/ viernes 30 de noviembre de 2018

Época ideal

Tomando en cuenta que no todos tenemos la misma posibilidad económica, pensando en no gastar la misma cantidad, mejor pensemos en la posibilidad de reunirnos en familia, por lo menos en esta época; ideal para mejorar las relaciones familiares con un gasto compartido entre los adultos, que la formamos, al mismo tiempo que hacemos felices a nuestros abuelos, tomando en serio sus sugerencias, de manera tal que les demostremos, que es cierto lo que reza el dicho: “Más sabe el diablo, por viejo que por diablo”.

Ahora bien, para quienes no acostumbran a que en Navidad la familia haga un esfuerzo para reunirse en la casa del más viejo de todos, lo anterior les costará mucho hacerlo, nos atrevemos a decirles que es algo muy hermoso, es una experiencia muy bonita y gratificante, ya que es un reflejo de lo que la vida puede darnos, para no perder el contacto con nuestros familiares a la vez que nos dan una idea de cómo viven y si les falta algo, y poder brindarles ayuda en caso de contar con lo necesario, a la vez que no regalamos cosas inútiles; ya que no es lo que les hace falta.

Reflexionemos como cristianos que somos, debemos comenzar nuestra convivencia en preparar el lugar en que Dios hecho hombre, habrá de nacer o sea el nacimiento; ya que lo que vamos a celebrar es la llegada de Dios, a todos nuestros hogares; es decir, principalmente a nuestro corazón.

Hace algún tiempo la familia Bouches, que en ese entonces podía darse el gusto de distribuir piñatas llenas de juguetes, para que los niños de los alrededores de su casa fueran la noche de Navidad a romperlas con la esperanza de que les tocara algún juguete, estrategia que hoy podría repetirse en las colonias pobres, para que los niños de ellas tuvieran la dicha de tener algún juguete. En la inteligencia que algunos padres de esa colonia, conscientes de que es una época para dar y recibir es necesario que cada criatura sólo tome un juguete; ya que, de lo contrario algunos de los niños presentes se quede como el chinito, no más milando y eso no es justo.

En casa nuestros hijos: la mayor y los menores se apersonaron en el hogar para ayudarnos con el nacimiento y ya nos falta muy poco para terminarlo.

En esta época se hace realidad el mandamiento que nos dejó Jesús: “Amaos los unos a los otros como yo los he amado”, sobre todo con nuestros familiares. Si respetáramos los de todos los demás sería mucho mejor.

Existe en la iglesia un canto que en la última estofa dice: “Señor, que todos seamos una sola familia, para gloria tuya” y nos parece una hermosa conclusión para nuestro trabajo. ¿No lo piensa usted así apreciable y paciente lector/a? ¡Salud!


Tomando en cuenta que no todos tenemos la misma posibilidad económica, pensando en no gastar la misma cantidad, mejor pensemos en la posibilidad de reunirnos en familia, por lo menos en esta época; ideal para mejorar las relaciones familiares con un gasto compartido entre los adultos, que la formamos, al mismo tiempo que hacemos felices a nuestros abuelos, tomando en serio sus sugerencias, de manera tal que les demostremos, que es cierto lo que reza el dicho: “Más sabe el diablo, por viejo que por diablo”.

Ahora bien, para quienes no acostumbran a que en Navidad la familia haga un esfuerzo para reunirse en la casa del más viejo de todos, lo anterior les costará mucho hacerlo, nos atrevemos a decirles que es algo muy hermoso, es una experiencia muy bonita y gratificante, ya que es un reflejo de lo que la vida puede darnos, para no perder el contacto con nuestros familiares a la vez que nos dan una idea de cómo viven y si les falta algo, y poder brindarles ayuda en caso de contar con lo necesario, a la vez que no regalamos cosas inútiles; ya que no es lo que les hace falta.

Reflexionemos como cristianos que somos, debemos comenzar nuestra convivencia en preparar el lugar en que Dios hecho hombre, habrá de nacer o sea el nacimiento; ya que lo que vamos a celebrar es la llegada de Dios, a todos nuestros hogares; es decir, principalmente a nuestro corazón.

Hace algún tiempo la familia Bouches, que en ese entonces podía darse el gusto de distribuir piñatas llenas de juguetes, para que los niños de los alrededores de su casa fueran la noche de Navidad a romperlas con la esperanza de que les tocara algún juguete, estrategia que hoy podría repetirse en las colonias pobres, para que los niños de ellas tuvieran la dicha de tener algún juguete. En la inteligencia que algunos padres de esa colonia, conscientes de que es una época para dar y recibir es necesario que cada criatura sólo tome un juguete; ya que, de lo contrario algunos de los niños presentes se quede como el chinito, no más milando y eso no es justo.

En casa nuestros hijos: la mayor y los menores se apersonaron en el hogar para ayudarnos con el nacimiento y ya nos falta muy poco para terminarlo.

En esta época se hace realidad el mandamiento que nos dejó Jesús: “Amaos los unos a los otros como yo los he amado”, sobre todo con nuestros familiares. Si respetáramos los de todos los demás sería mucho mejor.

Existe en la iglesia un canto que en la última estofa dice: “Señor, que todos seamos una sola familia, para gloria tuya” y nos parece una hermosa conclusión para nuestro trabajo. ¿No lo piensa usted así apreciable y paciente lector/a? ¡Salud!