/ viernes 8 de marzo de 2019

Estampa femenina

La vocación de la mujer es, precisamente, ser lo que es: mujer. Con toda la originalidad que esto implica, pues ellas están en el mundo con una radicalidad propia. Encarnando diversas facetas que no hacen más que embellecer -más de lo que de suyo ya es- su acción en este mundo. Esto es lo que marca con una perennidad vital su acción en el mundo. Pese al lastre terrible de un machismo descarado y vergonzoso que no deja de hacerse presente en diversos aspectos de la vida y desarrollo social. No deja de ser penoso el hecho de la brecha machista en muchos aspectos de la historia, contra lo que ya las mujeres son un grito contundente.

Ellas han de habérselas con el mundo como mujeres. Lo que es, como personas con una dignidad tal alta como la de los hombres; con una fuerza muy especial que no las postra por debajo de ninguno, ni las eleva por encima de nadie. ¡La historia nos va ayudando a tomar conciencia que todos tenemos un valor irrevocable, el cual mana de nuestra esencia ontológica de ser personas! Lo que nos hace, verdaderamente sagrados. Porque la naturaleza con que hemos sido dotados no demarca quien es más que otro, o quien está por encima en la cadena del desarrollo humano. Nuestra substancia es ser personas, lo demás son meros accidentes que embellecen la substancia, pero no le agregan o disminuyen en sus grados. Así, con total libertad podemos reconocer que la mujer tiene un quehacer en el mundo, tal como lo tiene el hombre. Con una vitalidad igual de importante. Frente a escenarios con igualdad de posibilidades.

La celebración de este Día, nos coloca frente a todo lo que las mujeres han tenido que enfrentar; ante los esfuerzos que han tenido que emprender. Ellas están en el mundo como mujeres. ¡Qué grandeza!, lo cual se ve ensanchado con su ser de hijas, dotando de gran ternura las relaciones filiales y fraternas. Como madres, engrandeciendo y dando una nobleza sin igual a la maternidad. Como esposas, siendo compañeras de camino. Es cierto que junto a un gran varón hay una gran mujer, y viceversa. Como amigas, ennobleciendo sin igual las relaciones de amistad.

Las mujeres han ocupado importantes lugares en campos como: la filosofía y la teología, la música y el arte, la poesía y la literatura, la política y la sociología, y los siguen ocupando con nobleza y encanto. Sin embargo, han sido presa de una historia machista que han enfrentado con tenacidad femenina.

La vocación de la mujer es, precisamente, ser lo que es: mujer. Con toda la originalidad que esto implica, pues ellas están en el mundo con una radicalidad propia. Encarnando diversas facetas que no hacen más que embellecer -más de lo que de suyo ya es- su acción en este mundo. Esto es lo que marca con una perennidad vital su acción en el mundo. Pese al lastre terrible de un machismo descarado y vergonzoso que no deja de hacerse presente en diversos aspectos de la vida y desarrollo social. No deja de ser penoso el hecho de la brecha machista en muchos aspectos de la historia, contra lo que ya las mujeres son un grito contundente.

Ellas han de habérselas con el mundo como mujeres. Lo que es, como personas con una dignidad tal alta como la de los hombres; con una fuerza muy especial que no las postra por debajo de ninguno, ni las eleva por encima de nadie. ¡La historia nos va ayudando a tomar conciencia que todos tenemos un valor irrevocable, el cual mana de nuestra esencia ontológica de ser personas! Lo que nos hace, verdaderamente sagrados. Porque la naturaleza con que hemos sido dotados no demarca quien es más que otro, o quien está por encima en la cadena del desarrollo humano. Nuestra substancia es ser personas, lo demás son meros accidentes que embellecen la substancia, pero no le agregan o disminuyen en sus grados. Así, con total libertad podemos reconocer que la mujer tiene un quehacer en el mundo, tal como lo tiene el hombre. Con una vitalidad igual de importante. Frente a escenarios con igualdad de posibilidades.

La celebración de este Día, nos coloca frente a todo lo que las mujeres han tenido que enfrentar; ante los esfuerzos que han tenido que emprender. Ellas están en el mundo como mujeres. ¡Qué grandeza!, lo cual se ve ensanchado con su ser de hijas, dotando de gran ternura las relaciones filiales y fraternas. Como madres, engrandeciendo y dando una nobleza sin igual a la maternidad. Como esposas, siendo compañeras de camino. Es cierto que junto a un gran varón hay una gran mujer, y viceversa. Como amigas, ennobleciendo sin igual las relaciones de amistad.

Las mujeres han ocupado importantes lugares en campos como: la filosofía y la teología, la música y el arte, la poesía y la literatura, la política y la sociología, y los siguen ocupando con nobleza y encanto. Sin embargo, han sido presa de una historia machista que han enfrentado con tenacidad femenina.