/ viernes 7 de mayo de 2021

Estamos preparados para la prueba PISA?

El domingo 2 de mayo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que es la que coordina la prueba PISA, emitió un comunicado en el que manifestó su preocupación por la posible suspensión en México de la aplicación del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés), en la que México participa desde el año 2000

De hecho, no hay antecedentes de que algún país miembro de la OCDE se haya retirado de esta prueba. La voz de alarma surgió del Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. y fue retomada por todos los medios, al informar que México dejaría de ser parte de la edición 2021, con lo que se perdería la fuente más detallada de información sobre el conocimiento y las habilidades de los alumnos mexicanos. Además, se perdería una gran herramienta para conocer el impacto de la pandemia en las escuelas públicas y privadas, comenta Maricarmen Cortés.

De inmediato la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, informó que “no será suspendida la prueba y que para el próximo año está programada la aplicación internacional, con una fase piloto que sirva de antecedente, para ser aplicada este año. Que originalmente se tenía programada la prueba para el presente año, con su respectiva fase piloto a desarrollarse en 2020, pero por la emergencia sanitaria sería adecuado aplicar la fase piloto en otro periodo del año”.

Puntualizó que es voluntad de la dependencia a su cargo continuar con la aplicación de la prueba PISA y reconoció la importancia que tiene la evaluación para las maestras y maestros, como un diagnóstico para detectar las fortalezas y debilidades que contribuyan a un plan de trabajo con base en los resultados que se obtengan.

Frente a estas explicaciones retomamos lo que la prueba PISA ha significado para México. Dicha evaluación se aplica a jóvenes de 15 años y se realiza cada tres años en distintos países del mundo. En 2018, los resultados que señala Raúl Martínez Solares, de El Economista, son alarmantes: solo el 1% de los estudiantes mostró un nivel de desempeño que los ubica en los niveles de competencia más elevados en al menos una de las áreas de conocimiento –matemáticas, lectura y ciencias– y 35% no tuvo un nivel mínimo de competencia adecuado en las tres áreas de conocimiento. “China o Singapur tienen niveles superiores al 40%”.

“El género también representa un punto de diferenciación. Las mujeres superan en 12 puntos en promedio a los hombres en el componente de matemáticas, cuando el promedio de la OCDE es de apenas 5 puntos de diferencia también a favor de las mujeres. En ciencias, las mujeres aventajan en 9 puntos a los hombres. El promedio de la OCDE es de apenas 2 puntos de diferencia”. Otros datos muestran deficiencias significativas en el desempeño de los estudiantes de México. En lectura el promedio general es de 487 puntos y México se encuentra en 420 cerca de un tercio inferior de desempeño. En matemáticas la OCDE muestra 489 puntos y el resultado de México es de 409. En ciencias México alcanza 419 frente al promedio general de 489 puntos. Destaca también “el bajo nivel de aprovechamiento y competencias en matemáticas. El panorama es desalentador en lectura y ciencias, en donde apenas si se han dado variaciones menores en el nivel de desempeño de los alumnos”.

Carmen Morán Breña, de El País, señala que México no sale bien parado en estos exámenes que evalúan sobre capacidad lectora, matemáticas y ciencias. Normalmente queda muy por debajo del promedio del resto de países, incluidos los latinoamericanos.

Y la situación que ha dejado la pandemia, con miles de alumnos sin posibilidad de seguir las clases por internet y otros tantos desertando del sistema educativo, no vaticinan mejores resultados en esta ocasión.

La titular de la SEP ha dicho que llevará a cabo la prueba y que para ello las y los estudiantes deberán estar en las escuelas. Mejoredu también señala que de acuerdo con diversos estudios e investigaciones realizados durante la pandemia, el grupo de alumnos que participan en esta prueba –15 años de edad, en tercero de secundaria y primero de educación media superior– constituye el segmento de población para el que las condiciones de educación a distancia han sido las más difíciles, razón por la cual considera que desarrollar una evaluación externa de cualquier tipo para estos estudiantes resulta inapropiado y conlleva el riesgo de aumentar la presión que para ellos ha significado enfrentar la contingencia sanitaria y continuar con sus actividades escolares.

Martínez Solares mostró las deficiencias del sistema educativo que debieron considerarse desde el inicio de la actual administración. “

Evidentemente existen problemas estructurales que impiden la corrección rápida; sin embargo, experiencias internacionales muestran que con voluntad y claridad en los objetivos de la política pública y con la participación de la sociedad, es posible hacer correcciones importantes en periodos menores, que efectivamente contribuyan a que la educación abone al crecimiento nacional y a mejorar la calidad de vida de las familias”.

El domingo 2 de mayo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que es la que coordina la prueba PISA, emitió un comunicado en el que manifestó su preocupación por la posible suspensión en México de la aplicación del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés), en la que México participa desde el año 2000

De hecho, no hay antecedentes de que algún país miembro de la OCDE se haya retirado de esta prueba. La voz de alarma surgió del Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. y fue retomada por todos los medios, al informar que México dejaría de ser parte de la edición 2021, con lo que se perdería la fuente más detallada de información sobre el conocimiento y las habilidades de los alumnos mexicanos. Además, se perdería una gran herramienta para conocer el impacto de la pandemia en las escuelas públicas y privadas, comenta Maricarmen Cortés.

De inmediato la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, informó que “no será suspendida la prueba y que para el próximo año está programada la aplicación internacional, con una fase piloto que sirva de antecedente, para ser aplicada este año. Que originalmente se tenía programada la prueba para el presente año, con su respectiva fase piloto a desarrollarse en 2020, pero por la emergencia sanitaria sería adecuado aplicar la fase piloto en otro periodo del año”.

Puntualizó que es voluntad de la dependencia a su cargo continuar con la aplicación de la prueba PISA y reconoció la importancia que tiene la evaluación para las maestras y maestros, como un diagnóstico para detectar las fortalezas y debilidades que contribuyan a un plan de trabajo con base en los resultados que se obtengan.

Frente a estas explicaciones retomamos lo que la prueba PISA ha significado para México. Dicha evaluación se aplica a jóvenes de 15 años y se realiza cada tres años en distintos países del mundo. En 2018, los resultados que señala Raúl Martínez Solares, de El Economista, son alarmantes: solo el 1% de los estudiantes mostró un nivel de desempeño que los ubica en los niveles de competencia más elevados en al menos una de las áreas de conocimiento –matemáticas, lectura y ciencias– y 35% no tuvo un nivel mínimo de competencia adecuado en las tres áreas de conocimiento. “China o Singapur tienen niveles superiores al 40%”.

“El género también representa un punto de diferenciación. Las mujeres superan en 12 puntos en promedio a los hombres en el componente de matemáticas, cuando el promedio de la OCDE es de apenas 5 puntos de diferencia también a favor de las mujeres. En ciencias, las mujeres aventajan en 9 puntos a los hombres. El promedio de la OCDE es de apenas 2 puntos de diferencia”. Otros datos muestran deficiencias significativas en el desempeño de los estudiantes de México. En lectura el promedio general es de 487 puntos y México se encuentra en 420 cerca de un tercio inferior de desempeño. En matemáticas la OCDE muestra 489 puntos y el resultado de México es de 409. En ciencias México alcanza 419 frente al promedio general de 489 puntos. Destaca también “el bajo nivel de aprovechamiento y competencias en matemáticas. El panorama es desalentador en lectura y ciencias, en donde apenas si se han dado variaciones menores en el nivel de desempeño de los alumnos”.

Carmen Morán Breña, de El País, señala que México no sale bien parado en estos exámenes que evalúan sobre capacidad lectora, matemáticas y ciencias. Normalmente queda muy por debajo del promedio del resto de países, incluidos los latinoamericanos.

Y la situación que ha dejado la pandemia, con miles de alumnos sin posibilidad de seguir las clases por internet y otros tantos desertando del sistema educativo, no vaticinan mejores resultados en esta ocasión.

La titular de la SEP ha dicho que llevará a cabo la prueba y que para ello las y los estudiantes deberán estar en las escuelas. Mejoredu también señala que de acuerdo con diversos estudios e investigaciones realizados durante la pandemia, el grupo de alumnos que participan en esta prueba –15 años de edad, en tercero de secundaria y primero de educación media superior– constituye el segmento de población para el que las condiciones de educación a distancia han sido las más difíciles, razón por la cual considera que desarrollar una evaluación externa de cualquier tipo para estos estudiantes resulta inapropiado y conlleva el riesgo de aumentar la presión que para ellos ha significado enfrentar la contingencia sanitaria y continuar con sus actividades escolares.

Martínez Solares mostró las deficiencias del sistema educativo que debieron considerarse desde el inicio de la actual administración. “

Evidentemente existen problemas estructurales que impiden la corrección rápida; sin embargo, experiencias internacionales muestran que con voluntad y claridad en los objetivos de la política pública y con la participación de la sociedad, es posible hacer correcciones importantes en periodos menores, que efectivamente contribuyan a que la educación abone al crecimiento nacional y a mejorar la calidad de vida de las familias”.