/ domingo 15 de abril de 2018

Financiamiento público y privado de las campañas políticas.

Desde los tiempos del Imperio Romano los emperadores sabían que la forma de tranquilizar a sus gobernados era proporcionándoles “pan y circo”.

Por ello las fiestas presididas por el emperador en turno servían para distribuir comida y vino para saciar a los gobernados, con el aderezo de las luchas que presenciaba en medio de un gran espectáculo, para medir la fuerza de los gladiadores en contra de las fieras, o entre ellos mismos esperando que el emperador ordenara la ejecución, la dispensa o la liberación de los triunfadores en el Coliseo Romano.

Esas costumbres ancestrales, con algunas variantes, se conservan hasta nuestros días, en donde al emperador lo representa el gran tlatoani de Los Pinos y los gobernadores y alcaldes en sus respectivas comunidades; pues son quienes disponen de las despensas y otras dádivas mediante programas asistenciales que se distribuyen de manera clientelar y que constituyen el pan y circo de nuestros días.

Hoy en México la democracia para elegir a nuestros gobernantes se ha convertido en una partidocracia, porque son las componendas entre los dirigentes de los partidos políticos, que nombran candidatos, autoridades electorales y disponen de los recursos públicos a través del Congreso, formando un monopolio para sufragar los gastos que demanda cada proceso electoral. Con todo esto se sigue afirmando que México vive una democracia, a la que irónicamente calificó el escritor Mario Vargas Llosa como “La dictadura perfecta”.

Sorprende la actitud “¿honesta?” de la candidata ciudadana Margarita Zavala, quien renunció al financiamiento público de su proyecto y ha devuelto al INE la primera ministración que recibió por un monto de casi 2.5 millones de pesos. Claro que se trata de la esposa del ex presidente Calderón, quien seguramente financiará el proyecto con sus ahorros y con aportaciones de sus amigos empresarios, entre los que destaca el señor Baillères, dueño de las empresas Peñoles, dedicada a la explotación de minas, El Palacio de Hierro y otras más, quien se dejo sentir con su generosa aportación desinteresada en favor de la señora Zavala.

Que cada quien interprete como mejor entienda y como convenga a sus intereses los dimes y diretes que van surgiendo durante el proceso electoral; total el resultado se conocerá hasta el primero de julio próximo. Sin sobresaltos, pues mientras haya suficiente pan y circo, nadie se rasgará las vestiduras en defensa del voto.

Desde los tiempos del Imperio Romano los emperadores sabían que la forma de tranquilizar a sus gobernados era proporcionándoles “pan y circo”.

Por ello las fiestas presididas por el emperador en turno servían para distribuir comida y vino para saciar a los gobernados, con el aderezo de las luchas que presenciaba en medio de un gran espectáculo, para medir la fuerza de los gladiadores en contra de las fieras, o entre ellos mismos esperando que el emperador ordenara la ejecución, la dispensa o la liberación de los triunfadores en el Coliseo Romano.

Esas costumbres ancestrales, con algunas variantes, se conservan hasta nuestros días, en donde al emperador lo representa el gran tlatoani de Los Pinos y los gobernadores y alcaldes en sus respectivas comunidades; pues son quienes disponen de las despensas y otras dádivas mediante programas asistenciales que se distribuyen de manera clientelar y que constituyen el pan y circo de nuestros días.

Hoy en México la democracia para elegir a nuestros gobernantes se ha convertido en una partidocracia, porque son las componendas entre los dirigentes de los partidos políticos, que nombran candidatos, autoridades electorales y disponen de los recursos públicos a través del Congreso, formando un monopolio para sufragar los gastos que demanda cada proceso electoral. Con todo esto se sigue afirmando que México vive una democracia, a la que irónicamente calificó el escritor Mario Vargas Llosa como “La dictadura perfecta”.

Sorprende la actitud “¿honesta?” de la candidata ciudadana Margarita Zavala, quien renunció al financiamiento público de su proyecto y ha devuelto al INE la primera ministración que recibió por un monto de casi 2.5 millones de pesos. Claro que se trata de la esposa del ex presidente Calderón, quien seguramente financiará el proyecto con sus ahorros y con aportaciones de sus amigos empresarios, entre los que destaca el señor Baillères, dueño de las empresas Peñoles, dedicada a la explotación de minas, El Palacio de Hierro y otras más, quien se dejo sentir con su generosa aportación desinteresada en favor de la señora Zavala.

Que cada quien interprete como mejor entienda y como convenga a sus intereses los dimes y diretes que van surgiendo durante el proceso electoral; total el resultado se conocerá hasta el primero de julio próximo. Sin sobresaltos, pues mientras haya suficiente pan y circo, nadie se rasgará las vestiduras en defensa del voto.