/ viernes 28 de septiembre de 2018

En este mundo traidor

Gracias a lo siguiente: nació nuestra pasión por la fotografía: cuando trabajamos en el “Salto de Eyipantla”, en la región de Los Tuxtlas, la escuela se encontraba a unos pasos del río. Un día llegó un grupo de personas y quien iba al frente nos dijo: “Maestro tenemos la idea de filmar una película en la que aparezca la cascada y, para ello, queremos ver si nos puede ayudar para hablar con los campesinos a que nos ayuden para preparar el staff”. Cómo el que no sabe es cómo el que no ve, preguntamos: ¿El qué?, “El staff nos respondieron, es decir, que como miembros nos ayuden a preparar todo lo necesario para efectuar una escena”.

Trataremos de hacerlo, respondimos, y nos fuimos a buscar a dos miembros de los padres de familia que nos ayudaban con la parcela escolar: Don Felipe y don Toribio, quienes se presentaron al día siguiente, acompañados de sus respectivas cuadrillas.

Cuando llegaron con el director, éste les pidió construir un puente colgante en el tramo del río que estaba frente a la escuela y una vez concluido al día siguiente se procedió a iniciar la filmación, para ello pidió a Ricardo Montalbán, que encarnaba al protagonista de la película, que a la voz ¡Cámara, acción! Comenzara a caminar sobre el puente. Mientras en el extremo se encontraba un actor desconocido que encarnaba a Santos, un hombre amargado, con un machete en la mano, y cuando Montalbán llegó a la mitad, el director gritó: ¡Corte! Y la filmación se detuvo para que Ricardo se saliera y en su lugar entró otra persona (el doble). Cuando el director ordenó: reanudar; Santos cortó las cuerdas del puente y el doble cayó al agua.

Río abajo, en la parte alta de la cascada echaron al agua un muñeco y filmaron la caída de éste en la cascada cuando llegó abajo el actor se metió al agua y nadó, al llegar a la orilla, simuló quedar desmayado. Cuando supuestamente despertó, estaba en una choza con Santos y su hija.

Cuando Santos lo vio despierto le dijo: En cuanto se componga de su pierna, debe irse.

Luego de darnos las gracias, nos dieron unos pases para cuando la pasaran en el cine LUX de San Andrés, así lo hicimos y al salir nos dijeron los campesinos: maestro, que mentirosos son, nosotros vimos bien clarito que echaron un muñeco y aquí se ve que fue este hombre. A lo que nosotros respondimos: recuerden que “En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal conque se mira”. Ustedes dicen lo que vieron, pero el resto de las personas vieron lo que ellos querían que vieran.

Para nosotros fue el despertar de una nueva inquietud, viendo la versatilidad de la fotografía, anhelamos el aprender fotografía, para ello buscamos cursos al respecto, fuimos con don Humberto Frutis que vendía artículos fotográficos y le compramos una buena cámara de 35 milímetros y una ampliadora, que usamos hasta que nos alcanzó el destino porque aparecieron las cámaras digitales y desaparecieron los líquidos para revelar, y ya no las pudimos utilizar. ¡Salud!


Gracias a lo siguiente: nació nuestra pasión por la fotografía: cuando trabajamos en el “Salto de Eyipantla”, en la región de Los Tuxtlas, la escuela se encontraba a unos pasos del río. Un día llegó un grupo de personas y quien iba al frente nos dijo: “Maestro tenemos la idea de filmar una película en la que aparezca la cascada y, para ello, queremos ver si nos puede ayudar para hablar con los campesinos a que nos ayuden para preparar el staff”. Cómo el que no sabe es cómo el que no ve, preguntamos: ¿El qué?, “El staff nos respondieron, es decir, que como miembros nos ayuden a preparar todo lo necesario para efectuar una escena”.

Trataremos de hacerlo, respondimos, y nos fuimos a buscar a dos miembros de los padres de familia que nos ayudaban con la parcela escolar: Don Felipe y don Toribio, quienes se presentaron al día siguiente, acompañados de sus respectivas cuadrillas.

Cuando llegaron con el director, éste les pidió construir un puente colgante en el tramo del río que estaba frente a la escuela y una vez concluido al día siguiente se procedió a iniciar la filmación, para ello pidió a Ricardo Montalbán, que encarnaba al protagonista de la película, que a la voz ¡Cámara, acción! Comenzara a caminar sobre el puente. Mientras en el extremo se encontraba un actor desconocido que encarnaba a Santos, un hombre amargado, con un machete en la mano, y cuando Montalbán llegó a la mitad, el director gritó: ¡Corte! Y la filmación se detuvo para que Ricardo se saliera y en su lugar entró otra persona (el doble). Cuando el director ordenó: reanudar; Santos cortó las cuerdas del puente y el doble cayó al agua.

Río abajo, en la parte alta de la cascada echaron al agua un muñeco y filmaron la caída de éste en la cascada cuando llegó abajo el actor se metió al agua y nadó, al llegar a la orilla, simuló quedar desmayado. Cuando supuestamente despertó, estaba en una choza con Santos y su hija.

Cuando Santos lo vio despierto le dijo: En cuanto se componga de su pierna, debe irse.

Luego de darnos las gracias, nos dieron unos pases para cuando la pasaran en el cine LUX de San Andrés, así lo hicimos y al salir nos dijeron los campesinos: maestro, que mentirosos son, nosotros vimos bien clarito que echaron un muñeco y aquí se ve que fue este hombre. A lo que nosotros respondimos: recuerden que “En este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal conque se mira”. Ustedes dicen lo que vieron, pero el resto de las personas vieron lo que ellos querían que vieran.

Para nosotros fue el despertar de una nueva inquietud, viendo la versatilidad de la fotografía, anhelamos el aprender fotografía, para ello buscamos cursos al respecto, fuimos con don Humberto Frutis que vendía artículos fotográficos y le compramos una buena cámara de 35 milímetros y una ampliadora, que usamos hasta que nos alcanzó el destino porque aparecieron las cámaras digitales y desaparecieron los líquidos para revelar, y ya no las pudimos utilizar. ¡Salud!