/ martes 5 de noviembre de 2019

Gastos a discreción en el Senado

La mala fama de la clase política no es una novedad, como tampoco lo es la de las cámaras de Diputados y Senadores.

Hay quienes aún guardan la esperanza de que con los años, los legisladores trabajen para mejorar su imagen.

Pero los años siguen pasando y a los diputados y senadores parece no importarles mucho.

Al menos eso es lo que evidencia un reporte de la Auditoría Superior de la Federación luego de la revisión que hizo a las Legislaturas LXII y LXIII del Senado de la República.

De entrada encontró que durante seis años la productividad fue apenas del 7.3%, con 295 iniciativas que fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación de las 4 mil 28 propuestas en ese periodo.

Además, no se priorizó la atención de las iniciativas en función de las necesidades del país y de las problemáticas con las cuales se relacionaban, ni se implementaron estrategias para minimizar el rezago y analizar el impacto ocasionado.

Y todavía se crearon comisiones especiales sin sustentar razones, mientras la Mesa Directiva dejó pasar irregularidades, según reveló la auditoría de desempeño 2018-0-01200-07-0002-2019.

A lo anterior hay que agregar que la segunda entrega de la cuenta pública 2018 a la Cámara de Diputados reporta que la Mesa Directiva del Senado no acreditó evidencia respecto de los acuerdos tomados para la determinación y cálculo del monto de las asignaciones que recibió cada grupo parlamentario durante las LXII y LXIII legislaturas.

La responsabilidad de la dirección general de pago a senadores se limitó con el respaldo de recibos firmados por los coordinadores de los grupos parlamentarios, de las transferencias bancarias por concepto de asignaciones, que ascendieron a 3 mil 573 millones y 3 mil 34 millones de pesos durante cada legislatura, respectivamente.

La información evidencia que la comprobación y documentación de las asignaciones fue responsabilidad de cada grupo, que no acreditaron con políticas internas, normas, criterios, lineamientos o acuerdos para ello y que regularan una eficiente, eficaz y honesta administración de los recursos públicos.

Así se las gastan los señores representantes del pueblo, que en el rubro de las funciones de representación y atención ciudadana, se observó que durante la LXII legislatura la Cámara asignó 187 millones 874.4 mil pesos a los grupos parlamentarios, cuya forma, uso y comprobación del gasto quedó a discreción. Revela la ASF que no hubo programas de trabajo ni controles de seguimiento y vigilancia y en algunos casos no se contó con información de los recursos que recibieron.

Añádale también que los grupos parlamentarios no acreditaron contar con normativa que incluyera políticas internas, normas, criterios lineamientos, acuerdos o instrumentos de naturaleza similar que regularan la administración de los recursos de los que dispusieron.

No hubo transparencia en el ejercicio de los 68 millones 739.5 mil pesos de pesos erogados en el rubro de asuntos internacionales y relaciones parlamentarias.

Lo hasta aquí expuesto es sólo una muestra de la manera como se conducen diputados y senadores, pues los gastos de las cámaras que integran el Congreso de la Unión se han manejado de manera similar.

Así es como contribuyen a que se mantenga y aumente la falta de credibilidad y la desconfianza en los políticos y en la clase gobernante, que en tiempos de la Cuarta Transformación no parece haber variado mucho.

Opine, comente e informe a los correos electrónicos srdonrene@gmail.com y rvalle@diariodexalapa.com.mx. Y en twitter @renedelvalleb. También puede leernos en la web site www.diariodexalapa.com.mx.

La mala fama de la clase política no es una novedad, como tampoco lo es la de las cámaras de Diputados y Senadores.

Hay quienes aún guardan la esperanza de que con los años, los legisladores trabajen para mejorar su imagen.

Pero los años siguen pasando y a los diputados y senadores parece no importarles mucho.

Al menos eso es lo que evidencia un reporte de la Auditoría Superior de la Federación luego de la revisión que hizo a las Legislaturas LXII y LXIII del Senado de la República.

De entrada encontró que durante seis años la productividad fue apenas del 7.3%, con 295 iniciativas que fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación de las 4 mil 28 propuestas en ese periodo.

Además, no se priorizó la atención de las iniciativas en función de las necesidades del país y de las problemáticas con las cuales se relacionaban, ni se implementaron estrategias para minimizar el rezago y analizar el impacto ocasionado.

Y todavía se crearon comisiones especiales sin sustentar razones, mientras la Mesa Directiva dejó pasar irregularidades, según reveló la auditoría de desempeño 2018-0-01200-07-0002-2019.

A lo anterior hay que agregar que la segunda entrega de la cuenta pública 2018 a la Cámara de Diputados reporta que la Mesa Directiva del Senado no acreditó evidencia respecto de los acuerdos tomados para la determinación y cálculo del monto de las asignaciones que recibió cada grupo parlamentario durante las LXII y LXIII legislaturas.

La responsabilidad de la dirección general de pago a senadores se limitó con el respaldo de recibos firmados por los coordinadores de los grupos parlamentarios, de las transferencias bancarias por concepto de asignaciones, que ascendieron a 3 mil 573 millones y 3 mil 34 millones de pesos durante cada legislatura, respectivamente.

La información evidencia que la comprobación y documentación de las asignaciones fue responsabilidad de cada grupo, que no acreditaron con políticas internas, normas, criterios, lineamientos o acuerdos para ello y que regularan una eficiente, eficaz y honesta administración de los recursos públicos.

Así se las gastan los señores representantes del pueblo, que en el rubro de las funciones de representación y atención ciudadana, se observó que durante la LXII legislatura la Cámara asignó 187 millones 874.4 mil pesos a los grupos parlamentarios, cuya forma, uso y comprobación del gasto quedó a discreción. Revela la ASF que no hubo programas de trabajo ni controles de seguimiento y vigilancia y en algunos casos no se contó con información de los recursos que recibieron.

Añádale también que los grupos parlamentarios no acreditaron contar con normativa que incluyera políticas internas, normas, criterios lineamientos, acuerdos o instrumentos de naturaleza similar que regularan la administración de los recursos de los que dispusieron.

No hubo transparencia en el ejercicio de los 68 millones 739.5 mil pesos de pesos erogados en el rubro de asuntos internacionales y relaciones parlamentarias.

Lo hasta aquí expuesto es sólo una muestra de la manera como se conducen diputados y senadores, pues los gastos de las cámaras que integran el Congreso de la Unión se han manejado de manera similar.

Así es como contribuyen a que se mantenga y aumente la falta de credibilidad y la desconfianza en los políticos y en la clase gobernante, que en tiempos de la Cuarta Transformación no parece haber variado mucho.

Opine, comente e informe a los correos electrónicos srdonrene@gmail.com y rvalle@diariodexalapa.com.mx. Y en twitter @renedelvalleb. También puede leernos en la web site www.diariodexalapa.com.mx.