/ sábado 12 de junio de 2021

Globalización y educación

La expansión del comercio y los monopolios del mundo desde hace décadas han traído un constante avance de las tecnologías y ello ha dado como resultado un desarrollo y expansión del orden económico y tecnológico, multiplicando masivamente los bienes y servicios en todo el mundo, aunque su destino no sea igual para todos.

La globalización es una realidad actual ineludible y supone retos y oportunidades para ese desarrollo no solo económico y tecnológico, igualmente social, cultural y educativo del orbe.

Esa globalización que tiene un impacto directo sobre el desarrollo social de los seres humanos sin excepción alguna implica un reto para la educación de las actuales y futuras generaciones. En el caso de México el desarrollo económico, social y educativo no ha sido equitativo. Por ejemplo, de acuerdo con El Economista, la economía mexicana registró una caída del 10% en 2020 y un alza de 3% en 2021; en México viven 52 millones 425 mil 887 personas en situación de pobreza, informa el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval); mientras que la población en México alcanza en promedio el tercer grado de secundaria, la población indígena apenas logra concluir la educación primaria y la hablante de lengua indígena llega a quinto grado de primaria. Si se considera que se avanza un grado por década, la población indígena se encuentra rezagada casi tres décadas con respecto al promedio nacional (INEE y UNICEF).

¿Qué hacer? Hay que considerar que la economía es un eje de desarrollo con implicaciones sociales, culturales y educativas. Por un lado, tenemos a “la educación como tal, que comprende las teorías educativas, la pedagogía, la didáctica, el currículo, los programas, las estrategias, los recursos y el enfoque que deberá dársele con miras al futuro, esto en el marco de la creciente preocupación que existe en torno a una niñez y una juventud que cada vez están menos preparadas para enfrentar retos que hasta hace poco nos eran desconocidos”, comenta Ángel Gurría. Y como complemento la tecnología digital y las redes sociales como puntales de la comunicación y por supuesto tener una perspectiva educativa humanista, inclusiva, equitativa, ética.

También reflexionar acerca de los hechos y fenómenos sociales con un profundo sentido humano sobre el desarrollo de la sociedad del conocimiento; el logro de la excelencia en la sociedad actual; la adecuada orientación sobre el consumismo y el desarrollo personal; considerar la diversidad cultural y el impulso de una educación social de valores y principios éticos que promueva la solidaridad mundial. No se deben obviar conocimientos, herramientas, valores y actitudes que no solo serán importantes para la vida laboral sino valiosos en la historia vital de las personas.

Estas consideraciones plantean desafíos al sistema educativo y a las instituciones actuales, si se toma en cuenta como ya se apuntaba, que hay niños, niñas y jóvenes cada vez menos competentes para enfrentar retos. El sistema educativo está frente a una generación amalgamada con sus antecesores inmediatos “millennials”, intolerantes ante todo y tolerantes y relativistas en cuyas manos está la apuesta de lo que le viene al mundo en el futuro, para lo cual México no está preparado. Por todo esto la educación que se ofrece actualmente debe tener un nuevo enfoque. Se debe atender como debe el fenómeno de la globalización. Educar significa formar, fomentar valores en función de una sociedad cada vez menos social y más polarizada, tecnificada y consumista, impersonal y subjetiva.

En la actualidad el sistema educativo va dejando de lado las humanidades y las ciencias sociales y ha priorizado la informática, el comercio y las ingenierías. La educación ante un mundo globalizado no solo comprende lo técnico sino también lo humano. Ante el desconocimiento que tiene el alumnado sobre el tema de la globalización este se debe abordar de forma directa y permanente en las escuelas.

El desafío es enorme si se considera que en este planeta globalizado “prácticamente casi todas las relaciones sociales, económicas, culturales y hasta personales pasan hoy por un servidor y la terminal de una computadora, tablet o un teléfono móvil.

Esta nueva situación provoca nuevas contradicciones en todos los ámbitos de la sociedad”. Y la escuela debe evitar que su desconocimiento afecte el futuro de los estudiantes.

La expansión del comercio y los monopolios del mundo desde hace décadas han traído un constante avance de las tecnologías y ello ha dado como resultado un desarrollo y expansión del orden económico y tecnológico, multiplicando masivamente los bienes y servicios en todo el mundo, aunque su destino no sea igual para todos.

La globalización es una realidad actual ineludible y supone retos y oportunidades para ese desarrollo no solo económico y tecnológico, igualmente social, cultural y educativo del orbe.

Esa globalización que tiene un impacto directo sobre el desarrollo social de los seres humanos sin excepción alguna implica un reto para la educación de las actuales y futuras generaciones. En el caso de México el desarrollo económico, social y educativo no ha sido equitativo. Por ejemplo, de acuerdo con El Economista, la economía mexicana registró una caída del 10% en 2020 y un alza de 3% en 2021; en México viven 52 millones 425 mil 887 personas en situación de pobreza, informa el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval); mientras que la población en México alcanza en promedio el tercer grado de secundaria, la población indígena apenas logra concluir la educación primaria y la hablante de lengua indígena llega a quinto grado de primaria. Si se considera que se avanza un grado por década, la población indígena se encuentra rezagada casi tres décadas con respecto al promedio nacional (INEE y UNICEF).

¿Qué hacer? Hay que considerar que la economía es un eje de desarrollo con implicaciones sociales, culturales y educativas. Por un lado, tenemos a “la educación como tal, que comprende las teorías educativas, la pedagogía, la didáctica, el currículo, los programas, las estrategias, los recursos y el enfoque que deberá dársele con miras al futuro, esto en el marco de la creciente preocupación que existe en torno a una niñez y una juventud que cada vez están menos preparadas para enfrentar retos que hasta hace poco nos eran desconocidos”, comenta Ángel Gurría. Y como complemento la tecnología digital y las redes sociales como puntales de la comunicación y por supuesto tener una perspectiva educativa humanista, inclusiva, equitativa, ética.

También reflexionar acerca de los hechos y fenómenos sociales con un profundo sentido humano sobre el desarrollo de la sociedad del conocimiento; el logro de la excelencia en la sociedad actual; la adecuada orientación sobre el consumismo y el desarrollo personal; considerar la diversidad cultural y el impulso de una educación social de valores y principios éticos que promueva la solidaridad mundial. No se deben obviar conocimientos, herramientas, valores y actitudes que no solo serán importantes para la vida laboral sino valiosos en la historia vital de las personas.

Estas consideraciones plantean desafíos al sistema educativo y a las instituciones actuales, si se toma en cuenta como ya se apuntaba, que hay niños, niñas y jóvenes cada vez menos competentes para enfrentar retos. El sistema educativo está frente a una generación amalgamada con sus antecesores inmediatos “millennials”, intolerantes ante todo y tolerantes y relativistas en cuyas manos está la apuesta de lo que le viene al mundo en el futuro, para lo cual México no está preparado. Por todo esto la educación que se ofrece actualmente debe tener un nuevo enfoque. Se debe atender como debe el fenómeno de la globalización. Educar significa formar, fomentar valores en función de una sociedad cada vez menos social y más polarizada, tecnificada y consumista, impersonal y subjetiva.

En la actualidad el sistema educativo va dejando de lado las humanidades y las ciencias sociales y ha priorizado la informática, el comercio y las ingenierías. La educación ante un mundo globalizado no solo comprende lo técnico sino también lo humano. Ante el desconocimiento que tiene el alumnado sobre el tema de la globalización este se debe abordar de forma directa y permanente en las escuelas.

El desafío es enorme si se considera que en este planeta globalizado “prácticamente casi todas las relaciones sociales, económicas, culturales y hasta personales pasan hoy por un servidor y la terminal de una computadora, tablet o un teléfono móvil.

Esta nueva situación provoca nuevas contradicciones en todos los ámbitos de la sociedad”. Y la escuela debe evitar que su desconocimiento afecte el futuro de los estudiantes.