/ martes 29 de septiembre de 2020

¿Es en serio, presidente?

Desde Córdoba, último acto en su gira del fin de semana a Veracruz, el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a elogiar la honestidad de Cuitláhuac García Jiménez...

Cosa que debe admitirse hasta no probarse lo contrario, en un estado que, en la palabra presidencial, no ha tenido buena suerte con sus gobernantes, al haber muy pocos que transitaron su periodo sin mancha alguna, “la mayoría puro gobernador mediocre y ladrón”. Probablemente vino a su mente los últimos mandatarios, uno encarcelado por asociación delictuosa y lavado de dinero, Javier Duarte de Ochoa; otro, su más duro y frontal adversario durante su campaña hacia Palacio Nacional, el panista Miguel Ángel Yunes Linares, aunque a éste debe dársele el mérito de obras relevantes realizadas en su bienio, como fue la construcción del puente sobre la carretera libre Veracruz-Xalapa a la entrada de Las Amapolas y los fraccionamientos del Nuevo Veracruz y, aunque deficiente y cara, la rehabilitación del bulevar Manuel Avila Camacho en el puerto jarocho; acaso Dante Delgado Rannauro, senador de Movimiento Ciudadano, ex mandatario hiperactivo que transformó la entidad con valiosas obras y encarcelado un tiempo más por un ajuste de cuentas que le aplicó el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León que por señalamientos de ladrón como se dijo entonces, y quien últimamente ha cuestionado al Ejecutivo federal por no apoyar la reactivación económica del país por enfocarse únicamente a cuidar su base social y electoral, y hasta Fidel Herrera Beltrán, el popular gobernante que regalaba dinero a pobres y ricos y dejó una elevada deuda pública, aumentada por Duarte. Los últimos, Rafael Hernández Ochoa (1974-1980), Agustín Acosta Lagunes (1980-1986), Fernando Gutiérrez Barrios (1986-1988, a quien precisamente sustituyó por cuatro años DDR), Patricio Chirinos Calero (1992-1998) y Miguel Alemán Velasco (1998-2004), ejercieron gobiernos aceptables y mostraron resultados, de los que se carece ahora. Cada quien, en su momento, se apegó a un presupuesto, que siempre ha sido alimentado en mayor proporción por participaciones federales que, dicho sea de paso, no compensan lo que Veracruz aporta a la república. Actualmente, en cifras de AMLO, la entidad tiene autorizado un gasto presupuestal de 130 mil millones de pesos, de los cuales 120 mil millones se destina a “gasto corriente”, entre pago a la burocracia y operación del aparato estatal, dato que pudo haberse entregado incorrectamente al jefe del Ejecutivo federal. Según esas cuentas, de los restantes 10 mil millones, 5 mil se destinan al pago de intereses de la abultada deuda y sólo 5 mil millones quedan para invertir en obras para los veracruzanos. ¿Es en serio? Si eso fuera, lo cual se duda, el sentido común dictaría hacer ajustes profundos, no epidérmicos.

opedro2006@gmail.com

Desde Córdoba, último acto en su gira del fin de semana a Veracruz, el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a elogiar la honestidad de Cuitláhuac García Jiménez...

Cosa que debe admitirse hasta no probarse lo contrario, en un estado que, en la palabra presidencial, no ha tenido buena suerte con sus gobernantes, al haber muy pocos que transitaron su periodo sin mancha alguna, “la mayoría puro gobernador mediocre y ladrón”. Probablemente vino a su mente los últimos mandatarios, uno encarcelado por asociación delictuosa y lavado de dinero, Javier Duarte de Ochoa; otro, su más duro y frontal adversario durante su campaña hacia Palacio Nacional, el panista Miguel Ángel Yunes Linares, aunque a éste debe dársele el mérito de obras relevantes realizadas en su bienio, como fue la construcción del puente sobre la carretera libre Veracruz-Xalapa a la entrada de Las Amapolas y los fraccionamientos del Nuevo Veracruz y, aunque deficiente y cara, la rehabilitación del bulevar Manuel Avila Camacho en el puerto jarocho; acaso Dante Delgado Rannauro, senador de Movimiento Ciudadano, ex mandatario hiperactivo que transformó la entidad con valiosas obras y encarcelado un tiempo más por un ajuste de cuentas que le aplicó el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León que por señalamientos de ladrón como se dijo entonces, y quien últimamente ha cuestionado al Ejecutivo federal por no apoyar la reactivación económica del país por enfocarse únicamente a cuidar su base social y electoral, y hasta Fidel Herrera Beltrán, el popular gobernante que regalaba dinero a pobres y ricos y dejó una elevada deuda pública, aumentada por Duarte. Los últimos, Rafael Hernández Ochoa (1974-1980), Agustín Acosta Lagunes (1980-1986), Fernando Gutiérrez Barrios (1986-1988, a quien precisamente sustituyó por cuatro años DDR), Patricio Chirinos Calero (1992-1998) y Miguel Alemán Velasco (1998-2004), ejercieron gobiernos aceptables y mostraron resultados, de los que se carece ahora. Cada quien, en su momento, se apegó a un presupuesto, que siempre ha sido alimentado en mayor proporción por participaciones federales que, dicho sea de paso, no compensan lo que Veracruz aporta a la república. Actualmente, en cifras de AMLO, la entidad tiene autorizado un gasto presupuestal de 130 mil millones de pesos, de los cuales 120 mil millones se destina a “gasto corriente”, entre pago a la burocracia y operación del aparato estatal, dato que pudo haberse entregado incorrectamente al jefe del Ejecutivo federal. Según esas cuentas, de los restantes 10 mil millones, 5 mil se destinan al pago de intereses de la abultada deuda y sólo 5 mil millones quedan para invertir en obras para los veracruzanos. ¿Es en serio? Si eso fuera, lo cual se duda, el sentido común dictaría hacer ajustes profundos, no epidérmicos.

opedro2006@gmail.com