestro propósito, además de la satisfacción que da el deber cumplido. ¡Salud!