/ jueves 24 de junio de 2021

El siguiente paso, que el árbol no tape el bosque

Como apunté en una columna previa: ingreso, educación y participación electoral son elementos que parecen afectar el voto para Morena, al igual que ocurría con el voto del PRI en el siglo pasado.

El mapa de la Ciudad de México dividido el resultado de las elecciones pasadas. Una ciudad cortada de tajo por la mitad en dos hemisterios, oriente y poniente, morenistas y opositores, izquierda y derecha, ricos y pobres, tepache, pulque y champán, Alemania del este y del oeste, los que pagan impuestos y los que reciben subsidios.

Los memes y chistes malos que dominaron la discusión pública a propósito de esta división territorial, algunos de ellos que rozaban o incurrían de lleno en un despreciable clasismo, son desde luego demasiado tontos y superficiales como para ser tomados en serio. Pero más allá de eso, hay mucho en este fenómeno electoral que hay que tratar de entender para tener una mejor idea de qué fue lo que pasó en las pasadas elecciones, cuáles fueron las motivaciones de los electores y en general el porqué de esta inédita división territorial.

Debemos tomar en cuenta que un mapa puede ser una mala o buena fuente de información. Incluso la exactitud puede ser engañosa, como el desmesurado mapa de Suárez Miranda, descrito por Borges que era del tamaño exacto del país, y por lo tanto inservible.

Alejandro Moreno advirtió hace poco, comparando a las encuestas con mapas en movimiento, que las descripciones de fenómenos sociales están en permanente proceso de transformación. "A las encuestas se les vale comparar con una fotografía del momento; yo las veo como mapas en movimiento. Son la cartografía social de algo que está en continuo cambio, nosotros". Encasillar a los votantes de ambos lados de la ciudad por el resultado de esta elección en categorías de clase, no ayuda a entender los cambios que se han presentado en las presencias electorales a lo largo del tiempo, ni a comprender las dinámicas que pueden producir cambios en el futuro.

Georgina Jiménez realizó un análisis preliminar sobre lo que ocurrió en las elecciones pasadas y que no se detiene en los aspectos llamativos de la división territorial-electoral este-oeste de la Ciudad de México. (Animal Político, 19 de junio 2021)

Hay 3 hallazgos de esta investigación que encuentro importantes: en primer lugar, las secciones electorales que perdieron en 2021 los partidos que apoyaron al Presidente en comparación con 2018, fueron aquellas con mayor poder adquisitivo; segundo, los diputados de Morena perdieron 97% de las secciones electorales con más de 12 años de escolaridad promedio. Es decir, a mayor escolaridad, menos votos para Morena. En tercer lugar, hay una fuerte correlación entre las secciones con mayor participación electoral y el voto por la oposición: a mayor participación, menos votos para Morena. Este último dato coincide con la encuesta preelectoral de El Financiero, en la que se aprecia que los posibles electores que apoyaban al PAN y el PRI lucían más incentivados a salir a votar que los simpatizantes de Morena.

Ingreso, educación y participación electoral son elementos que parecen afectar el voto para Morena, al igual que ocurría con el voto del PRI en el siglo pasado.

Una clase media educada y motivada para ejercer su voto de castigo marcó la diferencia para la Ciudad de México entre las elecciones de 2018 y 2021.

Entender lo que ocurrió en la Ciudad de México en estas elecciones es importante para desbancar mitos que simplifican una realidad que es muy compleja y que no caben en una explicación meramente territorial.

Será relevante ahondar en el análisis de los datos para conocer con mayor cuidado lo que ocurrió en esta elección y las razones por las cuales el fenómeno electoral que fue Morena en 2018, al menos en el caso de la Ciudad de México, se desinfló de tal forma entonces en sólo tres años.

Dicen sabiamente que hay que elegir las batallas y pelear sólo aquellas que podemos ganar.

Como apunté en una columna previa: ingreso, educación y participación electoral son elementos que parecen afectar el voto para Morena, al igual que ocurría con el voto del PRI en el siglo pasado.

El mapa de la Ciudad de México dividido el resultado de las elecciones pasadas. Una ciudad cortada de tajo por la mitad en dos hemisterios, oriente y poniente, morenistas y opositores, izquierda y derecha, ricos y pobres, tepache, pulque y champán, Alemania del este y del oeste, los que pagan impuestos y los que reciben subsidios.

Los memes y chistes malos que dominaron la discusión pública a propósito de esta división territorial, algunos de ellos que rozaban o incurrían de lleno en un despreciable clasismo, son desde luego demasiado tontos y superficiales como para ser tomados en serio. Pero más allá de eso, hay mucho en este fenómeno electoral que hay que tratar de entender para tener una mejor idea de qué fue lo que pasó en las pasadas elecciones, cuáles fueron las motivaciones de los electores y en general el porqué de esta inédita división territorial.

Debemos tomar en cuenta que un mapa puede ser una mala o buena fuente de información. Incluso la exactitud puede ser engañosa, como el desmesurado mapa de Suárez Miranda, descrito por Borges que era del tamaño exacto del país, y por lo tanto inservible.

Alejandro Moreno advirtió hace poco, comparando a las encuestas con mapas en movimiento, que las descripciones de fenómenos sociales están en permanente proceso de transformación. "A las encuestas se les vale comparar con una fotografía del momento; yo las veo como mapas en movimiento. Son la cartografía social de algo que está en continuo cambio, nosotros". Encasillar a los votantes de ambos lados de la ciudad por el resultado de esta elección en categorías de clase, no ayuda a entender los cambios que se han presentado en las presencias electorales a lo largo del tiempo, ni a comprender las dinámicas que pueden producir cambios en el futuro.

Georgina Jiménez realizó un análisis preliminar sobre lo que ocurrió en las elecciones pasadas y que no se detiene en los aspectos llamativos de la división territorial-electoral este-oeste de la Ciudad de México. (Animal Político, 19 de junio 2021)

Hay 3 hallazgos de esta investigación que encuentro importantes: en primer lugar, las secciones electorales que perdieron en 2021 los partidos que apoyaron al Presidente en comparación con 2018, fueron aquellas con mayor poder adquisitivo; segundo, los diputados de Morena perdieron 97% de las secciones electorales con más de 12 años de escolaridad promedio. Es decir, a mayor escolaridad, menos votos para Morena. En tercer lugar, hay una fuerte correlación entre las secciones con mayor participación electoral y el voto por la oposición: a mayor participación, menos votos para Morena. Este último dato coincide con la encuesta preelectoral de El Financiero, en la que se aprecia que los posibles electores que apoyaban al PAN y el PRI lucían más incentivados a salir a votar que los simpatizantes de Morena.

Ingreso, educación y participación electoral son elementos que parecen afectar el voto para Morena, al igual que ocurría con el voto del PRI en el siglo pasado.

Una clase media educada y motivada para ejercer su voto de castigo marcó la diferencia para la Ciudad de México entre las elecciones de 2018 y 2021.

Entender lo que ocurrió en la Ciudad de México en estas elecciones es importante para desbancar mitos que simplifican una realidad que es muy compleja y que no caben en una explicación meramente territorial.

Será relevante ahondar en el análisis de los datos para conocer con mayor cuidado lo que ocurrió en esta elección y las razones por las cuales el fenómeno electoral que fue Morena en 2018, al menos en el caso de la Ciudad de México, se desinfló de tal forma entonces en sólo tres años.

Dicen sabiamente que hay que elegir las batallas y pelear sólo aquellas que podemos ganar.