/ domingo 28 de abril de 2019

Excelentemente honorable

Buen día apreciado lector:

Fallecido la mañana del martes 12 de abril de 2011, siguen pasando los años y la figura del gobernador Agustín Acosta Lagunes, en vez de decrecer superada por el trabajo de los gobernadores que le siguieron, se agiganta.

Este reportero presume siempre, perdón por hacerlo, que la vida le ha dado la oportunidad para observar de lejos en unos casos y atestiguar de cerca en otros, a partir de la toma de posesión de Fernando López Arias, "el Hombre de Suchilapan del Río" (1962-1958) la obra de varios gobernadores y, por lo mismo, asegurar lo escrito, aunque sin ánimo de polemizar.

También la vida enseña que en política se alcanza el poder en equipo, en amistad, en grupo, en banda, en complicidad o en mafias y lo que se diga de uno, incomodará a los siguientes.

Siempre será así. El trabajo del periodista serio, a diferencia de lo que se diga hoy en las redes, al final quedará registrado para la historia y precisamente la diferencia con Acosta Lagunes fue que prácticamente no tenía un equipo de trabajo, pero sí amigos, cuando le pidió la candidatura del PRI al presidente José López Portillo.

Ahora el debate se centra en lo que ocurre con el nuevo gobierno y lo que puedan aportar sus colaboradores, amigos o no, para salir adelante y al final, entregar buenas cuentas al pueblo de Veracruz y al Peje presidente, o quedarse en el camino como la carreta de las que hablaba el también exgobernador Miguel Alemán Velasco.

Pero, a diferencia de hablar más adelante y con más detalle del reciente homenaje luctuoso que le brindó a don Agustín el gobierno morenista de Cuitláhuac García Jiménez, quien no asistió, con motivo del octavo aniversario de su fallecimiento. Hay que insistir mucho en algo que dijo el orador por la familia, don Manuel Fernández Ávila.

Dijo algo que, insisto, en nuestro tiempo cobra enorme relevancia:

“Fue un hombre excelentemente honorable; culto, refinado, inteligente, sagaz y sobre todo meticuloso, de gran temple y de gran carácter, cualidades que le ayudaron para resistir los embates que ustedes y todos los que han sido servidores públicos, saben a lo que se enfrentó”. “Excelentemente honorable”, ahí está el detalle.

Tenga el lector una nueva semana de paz y armonía en su hogar.

gustavocadenamathey@hotmail.com




Buen día apreciado lector:

Fallecido la mañana del martes 12 de abril de 2011, siguen pasando los años y la figura del gobernador Agustín Acosta Lagunes, en vez de decrecer superada por el trabajo de los gobernadores que le siguieron, se agiganta.

Este reportero presume siempre, perdón por hacerlo, que la vida le ha dado la oportunidad para observar de lejos en unos casos y atestiguar de cerca en otros, a partir de la toma de posesión de Fernando López Arias, "el Hombre de Suchilapan del Río" (1962-1958) la obra de varios gobernadores y, por lo mismo, asegurar lo escrito, aunque sin ánimo de polemizar.

También la vida enseña que en política se alcanza el poder en equipo, en amistad, en grupo, en banda, en complicidad o en mafias y lo que se diga de uno, incomodará a los siguientes.

Siempre será así. El trabajo del periodista serio, a diferencia de lo que se diga hoy en las redes, al final quedará registrado para la historia y precisamente la diferencia con Acosta Lagunes fue que prácticamente no tenía un equipo de trabajo, pero sí amigos, cuando le pidió la candidatura del PRI al presidente José López Portillo.

Ahora el debate se centra en lo que ocurre con el nuevo gobierno y lo que puedan aportar sus colaboradores, amigos o no, para salir adelante y al final, entregar buenas cuentas al pueblo de Veracruz y al Peje presidente, o quedarse en el camino como la carreta de las que hablaba el también exgobernador Miguel Alemán Velasco.

Pero, a diferencia de hablar más adelante y con más detalle del reciente homenaje luctuoso que le brindó a don Agustín el gobierno morenista de Cuitláhuac García Jiménez, quien no asistió, con motivo del octavo aniversario de su fallecimiento. Hay que insistir mucho en algo que dijo el orador por la familia, don Manuel Fernández Ávila.

Dijo algo que, insisto, en nuestro tiempo cobra enorme relevancia:

“Fue un hombre excelentemente honorable; culto, refinado, inteligente, sagaz y sobre todo meticuloso, de gran temple y de gran carácter, cualidades que le ayudaron para resistir los embates que ustedes y todos los que han sido servidores públicos, saben a lo que se enfrentó”. “Excelentemente honorable”, ahí está el detalle.

Tenga el lector una nueva semana de paz y armonía en su hogar.

gustavocadenamathey@hotmail.com