/ lunes 30 de septiembre de 2019

Hemodiálisis, sentencia de muerte por mal servicio

La muerte de un enfermo renal que recibía tratamiento de hemodiálisis en la clínica particular Gifyt, con servicio subrogado por el IMSS en Veracruz, tras un repentino apagón eléctrico y debido a que la planta de luz de emergencia no funcionó, debe prender focos rojos en esa institución que dirige Zoe Robledo. El asunto es delicado, pero igual de graves son sus implicaciones y consecuencias. La empresa encargada de esa Unidad de Hemodiálisis responsable de dicha muerte ha sido frecuentemente señalada de irregularidades, sobre todo por no contar con instalaciones adecuadas y por falta de personal capacitado y suficiente. Hace poco más de dos semanas, cuando Gifyt obtuvo ese contrato para dar este servicio a más de 400 enfermos, hubo versiones de que funcionarios de la Dirección Médica de la UMAE, que han mantenido vínculos laborales con esa compañía, habrían favorecido esa determinación tomada en el Consejo Técnico de la Unidad de Medicina de Alta Especialidad de Veracruz, a pesar del incumplimiento en la integración del expediente para participar en dicha licitación. Esa es una causa por la que, aunque normativamente una enfermera puede hacerse cargo hasta de tres equipos conectados a igual número de pacientes, en ese lugar puede hacerlo hasta con cinco o más, sin respetar tampoco el espacio establecido de tres metros cuadrados entre cada uno de los derechohabientes del IMSS enviados a ese lugar. La queja es de un mal servicio, claramente evidenciado en lo sucedido el sábado con la muerte don Roberto Gómez Silveira, de 61 años, por paro cardiorrespiratorio debido a la abrupta interrupción de la terapia que recibía. Muchos otros pacientes pudieron correr la misma suerte, pero milagrosamente salvaron la vida, como expresaba ayer en voz alta don Manuel Gutiérrez, otro paciente que estaba en una máquina contigua a la del fallecido. ¿Qué otra irregularidad ocurrió? Los aparatos de hemodiálisis cuentan o deberían contar con una pila que les otorga autonomía de funcionamiento de hasta 30 minutos después de un corte eléctrico brusco, como el sucedido, pero extrañamente tampoco funcionó el dispositivo, a juzgar por la desconexión que hicieron de los aparatos, lo que da una idea de un presumible caso de negligencia criminal. La señora Socorro Barrientos Martínez viuda de Gómez, anticipó que presentará una denuncia por la vía penal por este caso, para que se investigue y se deslinden responsabilidades, porque no puede quedar impune un hecho criminal como éste ni poner en riesgo a más de 400 enfermos renales que reciben ahí este servicio. Ayer, por ejemplo, esa Unidad de Hemodiálisis citó este domingo a varios pacientes renales y les dio tratamiento desde las 7 de la mañana hasta las dos de la tarde, sin autorización de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que solamente lo tiene permitido de lunes a sábado. ¿Contra todo lo grave que sucede, desde los altos mandos seguirán manteniendo ese contrato a la empresa Gifyt? Habrá que esperar.


EL PESO DE PAOLO ROCCA

Hace tres semanas el empresario ítalo-argentino Paolo Rocca, director general de Grupo Techint, se reunió en Palacio Nacional con el presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien abordó temas de nuevas inversiones en México. Lo hizo en momentos en que Tamsa, la principal empresa veracruzana de la que es presidente, atraviesa momentos de inestabilidad sindical, y curiosamente el sábado y este domingo fue la elección del nuevo dirigente obrero. La de Cándido Canseco Castro fue la única planilla. Pascual Lagunes Ochoa no se registró. Usted saque sus propias conclusiones.

Escriba a opedro2006@gmail.com

La muerte de un enfermo renal que recibía tratamiento de hemodiálisis en la clínica particular Gifyt, con servicio subrogado por el IMSS en Veracruz, tras un repentino apagón eléctrico y debido a que la planta de luz de emergencia no funcionó, debe prender focos rojos en esa institución que dirige Zoe Robledo. El asunto es delicado, pero igual de graves son sus implicaciones y consecuencias. La empresa encargada de esa Unidad de Hemodiálisis responsable de dicha muerte ha sido frecuentemente señalada de irregularidades, sobre todo por no contar con instalaciones adecuadas y por falta de personal capacitado y suficiente. Hace poco más de dos semanas, cuando Gifyt obtuvo ese contrato para dar este servicio a más de 400 enfermos, hubo versiones de que funcionarios de la Dirección Médica de la UMAE, que han mantenido vínculos laborales con esa compañía, habrían favorecido esa determinación tomada en el Consejo Técnico de la Unidad de Medicina de Alta Especialidad de Veracruz, a pesar del incumplimiento en la integración del expediente para participar en dicha licitación. Esa es una causa por la que, aunque normativamente una enfermera puede hacerse cargo hasta de tres equipos conectados a igual número de pacientes, en ese lugar puede hacerlo hasta con cinco o más, sin respetar tampoco el espacio establecido de tres metros cuadrados entre cada uno de los derechohabientes del IMSS enviados a ese lugar. La queja es de un mal servicio, claramente evidenciado en lo sucedido el sábado con la muerte don Roberto Gómez Silveira, de 61 años, por paro cardiorrespiratorio debido a la abrupta interrupción de la terapia que recibía. Muchos otros pacientes pudieron correr la misma suerte, pero milagrosamente salvaron la vida, como expresaba ayer en voz alta don Manuel Gutiérrez, otro paciente que estaba en una máquina contigua a la del fallecido. ¿Qué otra irregularidad ocurrió? Los aparatos de hemodiálisis cuentan o deberían contar con una pila que les otorga autonomía de funcionamiento de hasta 30 minutos después de un corte eléctrico brusco, como el sucedido, pero extrañamente tampoco funcionó el dispositivo, a juzgar por la desconexión que hicieron de los aparatos, lo que da una idea de un presumible caso de negligencia criminal. La señora Socorro Barrientos Martínez viuda de Gómez, anticipó que presentará una denuncia por la vía penal por este caso, para que se investigue y se deslinden responsabilidades, porque no puede quedar impune un hecho criminal como éste ni poner en riesgo a más de 400 enfermos renales que reciben ahí este servicio. Ayer, por ejemplo, esa Unidad de Hemodiálisis citó este domingo a varios pacientes renales y les dio tratamiento desde las 7 de la mañana hasta las dos de la tarde, sin autorización de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que solamente lo tiene permitido de lunes a sábado. ¿Contra todo lo grave que sucede, desde los altos mandos seguirán manteniendo ese contrato a la empresa Gifyt? Habrá que esperar.


EL PESO DE PAOLO ROCCA

Hace tres semanas el empresario ítalo-argentino Paolo Rocca, director general de Grupo Techint, se reunió en Palacio Nacional con el presidente Andrés Manuel López Obrador, con quien abordó temas de nuevas inversiones en México. Lo hizo en momentos en que Tamsa, la principal empresa veracruzana de la que es presidente, atraviesa momentos de inestabilidad sindical, y curiosamente el sábado y este domingo fue la elección del nuevo dirigente obrero. La de Cándido Canseco Castro fue la única planilla. Pascual Lagunes Ochoa no se registró. Usted saque sus propias conclusiones.

Escriba a opedro2006@gmail.com