/ domingo 20 de septiembre de 2020

En esto confía Morena para ganar

Aunque tienen malos gobiernos por todo Veracruz, legisladores que no defienden causas justas y no han marcado diferencia con administraciones pasadas, en Morena están confiados en que les irá muy bien el próximo año cuando haya elecciones.

Su optimismo se basa en que dan apoyos (dinero) directamente a casi 2 millones de veracruzanos y que tienen la fórmula para ejercer control sobre diputados, magistrados, instituciones gubernamentales supuestamente independientes, alcaldes de oposición, dirigentes partidistas, políticos con fuerza en zonas y organizaciones sociales, entre otros actores que influyen en la vida veracruzana.

Saben además utilizar a la policía de Seguridad Pública y la Fiscalía también intervendrá en caso necesario.

En no pocas ocasiones eso ha servido para triunfar de manera global.

Un buen político-cacique suele hacer ganar a su candidato, a veces “limpiamente” o en ocasiones a empujones, golpes, sombrerazos y una ayuda con votos de más en algunas casillas. Si el problema continúa hay solución a la hora de contar votos en las comisiones electorales o se puede recibir un empujón favorable en los tribunales.

Los alcaldes inyectarán dinero y otros recursos a favor de los candidatos con línea del Palacio para evitar las molestias de unas implacables auditorías, el dirigente de oposición maniobrará para postular candidatos perdedores en lugares clave con tal de que no le revivan cosas del pasado y puede haber más cosas de ese estilo.

Así ha sido antes y, por lo que se ve, así será el próximo año, cuando se elija a 50 diputados locales, a 20 legisladores federales y a 212 alcaldes. Decíamos que es claro que encontraron la fórmula para ejercer control sobre personas, grupos e instituciones importantes y que, con base a ello, harán lo necesario para tratar de ganar el mayor número de presidencias municipales y retener el control en la Legislatura.

Pero no sería la primera vez que eso no basta. A partir de este siglo, cada proceso electoral, por más que se trabaje, aprieten tuercas y se aceite la maquinaria, es un volado.

Y hay más volatilidad cuando lo que está en juego son las alcaldías. No está de más recordar que las peleas por las presidencias municipales mueven pasiones como ninguna otra elección. Acaban con amistades de años, terminan con compadrazgos, ponen a hijos contra padres y unen a los enemigos, o sea, desatan a la jauría.

Además el Organismo Público Local Electoral (OPLE), en una decisión que considero acertada, dio el banderazo para que síndicos y regidores, que suman casi 2 mil a lo largo y ancho del territorio veracruzano, puedan aspirar a ser alcaldes en las elecciones de 2021.

No debe perderse de vista que una buena parte de los 212 síndicos están en contra de sus alcaldes o al menos mascullan, y muchos regidores andan igual. Observan cómo son manejados los recursos de las tesorerías y los que entran por otras fuentes y lo malo es eso, que solo observan, no reciben nada.

Ahora tienen la oportunidad de, prácticamente estando en funciones, ir por la silla del jefe. Así que a los que están ya anotándose para buscar las alcaldías, sume a un gran número de síndicos y regidores. Eran muchos y parió la abuela la semana pasada con la decisión del OPLE.

Otro factor adverso a tomarse en cuenta es que a las fuerzas municipales y regionales, a los que tienen influencia en la política y en la vida social y económica del Estado no les gusta que en el gobierno tengan tanta fuerza ni ejerzan el mando con autoritarismo. Dicen que sí, pero cuando lo consideran oportuno dan el revés.

En fin, más allá de eso, cuando el pueblo, que es sabio y observador, decide votar a favor o en contra, ni quien lo pare.

Aunque tienen malos gobiernos por todo Veracruz, legisladores que no defienden causas justas y no han marcado diferencia con administraciones pasadas, en Morena están confiados en que les irá muy bien el próximo año cuando haya elecciones.

Su optimismo se basa en que dan apoyos (dinero) directamente a casi 2 millones de veracruzanos y que tienen la fórmula para ejercer control sobre diputados, magistrados, instituciones gubernamentales supuestamente independientes, alcaldes de oposición, dirigentes partidistas, políticos con fuerza en zonas y organizaciones sociales, entre otros actores que influyen en la vida veracruzana.

Saben además utilizar a la policía de Seguridad Pública y la Fiscalía también intervendrá en caso necesario.

En no pocas ocasiones eso ha servido para triunfar de manera global.

Un buen político-cacique suele hacer ganar a su candidato, a veces “limpiamente” o en ocasiones a empujones, golpes, sombrerazos y una ayuda con votos de más en algunas casillas. Si el problema continúa hay solución a la hora de contar votos en las comisiones electorales o se puede recibir un empujón favorable en los tribunales.

Los alcaldes inyectarán dinero y otros recursos a favor de los candidatos con línea del Palacio para evitar las molestias de unas implacables auditorías, el dirigente de oposición maniobrará para postular candidatos perdedores en lugares clave con tal de que no le revivan cosas del pasado y puede haber más cosas de ese estilo.

Así ha sido antes y, por lo que se ve, así será el próximo año, cuando se elija a 50 diputados locales, a 20 legisladores federales y a 212 alcaldes. Decíamos que es claro que encontraron la fórmula para ejercer control sobre personas, grupos e instituciones importantes y que, con base a ello, harán lo necesario para tratar de ganar el mayor número de presidencias municipales y retener el control en la Legislatura.

Pero no sería la primera vez que eso no basta. A partir de este siglo, cada proceso electoral, por más que se trabaje, aprieten tuercas y se aceite la maquinaria, es un volado.

Y hay más volatilidad cuando lo que está en juego son las alcaldías. No está de más recordar que las peleas por las presidencias municipales mueven pasiones como ninguna otra elección. Acaban con amistades de años, terminan con compadrazgos, ponen a hijos contra padres y unen a los enemigos, o sea, desatan a la jauría.

Además el Organismo Público Local Electoral (OPLE), en una decisión que considero acertada, dio el banderazo para que síndicos y regidores, que suman casi 2 mil a lo largo y ancho del territorio veracruzano, puedan aspirar a ser alcaldes en las elecciones de 2021.

No debe perderse de vista que una buena parte de los 212 síndicos están en contra de sus alcaldes o al menos mascullan, y muchos regidores andan igual. Observan cómo son manejados los recursos de las tesorerías y los que entran por otras fuentes y lo malo es eso, que solo observan, no reciben nada.

Ahora tienen la oportunidad de, prácticamente estando en funciones, ir por la silla del jefe. Así que a los que están ya anotándose para buscar las alcaldías, sume a un gran número de síndicos y regidores. Eran muchos y parió la abuela la semana pasada con la decisión del OPLE.

Otro factor adverso a tomarse en cuenta es que a las fuerzas municipales y regionales, a los que tienen influencia en la política y en la vida social y económica del Estado no les gusta que en el gobierno tengan tanta fuerza ni ejerzan el mando con autoritarismo. Dicen que sí, pero cuando lo consideran oportuno dan el revés.

En fin, más allá de eso, cuando el pueblo, que es sabio y observador, decide votar a favor o en contra, ni quien lo pare.