/ domingo 27 de diciembre de 2020

Fuera negocios de la moral pública

Las 42 mil 900 dosis de vacunas contra el virus SARS-Cov-2 adquiridas por el gobierno de México, fueron procesadas por la farmacéutica Pfizer-BioNTech y ya han comenzado a distribuirse. En el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, para supervisar el cargamento y su recepción, apareció al mando del equipo interdisciplinario de la salud en México el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, lo que comienza a dar a esta acción gubernativa un cariz político, por considerarse que hasta hoy el titular de la SRE es equivalente al alter ego del propio AMLO.

La protección de la salud de la población mexicana, por mandato del artículo 4º constitucional, corresponde al gobierno federal y de acuerdo al Consejo Nacional de Salud, la coordinación de los servicios públicos y privados autorizados para prestar esos servicios, todos sin excepción están obligados a cumplir con los acuerdos y directrices que se dicten en el consejo, y a su vez por convenios internacionales celebrados por nuestro país.

Los tiempos políticos previos a la elección del próximo año, para la renovación de la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas y miles de cargos edilicios y diputaciones locales, se juntan con el semáforo rojo impuesto por determinación del doctor Hugo López-Gatell y de su jefe en casi todo el territorio nacional y por ello mismo se ha comenzado a desconfiar sobre el uso político o clientelar que se dará a la vacuna aludida, para manipular conciencias y asegurar inmoralmente votos para los candidatos que apoya el partido en el poder (Morena), debido a que todo lo que se mueve desde el gobierno federal hacia los estados y municipios se realiza con fines convenencieros y discriminatorios para marginar a los disidentes opositores.

Para colmo de males, los empresarios mundialmente reconocidos por los miles de millones de dólares que poseen en nuestro país, Carlos Slim Helú y Ricardo Salinas Pliego, también han sido señalados y publicitados por su interés en participar en la compra, distribución y venta al gobierno, de las vacunas elaboradas por Pfizer y otras compañías. Lo anterior conduce a la desconfianza en contra del gobierno en funciones y sus “amigos” y proveedores “oficiosos”, porque en México ya está visto que nadie “da paso sin huarache”, o lo que es igual, no hay que hacer cosas buenas que parezcan malas ni malas que parezcan buenas.

Las 42 mil 900 dosis de vacunas contra el virus SARS-Cov-2 adquiridas por el gobierno de México, fueron procesadas por la farmacéutica Pfizer-BioNTech y ya han comenzado a distribuirse. En el Aeropuerto Internacional Benito Juárez, para supervisar el cargamento y su recepción, apareció al mando del equipo interdisciplinario de la salud en México el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, lo que comienza a dar a esta acción gubernativa un cariz político, por considerarse que hasta hoy el titular de la SRE es equivalente al alter ego del propio AMLO.

La protección de la salud de la población mexicana, por mandato del artículo 4º constitucional, corresponde al gobierno federal y de acuerdo al Consejo Nacional de Salud, la coordinación de los servicios públicos y privados autorizados para prestar esos servicios, todos sin excepción están obligados a cumplir con los acuerdos y directrices que se dicten en el consejo, y a su vez por convenios internacionales celebrados por nuestro país.

Los tiempos políticos previos a la elección del próximo año, para la renovación de la Cámara de Diputados, 15 gubernaturas y miles de cargos edilicios y diputaciones locales, se juntan con el semáforo rojo impuesto por determinación del doctor Hugo López-Gatell y de su jefe en casi todo el territorio nacional y por ello mismo se ha comenzado a desconfiar sobre el uso político o clientelar que se dará a la vacuna aludida, para manipular conciencias y asegurar inmoralmente votos para los candidatos que apoya el partido en el poder (Morena), debido a que todo lo que se mueve desde el gobierno federal hacia los estados y municipios se realiza con fines convenencieros y discriminatorios para marginar a los disidentes opositores.

Para colmo de males, los empresarios mundialmente reconocidos por los miles de millones de dólares que poseen en nuestro país, Carlos Slim Helú y Ricardo Salinas Pliego, también han sido señalados y publicitados por su interés en participar en la compra, distribución y venta al gobierno, de las vacunas elaboradas por Pfizer y otras compañías. Lo anterior conduce a la desconfianza en contra del gobierno en funciones y sus “amigos” y proveedores “oficiosos”, porque en México ya está visto que nadie “da paso sin huarache”, o lo que es igual, no hay que hacer cosas buenas que parezcan malas ni malas que parezcan buenas.