/ martes 14 de enero de 2020

El silencio de Yunes

Ayer, desde la Ciudad de México, el periodista Óscar Mario Beteta filtró el dato de que en las próximas horas sería liberada una orden de aprehensión en contra del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares, por delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero, aunque más tarde un periódico poblano difundió otra nota, según la cual el asunto estaría relacionado al caso documentado por la periodista Lydia Cacho en su libro “Los Demonios del Edén” de una red de pederastia en México que involucró a varios políticos, él entre ellos, y llevó a prisión al empresario Jean Succar Kuri por pornografía infantil y corrupción de menores.

Son versiones discrepantes, aunque lo cierto es que la Fiscalía General de la República sí lo investiga. Hay asuntos que habrían sido reabiertos, y otros en los que estarían por abrir carpeta de investigación. El año pasado el panista hizo apariciones públicas, en el café o trotando por el bulevar del puerto jarocho, cuyo mensaje fue desestimar esas especulaciones, y en realidad sólo fueron deseos de sus malquerientes, aunque el exgobernador dejó su actitud retadora y ofensiva que tuvo antes de la elección presidencial y sus declaraciones han sido muy medidas, mesuradas, excepto cuando detuvieron a exfuncionarios de la Sefiplan en su gobierno, cuando dijo que ese acto era “una atrocidad” jurídica.

Fuera de eso, ha guardado silencio, pero tras esta nueva embestida mediática, Yunes ha vuelto a callar, y ese silencio habla por sí mismo. Si no lo desmiente, es que en realidad es, y lo sabe. Sin embargo, habrá que esperar un poco más, sea para confirmar que se le fincarán responsabilidades por la presunta comisión de delitos penales, o solamente se trata de “borregos” para mantenerlo a raya, con la advertencia de que la guillotina pende solamente de un hilo.

Hay varios colaboradores suyos que también ven cerca la lumbre, varios, sobre los cuales penden denuncias, algunas con sustento y otras que van a quedar en lo mediático. Cuestiones políticas que se judicializan, lo que es parte del juego que gustan practicar quienes llegan al poder en contra de los se fueron y se convirtieron en sus enemigos o son incómodos. Yunes no es una perita en dulce, él mismo hizo lo mismo en los tiempos en que ejerció cargos públicos, desde que era secretario de Gobierno con el exgobernador Patricio Chirinos y con mayor razón en el cargo de gobernador, hasta hace poco más de un año. Así que, quienes quieren verlo tras las rejas, tendrán que esperar.

LAS REDES Y EL EFECTO BOOMERANG

Un cuentahabiente retiró una alta suma de dinero de una sucursal Santander en Boca del Río y a la salida del banco fue asaltado. Según su versión, los ladrones le dijeron textualmente que entregara los 76 mil pesos que llevaba consigo, y eso fue suficiente para sospechar de la cajera que le entregó ese monto minutos antes, regresó a la caja y grabó su reclamo, incluso con palabras amenazantes. El video se viralizó en redes sociales y, como es usual, la policía actuó de inmediato para tapar el pozo y detuvo a dos malandros, a uno de ellos los internautas lo relacionaron como hermano de ella, lo que resultó falso. Fue un teatro, en poca palabras. Sin embargo, las redes ya habían cruxificado a la cajera.

La empresa bancaria reaccionó y llevó a la cajera a presentar denuncia y, por arte de magia, detuvieron al cuentahabiente por delitos de discriminación y violación a la intimidad, es decir, se lavaron la cara. Es un enredo, sin duda, y la justicia lo enreda más, en vez de cumplir con su función. ¿Es inocente la cajera? Sí, hasta ahora. ¿Es culpable quien difamó a la cajera? Sí, en apariencia. Sin embargo, ¿quién da los pitazos de quien hace retiros del banco y luego son asaltados? Si no son los o las cajeras, alguien debe serlo, y eso es lo que debe investigarse.

opedro2006@gmail.com

Ayer, desde la Ciudad de México, el periodista Óscar Mario Beteta filtró el dato de que en las próximas horas sería liberada una orden de aprehensión en contra del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares, por delitos de delincuencia organizada y lavado de dinero, aunque más tarde un periódico poblano difundió otra nota, según la cual el asunto estaría relacionado al caso documentado por la periodista Lydia Cacho en su libro “Los Demonios del Edén” de una red de pederastia en México que involucró a varios políticos, él entre ellos, y llevó a prisión al empresario Jean Succar Kuri por pornografía infantil y corrupción de menores.

Son versiones discrepantes, aunque lo cierto es que la Fiscalía General de la República sí lo investiga. Hay asuntos que habrían sido reabiertos, y otros en los que estarían por abrir carpeta de investigación. El año pasado el panista hizo apariciones públicas, en el café o trotando por el bulevar del puerto jarocho, cuyo mensaje fue desestimar esas especulaciones, y en realidad sólo fueron deseos de sus malquerientes, aunque el exgobernador dejó su actitud retadora y ofensiva que tuvo antes de la elección presidencial y sus declaraciones han sido muy medidas, mesuradas, excepto cuando detuvieron a exfuncionarios de la Sefiplan en su gobierno, cuando dijo que ese acto era “una atrocidad” jurídica.

Fuera de eso, ha guardado silencio, pero tras esta nueva embestida mediática, Yunes ha vuelto a callar, y ese silencio habla por sí mismo. Si no lo desmiente, es que en realidad es, y lo sabe. Sin embargo, habrá que esperar un poco más, sea para confirmar que se le fincarán responsabilidades por la presunta comisión de delitos penales, o solamente se trata de “borregos” para mantenerlo a raya, con la advertencia de que la guillotina pende solamente de un hilo.

Hay varios colaboradores suyos que también ven cerca la lumbre, varios, sobre los cuales penden denuncias, algunas con sustento y otras que van a quedar en lo mediático. Cuestiones políticas que se judicializan, lo que es parte del juego que gustan practicar quienes llegan al poder en contra de los se fueron y se convirtieron en sus enemigos o son incómodos. Yunes no es una perita en dulce, él mismo hizo lo mismo en los tiempos en que ejerció cargos públicos, desde que era secretario de Gobierno con el exgobernador Patricio Chirinos y con mayor razón en el cargo de gobernador, hasta hace poco más de un año. Así que, quienes quieren verlo tras las rejas, tendrán que esperar.

LAS REDES Y EL EFECTO BOOMERANG

Un cuentahabiente retiró una alta suma de dinero de una sucursal Santander en Boca del Río y a la salida del banco fue asaltado. Según su versión, los ladrones le dijeron textualmente que entregara los 76 mil pesos que llevaba consigo, y eso fue suficiente para sospechar de la cajera que le entregó ese monto minutos antes, regresó a la caja y grabó su reclamo, incluso con palabras amenazantes. El video se viralizó en redes sociales y, como es usual, la policía actuó de inmediato para tapar el pozo y detuvo a dos malandros, a uno de ellos los internautas lo relacionaron como hermano de ella, lo que resultó falso. Fue un teatro, en poca palabras. Sin embargo, las redes ya habían cruxificado a la cajera.

La empresa bancaria reaccionó y llevó a la cajera a presentar denuncia y, por arte de magia, detuvieron al cuentahabiente por delitos de discriminación y violación a la intimidad, es decir, se lavaron la cara. Es un enredo, sin duda, y la justicia lo enreda más, en vez de cumplir con su función. ¿Es inocente la cajera? Sí, hasta ahora. ¿Es culpable quien difamó a la cajera? Sí, en apariencia. Sin embargo, ¿quién da los pitazos de quien hace retiros del banco y luego son asaltados? Si no son los o las cajeras, alguien debe serlo, y eso es lo que debe investigarse.

opedro2006@gmail.com