/ martes 9 de febrero de 2021

Energía más cara y contaminante

Este gobierno, rebasado por su incapacidad, mentiras, inexperiencia e ineptitud ante los desastres económicos, de salud y seguridad, por mencionar algunos, se atreve -una vez más- a atentar contra el progreso, contra la economía de las familias mexicanas y como es su costumbre, a violentar las leyes y los tratados internacionales.

Al inicio de este mes, el presidente Andrés Manuel López Obrador envió a la Cámara de Diputados una iniciativa preferente para modificar la Ley de la Industria Eléctrica, con el objetivo de “fortalecer” la energía eléctrica que produce el Estado mexicano, dando prioridad a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y según él, para “beneficio del interés nacional”.

La iniciativa busca priorizar la inyección de energía en la red, favoreciendo a la Comisión Federal de Electricidad, con sus centrales generadoras y dejando de lado a las energías renovables, y por ser de carácter preferente, tiene un lapso de 30 días para ser discutida en la Cámara baja.

Es decir, se despachará primero la energía de la CFE, que es mucho más cara y sucia por la quema de combustibles, en lugar de la energía barata y limpia. Esto, a simple vista, solo afectará a los consumidores, quienes pagarán mayores tarifas al gobierno federal que deberá incrementar el subsidio y el alto costo lo terminará pagando solamente el usuario.

Este decreto lleno de ideologías y no de argumentos sustentables que expliquen por qué el Presidente atenta contra el bolsillo de los mexicanos, por qué quiere dar toda la capacidad a la CFE para no comprar energía por medio de subastas, las cuales sirven para adquirir energía eléctrica a menor precio y promover la competencia.

Todo lo contrario, el Presidente no se cansa de decir (no sé si para convencerse él mismo) que la generación eléctrica renovable es cara e intermitente, por las fallas que se presentaron los meses anteriores en la red en el sur de México, pintando este suceso como un enorme riesgo para la seguridad del sistema eléctrico nacional, un pretexto más para que la CFE acapare toda la demanda.

Este gobierno federal siempre camina hacia atrás y sale a decir que las energías renovables generan problemas de intermitencia, cuando países como Islandia dependen al 100 por ciento de energías renovables; Noruega al 98 por ciento, Kenia en 70 por ciento, mientras que Uruguay, Suecia y Alemania también van hacia esa dirección.

El costo de esta decisión la terminarán pagando las y los mexicanos, porque al eliminar la competencia en el sector de energía, provocará un aumento del precio de la luz, lo que representa un golpe al ingreso familiar, que ya de por sí los mexicanos están viviendo una situación complicada derivada de la crisis económica.

Entre los últimos reportes del mes de enero de este año, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) informó que la electricidad de la CFE que utilizan combustóleo, tuvo un costo unitario promedio de mil 515 pesos por megawatt-hora; mientras que la energía que proviene de proyectos eólicos y solares, alcanzó un promedio de 384 pesos por megawatt-hora.

Sin duda, la CFE, una de las empresas estatales que el Presidente se ha esforzado por “rescatar”, ofrece electricidad cuatro veces más cara en comparación a la que producen las empresas que generan energías renovables como la eólica y solar.

Y con la entrega de esta participación que hago en este reconocido medio, te digo a ti, amable lector, que desde Acción Nacional estamos comprometidos a salvaguardar el ingreso familiar y pelearemos porque esta contrarreforma inconstitucional no pase, lucharemos por tener energías renovables, limpias, baratas y a favor del cuidado del medio ambiente.

No permitiremos que la 4T, que dice buscar la confiabilidad del sistema eléctrico y la realidad es otra, ocasione más crisis en los hogares con más pérdida de empleos, aumento del precio de la luz y una mayor contaminación del medio ambiente, dando un papel dominante a una empresa de “clase mundial” obsoleta, que ya no tiene la eficiencia y rentabilidad.

El Presidente no dimensiona el atentado que quiere ocasionar con una Ley de la Industria Eléctrica que llevará al país a litigios internacionales y provocará que las y los mexicanos paguen más por el consumo de luz en sus casas, por violar de manera arbitraria el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC).

Al Presidente ya se le hizo costumbre apagar el fuego con gasolina, es tanta la obsesión que tiene por la CFE y Pemex que no le permite ver que los mexicanos necesitamos energía eléctrica más barata, pero él solo ve a la CFE como su posible “caja chica”, donde fungiría como único administrador del dinero, producto de la venta de esa energía eléctrica producida con combustibles fósiles, sin la posibilidad de reducir la pobreza energética de millones de mexicanos.

Senador por Veracruz del PAN

Este gobierno, rebasado por su incapacidad, mentiras, inexperiencia e ineptitud ante los desastres económicos, de salud y seguridad, por mencionar algunos, se atreve -una vez más- a atentar contra el progreso, contra la economía de las familias mexicanas y como es su costumbre, a violentar las leyes y los tratados internacionales.

Al inicio de este mes, el presidente Andrés Manuel López Obrador envió a la Cámara de Diputados una iniciativa preferente para modificar la Ley de la Industria Eléctrica, con el objetivo de “fortalecer” la energía eléctrica que produce el Estado mexicano, dando prioridad a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y según él, para “beneficio del interés nacional”.

La iniciativa busca priorizar la inyección de energía en la red, favoreciendo a la Comisión Federal de Electricidad, con sus centrales generadoras y dejando de lado a las energías renovables, y por ser de carácter preferente, tiene un lapso de 30 días para ser discutida en la Cámara baja.

Es decir, se despachará primero la energía de la CFE, que es mucho más cara y sucia por la quema de combustibles, en lugar de la energía barata y limpia. Esto, a simple vista, solo afectará a los consumidores, quienes pagarán mayores tarifas al gobierno federal que deberá incrementar el subsidio y el alto costo lo terminará pagando solamente el usuario.

Este decreto lleno de ideologías y no de argumentos sustentables que expliquen por qué el Presidente atenta contra el bolsillo de los mexicanos, por qué quiere dar toda la capacidad a la CFE para no comprar energía por medio de subastas, las cuales sirven para adquirir energía eléctrica a menor precio y promover la competencia.

Todo lo contrario, el Presidente no se cansa de decir (no sé si para convencerse él mismo) que la generación eléctrica renovable es cara e intermitente, por las fallas que se presentaron los meses anteriores en la red en el sur de México, pintando este suceso como un enorme riesgo para la seguridad del sistema eléctrico nacional, un pretexto más para que la CFE acapare toda la demanda.

Este gobierno federal siempre camina hacia atrás y sale a decir que las energías renovables generan problemas de intermitencia, cuando países como Islandia dependen al 100 por ciento de energías renovables; Noruega al 98 por ciento, Kenia en 70 por ciento, mientras que Uruguay, Suecia y Alemania también van hacia esa dirección.

El costo de esta decisión la terminarán pagando las y los mexicanos, porque al eliminar la competencia en el sector de energía, provocará un aumento del precio de la luz, lo que representa un golpe al ingreso familiar, que ya de por sí los mexicanos están viviendo una situación complicada derivada de la crisis económica.

Entre los últimos reportes del mes de enero de este año, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) informó que la electricidad de la CFE que utilizan combustóleo, tuvo un costo unitario promedio de mil 515 pesos por megawatt-hora; mientras que la energía que proviene de proyectos eólicos y solares, alcanzó un promedio de 384 pesos por megawatt-hora.

Sin duda, la CFE, una de las empresas estatales que el Presidente se ha esforzado por “rescatar”, ofrece electricidad cuatro veces más cara en comparación a la que producen las empresas que generan energías renovables como la eólica y solar.

Y con la entrega de esta participación que hago en este reconocido medio, te digo a ti, amable lector, que desde Acción Nacional estamos comprometidos a salvaguardar el ingreso familiar y pelearemos porque esta contrarreforma inconstitucional no pase, lucharemos por tener energías renovables, limpias, baratas y a favor del cuidado del medio ambiente.

No permitiremos que la 4T, que dice buscar la confiabilidad del sistema eléctrico y la realidad es otra, ocasione más crisis en los hogares con más pérdida de empleos, aumento del precio de la luz y una mayor contaminación del medio ambiente, dando un papel dominante a una empresa de “clase mundial” obsoleta, que ya no tiene la eficiencia y rentabilidad.

El Presidente no dimensiona el atentado que quiere ocasionar con una Ley de la Industria Eléctrica que llevará al país a litigios internacionales y provocará que las y los mexicanos paguen más por el consumo de luz en sus casas, por violar de manera arbitraria el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC).

Al Presidente ya se le hizo costumbre apagar el fuego con gasolina, es tanta la obsesión que tiene por la CFE y Pemex que no le permite ver que los mexicanos necesitamos energía eléctrica más barata, pero él solo ve a la CFE como su posible “caja chica”, donde fungiría como único administrador del dinero, producto de la venta de esa energía eléctrica producida con combustibles fósiles, sin la posibilidad de reducir la pobreza energética de millones de mexicanos.

Senador por Veracruz del PAN