/ viernes 28 de enero de 2022

¿Es importante la felicidad en la escuela?

“La educación del futuro no sólo pasa por tener pizarras electrónicas o clases virtuales. Ejemplos actuales nos demuestran que un modelo educativo que potencia la felicidad de los estudiantes repercute en el desarrollo de una sociedad mejor formada y con unos valores sólidos y compartidos.” señala Álvaro García en Tecnología y Educación. La cita viene al caso por el grave escenario que viven en la actualidad y han experimentado en tiempos anteriores los estudiantes de México.

En esta semana se da a conocer que cerca de diez millones de alumnos que ya asistían a las aulas en diciembre y poco más de medio millón de maestros se volvieron a confinar en sus hogares debido a los contagios por la pandemia de coronavirus como lo registra Laura Toribio en Excélsior. En medio de la cuarta ola de contagio de covid-19, 26 mil 172 planteles escolares que ya habían abierto volvieron a cerrar sus puertas. 9 millones 876 mil 938 de educandos regresaron a las clases virtuales y 537 mil 919 maestros dejaron de impartir sus lecciones cara a cara. En enero, tras el periodo vacacional de invierno, fue evidente la reducción en la matrícula de estudiantes que acudían a las aulas.

Uno se pregunta ¿y qué sucede con la parte emocional de los estudiantes para afrontar experiencias como las que ahora viven? ¿Si los alumnos son felices en clase se mejora el ambiente dentro del aula y se potencia el aprendizaje? “El secreto es cultivar emociones positivas entre el alumnado, al contrario que en sistemas educativos en los que demostrar la autoridad y la superioridad del profesorado parece ser la única manera de encauzar el comportamiento y la vida académica de los estudiantes”. Pues bien, el sistema escolar de Finlandia, uno de los mejores del mundo, basa su éxito en una materia que es clave para formar a buenos estudiantes: la felicidad y ha establecido la felicidad de sus alumnos, profesorado y familias como una de sus prioridades.

La incertidumbre en las decisiones académicas, administrativas y laborales de la SEP en relación con la pandemia ha impactado de manera significativa en el proceso de enseñanza aprendizaje de alumnos. Las clases presenciales, virtuales, híbridas han quedado en tentativas para cumplir el año escolar. Los ambientes escolares se han relajado y en consecuencia los programas escolares no se cubren como debe ser. Lo anterior implica conseguir un mejor clima y una mayor participación del alumnado en su aprendizaje. Tomemos el ejemplo de la Escola Sant Josep en Barcelona, que ha establecido la felicidad de la comunidad educativa.

En Educación 3.0 se comenta “Nos propusimos, como escuela, encontrar un equilibrio entre la parte académica y la parte emocional, y de esta reflexión surgió la idea de desarrollar una serie de actuaciones para implementar la felicidad en el centro educativo... Hemos reflexionado sobre el rol de los maestros en el sistema educativo actual con el objetivo de que todos tomemos conciencia de quiénes somos y de qué hacemos aquí… Nuestros focos de interés a nivel de escuela está en cómo conseguir que los alumnos se sientan felices y conectados en clase… Pensamos que con actividades fáciles pensadas para los alumnos se crea una convivencia más saludable y el aprendizaje del alumnado mejora. Y también hemos decidido definir con toda la comunidad educativa los valores que van a marcar nuestra esencia en los próximos años. Esto nos va a ayudar a crear una comunidad educativa con identidad, alineada y con un propósito común”.

Esta experiencia que se acerca al modelo de Finlandia de cultivar la felicidad y la educación en valores dentro del ámbito escolar es tan importante como el desarrollo cognitivo de los alumnos. Esto despertará su curiosidad, su interés y su alegría por ir a la escuela y acabará con sentimientos frecuentes en alumnos como la ansiedad, el temor o incluso la timidez cuando tienen que acudir al aula. Son respuestas habituales a herramientas y métodos educativos que no generan precisamente entusiasmo entre los alumnos. Por eso, los expertos se plantean la importancia de recurrir a un sistema educativo que ponga el foco en la felicidad. Será la tendencia del futuro, aunque para algunos ya es el sistema del presente.

Es deseable que después del confinamiento, y para impedir la reducción de la matrícula de estudiantes que acudían a las aulas y evitar la ansiedad, temor o timidez como ya se comentó, el sistema educativo debería tomar en cuenta que “Los alumnos más felices, también son los que sienten mayor inquietud por la enseñanza aprendizaje. Eso genera mentes más despiertas y con un espíritu crítico que les permite desarrollar numerosas habilidades cognitivas, comunicativas y sociales, por ejemplo. En el nivel de educación básica una de las bases de una infancia feliz es la interacción con otros niños. Procurar la felicidad en el aula invita a los alumnos a permanecer en ella, completar sus estudios y hacerlo con interés, lo que se traduce en mejores resultados académicos y, en el futuro, en mejores posiciones laborales, lo que conlleva una mayor felicidad personal” precisa Álvaro García en Tecnología y Educación.

“La educación del futuro no sólo pasa por tener pizarras electrónicas o clases virtuales. Ejemplos actuales nos demuestran que un modelo educativo que potencia la felicidad de los estudiantes repercute en el desarrollo de una sociedad mejor formada y con unos valores sólidos y compartidos.” señala Álvaro García en Tecnología y Educación. La cita viene al caso por el grave escenario que viven en la actualidad y han experimentado en tiempos anteriores los estudiantes de México.

En esta semana se da a conocer que cerca de diez millones de alumnos que ya asistían a las aulas en diciembre y poco más de medio millón de maestros se volvieron a confinar en sus hogares debido a los contagios por la pandemia de coronavirus como lo registra Laura Toribio en Excélsior. En medio de la cuarta ola de contagio de covid-19, 26 mil 172 planteles escolares que ya habían abierto volvieron a cerrar sus puertas. 9 millones 876 mil 938 de educandos regresaron a las clases virtuales y 537 mil 919 maestros dejaron de impartir sus lecciones cara a cara. En enero, tras el periodo vacacional de invierno, fue evidente la reducción en la matrícula de estudiantes que acudían a las aulas.

Uno se pregunta ¿y qué sucede con la parte emocional de los estudiantes para afrontar experiencias como las que ahora viven? ¿Si los alumnos son felices en clase se mejora el ambiente dentro del aula y se potencia el aprendizaje? “El secreto es cultivar emociones positivas entre el alumnado, al contrario que en sistemas educativos en los que demostrar la autoridad y la superioridad del profesorado parece ser la única manera de encauzar el comportamiento y la vida académica de los estudiantes”. Pues bien, el sistema escolar de Finlandia, uno de los mejores del mundo, basa su éxito en una materia que es clave para formar a buenos estudiantes: la felicidad y ha establecido la felicidad de sus alumnos, profesorado y familias como una de sus prioridades.

La incertidumbre en las decisiones académicas, administrativas y laborales de la SEP en relación con la pandemia ha impactado de manera significativa en el proceso de enseñanza aprendizaje de alumnos. Las clases presenciales, virtuales, híbridas han quedado en tentativas para cumplir el año escolar. Los ambientes escolares se han relajado y en consecuencia los programas escolares no se cubren como debe ser. Lo anterior implica conseguir un mejor clima y una mayor participación del alumnado en su aprendizaje. Tomemos el ejemplo de la Escola Sant Josep en Barcelona, que ha establecido la felicidad de la comunidad educativa.

En Educación 3.0 se comenta “Nos propusimos, como escuela, encontrar un equilibrio entre la parte académica y la parte emocional, y de esta reflexión surgió la idea de desarrollar una serie de actuaciones para implementar la felicidad en el centro educativo... Hemos reflexionado sobre el rol de los maestros en el sistema educativo actual con el objetivo de que todos tomemos conciencia de quiénes somos y de qué hacemos aquí… Nuestros focos de interés a nivel de escuela está en cómo conseguir que los alumnos se sientan felices y conectados en clase… Pensamos que con actividades fáciles pensadas para los alumnos se crea una convivencia más saludable y el aprendizaje del alumnado mejora. Y también hemos decidido definir con toda la comunidad educativa los valores que van a marcar nuestra esencia en los próximos años. Esto nos va a ayudar a crear una comunidad educativa con identidad, alineada y con un propósito común”.

Esta experiencia que se acerca al modelo de Finlandia de cultivar la felicidad y la educación en valores dentro del ámbito escolar es tan importante como el desarrollo cognitivo de los alumnos. Esto despertará su curiosidad, su interés y su alegría por ir a la escuela y acabará con sentimientos frecuentes en alumnos como la ansiedad, el temor o incluso la timidez cuando tienen que acudir al aula. Son respuestas habituales a herramientas y métodos educativos que no generan precisamente entusiasmo entre los alumnos. Por eso, los expertos se plantean la importancia de recurrir a un sistema educativo que ponga el foco en la felicidad. Será la tendencia del futuro, aunque para algunos ya es el sistema del presente.

Es deseable que después del confinamiento, y para impedir la reducción de la matrícula de estudiantes que acudían a las aulas y evitar la ansiedad, temor o timidez como ya se comentó, el sistema educativo debería tomar en cuenta que “Los alumnos más felices, también son los que sienten mayor inquietud por la enseñanza aprendizaje. Eso genera mentes más despiertas y con un espíritu crítico que les permite desarrollar numerosas habilidades cognitivas, comunicativas y sociales, por ejemplo. En el nivel de educación básica una de las bases de una infancia feliz es la interacción con otros niños. Procurar la felicidad en el aula invita a los alumnos a permanecer en ella, completar sus estudios y hacerlo con interés, lo que se traduce en mejores resultados académicos y, en el futuro, en mejores posiciones laborales, lo que conlleva una mayor felicidad personal” precisa Álvaro García en Tecnología y Educación.