/ jueves 15 de abril de 2021

Fronteras estratégicas

Todos tenemos derecho a la privacidad, al respeto de nuestros hogares, a nuestras fronteras, vidas personales e intereses patrimoniales.

La explosión del subdesarrollo, las guerrillas en Centro y Sudamérica, así como la invasión que sufre México por gentes desplazadas del sur al norte, debe detenerse inmediatamente, siendo un asunto de seguridad nacional, ya que impactan de forma profunda el desarrollo de la región del norte de América, transgreden el orden social y debilitan ferozmente la seguridad pública en nuestro territorio.

Considerando que la situación de los flujos migratorios es algo de carácter crónico e inevitable, cabe ver la realidad propia y en este caso la nuestra en todo México, privilegiando la salvaguarda de nuestros connacionales. El imperio yanqui requiere de los servicios laborales de nuestros braceros, especialmente en el campo y otras labores diversificadas del desarrollo y sostenimiento de la Unión Americana y sus planes de reunificación, cicatrización, para borrar la ineptitud, terquedad y mala fama de Donald Trump. Tal capítulo se ha cerrado, al menos por los próximos cuatro años siguientes con Joe Biden. Y ahora se requiere ponderar, junto a Canadá y México, la nueva dirección que se habrá de seguir para proteger la región y sus propios intereses de desarrollo.

3 mil 200 kilómetros es la longitud de la frontera norte y estados como Sonora, Chihuahua, Nuevo León y otros tienen un acceso casi directo en diversos pasos fronterizos hacia Estados Unidos, de hecho es la frontera más grande del mundo, la mayormente vigilada, la que nos da en qué pensar, tanto para lo bueno, lo regular y lo malo. El asunto del tráfico de narcóticos, a decir de varios especialistas, sería un tema menor comparado con la trata de personas. Un gran mercado negro lo es el tráfico de órganos, córneas, hígados, riñones, pulmones u otros, como si se tratara de la compra-venta de autopartes, bien podríamos hablar que quizá un hígado en buenas condiciones podría valer hasta medio millón de dólares. Esto existe en todo el mundo, además de los servicios forzados o no, de servidores sexuales hombres o mujeres de diferentes edades y condición racial y que producen dinero para los explotadores.

En el recuerdo queda el conflicto México-Guatemala, que data del año 1958, el 31 de diciembre, cuando aviones Mustang de la fuerza aérea de Guatemala atacaran a barcos pesqueros mexicanos; el saldo fue de tres muertos y catorce heridos del lado mexicano, siendo así que de forma inmediata se activaron las alertas militares al máximo, así como un puente fronterizo fue destruido. Mediaron inmediatamente Estados Unidos, Cuba, China y la URSS, a favor nuestro, y a favor de los atacantes El Salvador, Honduras y Nicaragua.

Con esta clase de antecedentes no se puede permitir mayores atropellos. Si bien es cierto que los derechos humanos marcan proteger a los más desvalidos, ello es capítulo independiente de las decisiones erradas y beligerantes de sus gobiernos. Militarizar la frontera sur de México es altamente necesario, ya que no se puede ser candil de la calle y oscuridad de la casa; hay que proteger el interés patrimonial amplio de todos los mexicanos, hombres y mujeres sin excepción alguna.

Todos tenemos derecho a la privacidad, al respeto de nuestros hogares, a nuestras fronteras, vidas personales e intereses patrimoniales.

La explosión del subdesarrollo, las guerrillas en Centro y Sudamérica, así como la invasión que sufre México por gentes desplazadas del sur al norte, debe detenerse inmediatamente, siendo un asunto de seguridad nacional, ya que impactan de forma profunda el desarrollo de la región del norte de América, transgreden el orden social y debilitan ferozmente la seguridad pública en nuestro territorio.

Considerando que la situación de los flujos migratorios es algo de carácter crónico e inevitable, cabe ver la realidad propia y en este caso la nuestra en todo México, privilegiando la salvaguarda de nuestros connacionales. El imperio yanqui requiere de los servicios laborales de nuestros braceros, especialmente en el campo y otras labores diversificadas del desarrollo y sostenimiento de la Unión Americana y sus planes de reunificación, cicatrización, para borrar la ineptitud, terquedad y mala fama de Donald Trump. Tal capítulo se ha cerrado, al menos por los próximos cuatro años siguientes con Joe Biden. Y ahora se requiere ponderar, junto a Canadá y México, la nueva dirección que se habrá de seguir para proteger la región y sus propios intereses de desarrollo.

3 mil 200 kilómetros es la longitud de la frontera norte y estados como Sonora, Chihuahua, Nuevo León y otros tienen un acceso casi directo en diversos pasos fronterizos hacia Estados Unidos, de hecho es la frontera más grande del mundo, la mayormente vigilada, la que nos da en qué pensar, tanto para lo bueno, lo regular y lo malo. El asunto del tráfico de narcóticos, a decir de varios especialistas, sería un tema menor comparado con la trata de personas. Un gran mercado negro lo es el tráfico de órganos, córneas, hígados, riñones, pulmones u otros, como si se tratara de la compra-venta de autopartes, bien podríamos hablar que quizá un hígado en buenas condiciones podría valer hasta medio millón de dólares. Esto existe en todo el mundo, además de los servicios forzados o no, de servidores sexuales hombres o mujeres de diferentes edades y condición racial y que producen dinero para los explotadores.

En el recuerdo queda el conflicto México-Guatemala, que data del año 1958, el 31 de diciembre, cuando aviones Mustang de la fuerza aérea de Guatemala atacaran a barcos pesqueros mexicanos; el saldo fue de tres muertos y catorce heridos del lado mexicano, siendo así que de forma inmediata se activaron las alertas militares al máximo, así como un puente fronterizo fue destruido. Mediaron inmediatamente Estados Unidos, Cuba, China y la URSS, a favor nuestro, y a favor de los atacantes El Salvador, Honduras y Nicaragua.

Con esta clase de antecedentes no se puede permitir mayores atropellos. Si bien es cierto que los derechos humanos marcan proteger a los más desvalidos, ello es capítulo independiente de las decisiones erradas y beligerantes de sus gobiernos. Militarizar la frontera sur de México es altamente necesario, ya que no se puede ser candil de la calle y oscuridad de la casa; hay que proteger el interés patrimonial amplio de todos los mexicanos, hombres y mujeres sin excepción alguna.