/ domingo 18 de agosto de 2019

Gabinete inamovible 

A diferencia del presidente López Obrador, quien a pesar de su polémica administración iniciada hace más de ocho meses todavía mantiene un alto índice de aprobación popular, el gobernador Cuitláhuac García figura –según diversas encuestas– entre los últimos cinco mandatarios estatales peor calificados.

Esta mala percepción debería obligar al gobernante veracruzano a revisar fríamente las áreas más vulnerables de su gobierno así como el desempeño de cada uno de sus colaboradores y, de ser necesario, comenzar a realizar algunos ajustes en su gabinete.

Sin embargo, contra lo que muchos esperarían, tal parece que el mandatario estatal no prevé hacer cambios en lo inmediato y ni siquiera en el 2021, año en que podría aprovechar la coyuntura electoral para darle salida a varios servidores públicos como candidatos a las alcaldías o las diputaciones locales y federales que serán disputadas en la entidad.

El problema para el gobernador y su partido es que sus funcionarios no han logrado crecer políticamente, además de que varios no son nativos de Veracruz.

Hugo Gutiérrez Maldonado, secretario de Seguridad Pública, es de Nuevo León; la contralora Leslie Garibo Puga, de la Ciudad de México; Guadalupe Osorno Maldonado, secretaria de Protección Civil, de Tlaxcala, y el subsecretario de Gobierno, Carlos Juárez Gil, de Tabasco.

Otros casos, como el secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, que sí es veracruzano de nacimiento, sería un pésimo candidato por Coatzacoalcos, donde ha creado mala fama por su nepotismo. La semana anterior, por ejemplo, tuvo que remover a su sobrina Joselyn Ramón Ramos de la jefatura de Recursos Humanos del Hospital Regional tras la renuncia masiva de directivos de dicho nosocomio porteño en protesta por los abusos de su familiar.

Pero el de Joselyn, quien ahora fue reubicada en la jefatura administrativa de la Jurisdicción Sanitaria número XI, no es el único caso. Anteriormente, el secretario de Salud fue criticado por haber designado a otro sobrino, Marco Antonio Saviñón Ramos, como director de Sanidad Internacional de la Jurisdicción de Coatzacoalcos, a pesar de que es un joven ingeniero, sin el perfil ni la experiencia profesional para tan delicado puesto.

Otro funcionario estatal que últimamente se ha mencionado mucho es el director general de Transparencia, Anticorrupción y Función Pública de la Contraloría General del Gobierno del Estado, Miguel Ángel Vega García, también oriundo de Veracruz, pero el problema es que el ex titular del Órgano Interno de Control de la Sedesol y Sedatu se ha vuelto famoso solo por estar implicado en el proceso penal que la Fiscalía General de la República le ha iniciado a Rosario Robles por el presunto desvío de más de 5 mil millones de pesos.

¿Cuántos votarían por él?

A diferencia del presidente López Obrador, quien a pesar de su polémica administración iniciada hace más de ocho meses todavía mantiene un alto índice de aprobación popular, el gobernador Cuitláhuac García figura –según diversas encuestas– entre los últimos cinco mandatarios estatales peor calificados.

Esta mala percepción debería obligar al gobernante veracruzano a revisar fríamente las áreas más vulnerables de su gobierno así como el desempeño de cada uno de sus colaboradores y, de ser necesario, comenzar a realizar algunos ajustes en su gabinete.

Sin embargo, contra lo que muchos esperarían, tal parece que el mandatario estatal no prevé hacer cambios en lo inmediato y ni siquiera en el 2021, año en que podría aprovechar la coyuntura electoral para darle salida a varios servidores públicos como candidatos a las alcaldías o las diputaciones locales y federales que serán disputadas en la entidad.

El problema para el gobernador y su partido es que sus funcionarios no han logrado crecer políticamente, además de que varios no son nativos de Veracruz.

Hugo Gutiérrez Maldonado, secretario de Seguridad Pública, es de Nuevo León; la contralora Leslie Garibo Puga, de la Ciudad de México; Guadalupe Osorno Maldonado, secretaria de Protección Civil, de Tlaxcala, y el subsecretario de Gobierno, Carlos Juárez Gil, de Tabasco.

Otros casos, como el secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, que sí es veracruzano de nacimiento, sería un pésimo candidato por Coatzacoalcos, donde ha creado mala fama por su nepotismo. La semana anterior, por ejemplo, tuvo que remover a su sobrina Joselyn Ramón Ramos de la jefatura de Recursos Humanos del Hospital Regional tras la renuncia masiva de directivos de dicho nosocomio porteño en protesta por los abusos de su familiar.

Pero el de Joselyn, quien ahora fue reubicada en la jefatura administrativa de la Jurisdicción Sanitaria número XI, no es el único caso. Anteriormente, el secretario de Salud fue criticado por haber designado a otro sobrino, Marco Antonio Saviñón Ramos, como director de Sanidad Internacional de la Jurisdicción de Coatzacoalcos, a pesar de que es un joven ingeniero, sin el perfil ni la experiencia profesional para tan delicado puesto.

Otro funcionario estatal que últimamente se ha mencionado mucho es el director general de Transparencia, Anticorrupción y Función Pública de la Contraloría General del Gobierno del Estado, Miguel Ángel Vega García, también oriundo de Veracruz, pero el problema es que el ex titular del Órgano Interno de Control de la Sedesol y Sedatu se ha vuelto famoso solo por estar implicado en el proceso penal que la Fiscalía General de la República le ha iniciado a Rosario Robles por el presunto desvío de más de 5 mil millones de pesos.

¿Cuántos votarían por él?

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