/ martes 24 de mayo de 2022

Halagos para la anécdota

Si cada espaldarazo que recibe el gobernador Cuitláhuac García Jiménez del presidente Andrés Manuel López Obrador, significara un beneficio para Veracruz, los ciudadanos seguramente pedirían más reconocimientos y con mayor frecuencia; pero, no, esos halagos es lo menos importante para la población. Además de que serían innecesarios si existiera un buen desempeño de gobierno. El afecto presidencial y llamar honesto al Ejecutivo estatal, es un adorno sin utilidad mientras no se resuelvan necesidades de infraestructura y servicios, mayor seguridad para desactivar la violencia, nuevas y más empresas para generar empleos, una obra relevante realizada o un acto de trascendencia que no existe durante los tres años y medio de gobierno que merezca el aplauso de los ciudadanos. Lejos de eso, sobre todo el mandatario y muchos de su gabinete y de la mayoría morenista en el Congreso local y Ayuntamientos de la misma filiación, son blanco de frecuentes críticas por sus dichos, errores u omisiones. El más reciente ejemplo es el descubrimiento difundido de miles de medicamentos oncológicos enviados por el INSABI al estado, almacenados u ocultos en una bodega, caducados la mayoría de ellos, mientras decenas de niños han muerto por falta de quimioterapias, lo que no sólo habría costado el fulminante cese del secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, sino, conforme a la ley, tendría que haberse iniciado una investigación por el presumible daño patrimonial y omisión criminal en esos hechos. De ahí que se respete la opinión del Presidente de la República sobre el gobernador García, pero los que saben más y mejor sobre resultados e ineficiencias del gobierno son los veracruzanos que habitan en el estado, y ellos tienen una opinión muy diferente del desempeño del jefe del Ejecutivo estatal. En lo personal, Cuitláhuac no tiene ni un señalamientos de corrupción, pero sí algunos de sus cercanos colaboradores, por contrataciones directas hechas por la propia Secretaría de Salud, en Seguridad Pública por la adquisición de patrullas a precios exorbitantes, elevados pagos para actos cívicos y fiestas patrias a empresas contratadas por la Secretaría de Gobierno, y mucho más. Sólo hay un reproche al Ejecutivo por nombrar a su pariente Eleazar Guerrero Pérez como subsecretario de Finanzas, y a su parienta, Dorheny García Cayetano, como secretaria de Trabajo; y aunque, profesionalmente, ellos tienen todo el derecho a realizar cualquier actividad, incluido el servicio público, el hecho de ser familiares no es delito, pero sí constituye nepotismo y falta de ética; más importante aún es la falta de resultados tangibles en el actual periodo de gobierno. Si el presidente López Obrador lo califica como uno de los mejores gobernadores de la historia de Veracruz por los resultados electorales que que ha logrado obtener gracias a sus operadores y que han favorecido al proyecto de la 4T, se entiende, pero es infundado el reconocimiento cuando hay otra opinión muy distintas de los veracruzanos que padecen la realidad de un Veracruz paralizado, beneficiado sólo de los programas sociales para sectores desprotegidos. Así, esos reconocimientos presidenciales sólo sirven para la anécdota.

opedro2006@gmail.com

Si cada espaldarazo que recibe el gobernador Cuitláhuac García Jiménez del presidente Andrés Manuel López Obrador, significara un beneficio para Veracruz, los ciudadanos seguramente pedirían más reconocimientos y con mayor frecuencia; pero, no, esos halagos es lo menos importante para la población. Además de que serían innecesarios si existiera un buen desempeño de gobierno. El afecto presidencial y llamar honesto al Ejecutivo estatal, es un adorno sin utilidad mientras no se resuelvan necesidades de infraestructura y servicios, mayor seguridad para desactivar la violencia, nuevas y más empresas para generar empleos, una obra relevante realizada o un acto de trascendencia que no existe durante los tres años y medio de gobierno que merezca el aplauso de los ciudadanos. Lejos de eso, sobre todo el mandatario y muchos de su gabinete y de la mayoría morenista en el Congreso local y Ayuntamientos de la misma filiación, son blanco de frecuentes críticas por sus dichos, errores u omisiones. El más reciente ejemplo es el descubrimiento difundido de miles de medicamentos oncológicos enviados por el INSABI al estado, almacenados u ocultos en una bodega, caducados la mayoría de ellos, mientras decenas de niños han muerto por falta de quimioterapias, lo que no sólo habría costado el fulminante cese del secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, sino, conforme a la ley, tendría que haberse iniciado una investigación por el presumible daño patrimonial y omisión criminal en esos hechos. De ahí que se respete la opinión del Presidente de la República sobre el gobernador García, pero los que saben más y mejor sobre resultados e ineficiencias del gobierno son los veracruzanos que habitan en el estado, y ellos tienen una opinión muy diferente del desempeño del jefe del Ejecutivo estatal. En lo personal, Cuitláhuac no tiene ni un señalamientos de corrupción, pero sí algunos de sus cercanos colaboradores, por contrataciones directas hechas por la propia Secretaría de Salud, en Seguridad Pública por la adquisición de patrullas a precios exorbitantes, elevados pagos para actos cívicos y fiestas patrias a empresas contratadas por la Secretaría de Gobierno, y mucho más. Sólo hay un reproche al Ejecutivo por nombrar a su pariente Eleazar Guerrero Pérez como subsecretario de Finanzas, y a su parienta, Dorheny García Cayetano, como secretaria de Trabajo; y aunque, profesionalmente, ellos tienen todo el derecho a realizar cualquier actividad, incluido el servicio público, el hecho de ser familiares no es delito, pero sí constituye nepotismo y falta de ética; más importante aún es la falta de resultados tangibles en el actual periodo de gobierno. Si el presidente López Obrador lo califica como uno de los mejores gobernadores de la historia de Veracruz por los resultados electorales que que ha logrado obtener gracias a sus operadores y que han favorecido al proyecto de la 4T, se entiende, pero es infundado el reconocimiento cuando hay otra opinión muy distintas de los veracruzanos que padecen la realidad de un Veracruz paralizado, beneficiado sólo de los programas sociales para sectores desprotegidos. Así, esos reconocimientos presidenciales sólo sirven para la anécdota.

opedro2006@gmail.com