/ domingo 25 de febrero de 2018

Fracasó el diálogo

Las recientes muestras del abuso en el ejercicio de la autoridad, particularmente para desalojar a ciudadanos que en su justo derecho reclaman la solución a sus demandas, lo que llevó incluso al encarcelamiento del respetado comunicador Rogerio Pano Rebolledo, así como lo ocurrido con empleados municipales de diversos ayuntamientos ante la falta de pago y de prestaciones, como sucedió en la capital del estado, demuestra que el diálogo fracasó. Es evidente que las instituciones responsables de la gobernabilidad y la concertación política, tanto a nivel estatal como municipal, fallaron al no anticipar estos escenarios, pero sobre todo al no intervenir a tiempo para dirimir los conflictos. En este espacio he sido enfático en señalar que luego del diferendo entre el gobernador y los alcaldes de Morena, era notoria la ausencia del secretario de Gobierno, Rogelio Franco Castán, quien ahora responsabiliza al alcalde xalapeño de la inestabilidad generada en el municipio.

No obstante, Franco Castán olvida que entre sus atribuciones está, precisamente, la de conciliar y abrir canales de comunicación y diálogo con la sociedad y con las autoridades locales. No es suficiente esquivar el “bulto” y decir que no es su competencia. Debe reconocerse que a lo largo de este efímero gobierno de dos años el exdirigente perredista ha sobresalido por su desgano y su falta de capacidad de diálogo. No se le observa en mesas de trabajo con empresarios, con representantes de la sociedad civil, con medios de comunicación ni con alcaldes. Vamos, ni siquiera con sus subalternos. Rara vez se difunden sus actividades y pareciera que "hiberna" en su cómoda oficina de Palacio de Gobierno. A diferencia de otros secretarios del ramo, quienes recorrían el estado buscando acuerdos y mediando en los conflictos, este funcionario ni se ve ni se siente.

Lo peor del caso es que quien acaba recibiendo la andanada de críticas es el gobernador Miguel Ángel Yunes, quien no puede hacerlo todo, pues se supone que para eso delega algunas funciones en sus subalternos. El esfuerzo que realiza el mandatario para cumplir los compromisos asumidos en campaña, en el breve tiempo de su gobierno, se eclipsa por la incapacidad de personajes como Rogelio Franco, pues pareciera que quien tiene que resolverlo todo es el gobernador. A tiempo está la administración estatal de realizar cambios que garanticen la gobernabilidad y el diálogo, sobre todo ahora que la coyuntura electoral puede generar escenarios de crispación social que podrían conducir a la violencia política. Por el bien del estado, en breve podamos ver a un secretario de Gobierno conciliador, capaz de dialogar, comprometido con el gobernador y con los veracruzanos, antes de que la sangre llegue al río.


mariodanielbadillo@hotmail.com


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Las recientes muestras del abuso en el ejercicio de la autoridad, particularmente para desalojar a ciudadanos que en su justo derecho reclaman la solución a sus demandas, lo que llevó incluso al encarcelamiento del respetado comunicador Rogerio Pano Rebolledo, así como lo ocurrido con empleados municipales de diversos ayuntamientos ante la falta de pago y de prestaciones, como sucedió en la capital del estado, demuestra que el diálogo fracasó. Es evidente que las instituciones responsables de la gobernabilidad y la concertación política, tanto a nivel estatal como municipal, fallaron al no anticipar estos escenarios, pero sobre todo al no intervenir a tiempo para dirimir los conflictos. En este espacio he sido enfático en señalar que luego del diferendo entre el gobernador y los alcaldes de Morena, era notoria la ausencia del secretario de Gobierno, Rogelio Franco Castán, quien ahora responsabiliza al alcalde xalapeño de la inestabilidad generada en el municipio.

No obstante, Franco Castán olvida que entre sus atribuciones está, precisamente, la de conciliar y abrir canales de comunicación y diálogo con la sociedad y con las autoridades locales. No es suficiente esquivar el “bulto” y decir que no es su competencia. Debe reconocerse que a lo largo de este efímero gobierno de dos años el exdirigente perredista ha sobresalido por su desgano y su falta de capacidad de diálogo. No se le observa en mesas de trabajo con empresarios, con representantes de la sociedad civil, con medios de comunicación ni con alcaldes. Vamos, ni siquiera con sus subalternos. Rara vez se difunden sus actividades y pareciera que "hiberna" en su cómoda oficina de Palacio de Gobierno. A diferencia de otros secretarios del ramo, quienes recorrían el estado buscando acuerdos y mediando en los conflictos, este funcionario ni se ve ni se siente.

Lo peor del caso es que quien acaba recibiendo la andanada de críticas es el gobernador Miguel Ángel Yunes, quien no puede hacerlo todo, pues se supone que para eso delega algunas funciones en sus subalternos. El esfuerzo que realiza el mandatario para cumplir los compromisos asumidos en campaña, en el breve tiempo de su gobierno, se eclipsa por la incapacidad de personajes como Rogelio Franco, pues pareciera que quien tiene que resolverlo todo es el gobernador. A tiempo está la administración estatal de realizar cambios que garanticen la gobernabilidad y el diálogo, sobre todo ahora que la coyuntura electoral puede generar escenarios de crispación social que podrían conducir a la violencia política. Por el bien del estado, en breve podamos ver a un secretario de Gobierno conciliador, capaz de dialogar, comprometido con el gobernador y con los veracruzanos, antes de que la sangre llegue al río.


mariodanielbadillo@hotmail.com


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