/ jueves 23 de mayo de 2019

Gubernatura devaluada

A finales de octubre de 1988, un acucioso periodista veracruzano muy apreciado por el entonces gobernador Fernando Gutiérrez Barrios fue llamado a Palacio de Gobierno. Carlos Salinas de Gortari estaba por asumir la Presidencia de la República pese a las masivas protestas callejeras que los simpatizantes de Cuauhtémoc Cárdenas, ex candidato del Frente Democrático Nacional, continuaban realizando por el fraude electoral. Sin embargo, el mandatario veracruzano aseguraba que el ex abanderado del PRI tomaría el poder, dejando entrever que lo incorporaría a su gabinete presidencial.

–Don Fernando… ¿va usted a la Regencia del Distrito Federal o a la Secretaría de Gobernación?, le preguntó su interlocutor, aludiendo a las versiones difundidas en las columnas políticas de los diarios de la ciudad de México.

–Mi estimado amigo… ¡la gubernatura de Veracruz sólo se cambia por la Secretaría de Gobernación!, respondió tajante quien durante dos sexenios consecutivos había sido subsecretario de la SEGOB, la más poderosa Secretaría de Estado hasta la administración presidencial anterior.

Y, en efecto, así fue. Gutiérrez Barrios llegó al Palacio de Cobián y Manuel Camacho Solís, que se autopromovía para Gobernación, fue mandado por Salinas a la Regencia capitalina.

Por eso ahora sorprende que al morenista Cuitláhuac García no sólo le estén contando los días para dejar la gubernatura a menos de seis meses de haber asumido el poder, sino que además rumoren que López Obrador podría sacarlo de Veracruz “por la puerta grande” ofreciéndole una Subsecretaría o Dirección General en su gabinete en caso de que antes de las elecciones intermedias de 2021 al ex diputado federal xalapeño se le sigan complicando las cosas en la entidad que gobierna, pues en Palacio Nacional y en la dirigencia de Morena les preocupa que esta descomposición pudiera repercutir electoralmente sobre todo en contra de sus próximos candidatos al Congreso de la Unión.

Sin embargo, hasta ahora, todas las señales presidenciales indican que AMLO quiere que Cuitláhuac permanezca en la gubernatura todo el sexenio. Sus constantes viajes a Veracruz –casi uno por mes en promedio– y sus desmedidos elogios hacia su pupilo político así lo evidencian.

Empero, en el íntimo círculo del poder presidencial, sí muestran inquietud por lo que sucede en el cuarto estado del país con el mayor número de votantes.

Igual preocupación existe en el entorno familiar de Cuitláhuac. El jefe del clan, Atanasio García Durán, ex diputado local, así lo hace sentir cuando pide opiniones acerca de la administración estatal que encabeza su hijo.

Hace un par de meses, circunstancialmente, un ex procurador de Justicia cruzó palabra con él.

–Me gustaría ayudar al gobernador, en lo que él considere que pueda asesorarlo…

–¿Qué cargo quiere?, preguntó el padre del mandatario.

“No busco ningún puesto ni sueldo, quiero hacerlo porque me preocupa realmente la situación en la que se encuentra el estado”, aclaró el también notario público.

No ha recibido respuesta.


A finales de octubre de 1988, un acucioso periodista veracruzano muy apreciado por el entonces gobernador Fernando Gutiérrez Barrios fue llamado a Palacio de Gobierno. Carlos Salinas de Gortari estaba por asumir la Presidencia de la República pese a las masivas protestas callejeras que los simpatizantes de Cuauhtémoc Cárdenas, ex candidato del Frente Democrático Nacional, continuaban realizando por el fraude electoral. Sin embargo, el mandatario veracruzano aseguraba que el ex abanderado del PRI tomaría el poder, dejando entrever que lo incorporaría a su gabinete presidencial.

–Don Fernando… ¿va usted a la Regencia del Distrito Federal o a la Secretaría de Gobernación?, le preguntó su interlocutor, aludiendo a las versiones difundidas en las columnas políticas de los diarios de la ciudad de México.

–Mi estimado amigo… ¡la gubernatura de Veracruz sólo se cambia por la Secretaría de Gobernación!, respondió tajante quien durante dos sexenios consecutivos había sido subsecretario de la SEGOB, la más poderosa Secretaría de Estado hasta la administración presidencial anterior.

Y, en efecto, así fue. Gutiérrez Barrios llegó al Palacio de Cobián y Manuel Camacho Solís, que se autopromovía para Gobernación, fue mandado por Salinas a la Regencia capitalina.

Por eso ahora sorprende que al morenista Cuitláhuac García no sólo le estén contando los días para dejar la gubernatura a menos de seis meses de haber asumido el poder, sino que además rumoren que López Obrador podría sacarlo de Veracruz “por la puerta grande” ofreciéndole una Subsecretaría o Dirección General en su gabinete en caso de que antes de las elecciones intermedias de 2021 al ex diputado federal xalapeño se le sigan complicando las cosas en la entidad que gobierna, pues en Palacio Nacional y en la dirigencia de Morena les preocupa que esta descomposición pudiera repercutir electoralmente sobre todo en contra de sus próximos candidatos al Congreso de la Unión.

Sin embargo, hasta ahora, todas las señales presidenciales indican que AMLO quiere que Cuitláhuac permanezca en la gubernatura todo el sexenio. Sus constantes viajes a Veracruz –casi uno por mes en promedio– y sus desmedidos elogios hacia su pupilo político así lo evidencian.

Empero, en el íntimo círculo del poder presidencial, sí muestran inquietud por lo que sucede en el cuarto estado del país con el mayor número de votantes.

Igual preocupación existe en el entorno familiar de Cuitláhuac. El jefe del clan, Atanasio García Durán, ex diputado local, así lo hace sentir cuando pide opiniones acerca de la administración estatal que encabeza su hijo.

Hace un par de meses, circunstancialmente, un ex procurador de Justicia cruzó palabra con él.

–Me gustaría ayudar al gobernador, en lo que él considere que pueda asesorarlo…

–¿Qué cargo quiere?, preguntó el padre del mandatario.

“No busco ningún puesto ni sueldo, quiero hacerlo porque me preocupa realmente la situación en la que se encuentra el estado”, aclaró el también notario público.

No ha recibido respuesta.


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