/ jueves 1 de agosto de 2019

Hordas violentas contra la ley

Indigna lo que en últimas fechas se presenta en distintos lugares del país, cuando grupos violentos agreden impunemente a elementos de las fuerzas de seguridad, sean Marina, Ejército, policías federales o de otras instituciones policiacas. Generalmente son personas que se dedican al robo de combustibles, los famosos “huachicoleros”, o los que asaltan transportes de carga, incluidos ferrocarriles. Se arman con palos y piedras y golpean a los representantes del orden y éstos, en algunos casos, milagrosamente salvan sus vidas. Lo asombroso de todo es observar cómo son insultados, apedreados, vilipendiados, y los uniformados no responden a esas agresiones. La orden que reciben de sus superiores es tajante: no usar la fuerza. ¿Eso es correcto? A todas luces no lo es. Hay una escalada de tipo de actos, precisamente porque saben que no habrá respuesta de los uniformados, menos si son de la Marina, Ejército, Policía Federal o, ahora, la Guardia Nacional. Esos hechos denigran a las fuerzas de seguridad, las colocan en la indefensión y mandan un mensaje inquietante a la población. En aras de que no se cometan abusos o se violen los derechos humanos, ahora esos delincuentes bajo el amparo de que son sociedad civil pueden golpear, herir o matar sin consecuencias, y lo peor es que debilitan a la autoridad. Muchos ciudadanos de bien se preguntan si eso pasa a quienes tienen la función y facultad legal de imponer y resguardar el orden, ¿qué se espera a los simples ciudadanos frente a esas hordas delictivas? A todos, o casi todos, también les ha tocado ver videos de cómo grupos sin control pueden tomar a alguien que robó o asaltó y lo amarran, lo golpean, rocían con gasolina y hacen justicia por propia mano, y cuando la policía trata de impedirlo, también reaccionan en contra de ellos. Hay necesidad de terminar con esos brotes de irracionalidad. En ningún país del mundo los gobiernos permiten que se falte al respeto a sus representes del orden. En Estados Unidos, por ejemplo, un policía puede disparar si no obedecen sus órdenes o su vida está en peligro, y ni se diga si los delincuentes portan un arma o se atreve a dispararles. Claro que no se está invitando a que eso mismo se repita en nuestro país, pero no es aceptable que haya ese escarnio para los uniformados, cuya presencia debe imponer respeto, para eso están, y desde luego confianza de los ciudadanos, lo que llaman proximidad. Es necesario analizar a fondo esta situación, y sí, cuidar que jamás se cometan abusos, y cuando éstos ocurran, proceder ejemplarmente en contra de quienes los cometen. Sólo de esa manera se hará respetar el Estado de derecho que tanto se desea que exista en nuestro sufrido país. Esperemos.

AMLO, EN LA GRADUACIÓN DE CADETES DE LA NAVAL

Hasta ayer estaba confirmada la presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, en su décima visita al estado este viernes, a la ceremonia de graduación de los cadetes de la Heroica Escuela Naval de Antón Lizardo. Presidirá ese acto como comandante supremo de las Fuerzas Armadas, junto con el almirante José Rafael Ojeda Guzmán, secretario de Marina, y del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, así como el alcalde de Alvarado, Bogar Ruiz Rosas. Su presencia muestra el valor que tiene la Semar y la Defensa Nacional en el proyecto de país que plantea, sobre todo con la puesta en marcha de la Guardia Nacional que, hasta ahora, la forman en su mayor parte efectivos de las policías navales y militares, en quienes descansa su estrategia de combate al crimen organizado. AMLO ha realizado a Veracruz la mayoría de visitas a un estado de la República, y con ello también demuestra su apoyo e interés por ganarse el respaldo de los veracruzanos y conservar un gobierno afín en los próximos años.

Escriba a opedro2006@gmail.com

Indigna lo que en últimas fechas se presenta en distintos lugares del país, cuando grupos violentos agreden impunemente a elementos de las fuerzas de seguridad, sean Marina, Ejército, policías federales o de otras instituciones policiacas. Generalmente son personas que se dedican al robo de combustibles, los famosos “huachicoleros”, o los que asaltan transportes de carga, incluidos ferrocarriles. Se arman con palos y piedras y golpean a los representantes del orden y éstos, en algunos casos, milagrosamente salvan sus vidas. Lo asombroso de todo es observar cómo son insultados, apedreados, vilipendiados, y los uniformados no responden a esas agresiones. La orden que reciben de sus superiores es tajante: no usar la fuerza. ¿Eso es correcto? A todas luces no lo es. Hay una escalada de tipo de actos, precisamente porque saben que no habrá respuesta de los uniformados, menos si son de la Marina, Ejército, Policía Federal o, ahora, la Guardia Nacional. Esos hechos denigran a las fuerzas de seguridad, las colocan en la indefensión y mandan un mensaje inquietante a la población. En aras de que no se cometan abusos o se violen los derechos humanos, ahora esos delincuentes bajo el amparo de que son sociedad civil pueden golpear, herir o matar sin consecuencias, y lo peor es que debilitan a la autoridad. Muchos ciudadanos de bien se preguntan si eso pasa a quienes tienen la función y facultad legal de imponer y resguardar el orden, ¿qué se espera a los simples ciudadanos frente a esas hordas delictivas? A todos, o casi todos, también les ha tocado ver videos de cómo grupos sin control pueden tomar a alguien que robó o asaltó y lo amarran, lo golpean, rocían con gasolina y hacen justicia por propia mano, y cuando la policía trata de impedirlo, también reaccionan en contra de ellos. Hay necesidad de terminar con esos brotes de irracionalidad. En ningún país del mundo los gobiernos permiten que se falte al respeto a sus representes del orden. En Estados Unidos, por ejemplo, un policía puede disparar si no obedecen sus órdenes o su vida está en peligro, y ni se diga si los delincuentes portan un arma o se atreve a dispararles. Claro que no se está invitando a que eso mismo se repita en nuestro país, pero no es aceptable que haya ese escarnio para los uniformados, cuya presencia debe imponer respeto, para eso están, y desde luego confianza de los ciudadanos, lo que llaman proximidad. Es necesario analizar a fondo esta situación, y sí, cuidar que jamás se cometan abusos, y cuando éstos ocurran, proceder ejemplarmente en contra de quienes los cometen. Sólo de esa manera se hará respetar el Estado de derecho que tanto se desea que exista en nuestro sufrido país. Esperemos.

AMLO, EN LA GRADUACIÓN DE CADETES DE LA NAVAL

Hasta ayer estaba confirmada la presencia del presidente Andrés Manuel López Obrador, en su décima visita al estado este viernes, a la ceremonia de graduación de los cadetes de la Heroica Escuela Naval de Antón Lizardo. Presidirá ese acto como comandante supremo de las Fuerzas Armadas, junto con el almirante José Rafael Ojeda Guzmán, secretario de Marina, y del gobernador Cuitláhuac García Jiménez, así como el alcalde de Alvarado, Bogar Ruiz Rosas. Su presencia muestra el valor que tiene la Semar y la Defensa Nacional en el proyecto de país que plantea, sobre todo con la puesta en marcha de la Guardia Nacional que, hasta ahora, la forman en su mayor parte efectivos de las policías navales y militares, en quienes descansa su estrategia de combate al crimen organizado. AMLO ha realizado a Veracruz la mayoría de visitas a un estado de la República, y con ello también demuestra su apoyo e interés por ganarse el respaldo de los veracruzanos y conservar un gobierno afín en los próximos años.

Escriba a opedro2006@gmail.com