/ lunes 20 de julio de 2020

Humillación al Poder Judicial, ¿se va la presidenta?

Lo que puede interpretarse como la intención de aplicar una dura lección a la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez Huerta, terminó convirtiéndose en una humillación al Poder Judicial de Veracruz.

De acuerdo con lo que ha trascendido, luego de la vergonzosa situación vivida la tarde del miércoles en la sede del Tribunal Superior de Justicia, el problema que terminó en escándalo comenzó por intereses que chocaron por el reparto de las magistraturas.

Y ahora hay una magistrada presidenta en una situación embarazosa, sin fuerza y expuesta al no tener respaldo ni siquiera al interior del TSJ, menos en el Consejo de la Judicatura, a la que solo le auguran su retiro el próximo año; un Poder Judicial humillado y unos operadores en los poderes Legislativo y Ejecutivo exhibidos por sus acciones, pues no les importó avasallar y dejar en una situación fea y adversa a quienes imparten justicia en Veracruz.

El lunes pasado hubo una reunión plenaria de magistrados y, según lo trascendido, acordaron no acatar lo acordado en el Congreso local y en una oficina del Palacio de Gobierno. Quedaron en hacer lo necesario para que Marco Antonio Lezama y Roberto Dorantes se mantuvieran en el Tribunal Superior de Justicia.

Dicen que, en corto, la magistrada presidenta los instó a que, en su lucha por mantenerse en las magistraturas, denunciaran a los diputados que los quieren fuera con el argumento de que ya cumplieron 70 años de edad.

La reacción fue fulminante. El miércoles, al sesionar el Consejo de la Judicatura, los consejeros Humberto Oliverio Hernández y Carla Rodríguez y el magistrado Pedro Luis Reyes votaron para quitarle los funcionarios que había nombrado Sofía Martínez.

Nada pudo hacer la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, pues a su favor solo tuvo su voto y el del magistrado Andrés Cruz, con lo que de un momento a otro le fue quitado el control del Consejo de la Judicatura.

Después de esto vino el triste espectáculo que trascendió a medias afuera de las paredes del Poder Judicial, al hacer presencia numerosos policías que, dicen, fueron llamados por la presidenta, pues agitada expresaba que el correrle a su gente era producto de un acto ilegal.

En fin, ahora queda claro el pleito por las magistraturas y lo que esto finalmente genera: un Poder Judicial exhibido y humillado.

No solo conexiones con la mafia china habría en el puerto de Tuxpan, como lo informó el presidente López Obrador hace un tiempo, ahora están de moda —reporta gente de allá— las bandas delincuenciales asociadas con notarios, que despojan tierras.

Nos aseguran que propietarios de ranchos y terrenos cercanos a la zona portuaria viven en la zozobra. La inseguridad ahuyenta la inversión privada en Tuxpan. ¿Sabrá López Obrador las operaciones de la mafia en este estratégico lugar?

Lo que puede interpretarse como la intención de aplicar una dura lección a la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez Huerta, terminó convirtiéndose en una humillación al Poder Judicial de Veracruz.

De acuerdo con lo que ha trascendido, luego de la vergonzosa situación vivida la tarde del miércoles en la sede del Tribunal Superior de Justicia, el problema que terminó en escándalo comenzó por intereses que chocaron por el reparto de las magistraturas.

Y ahora hay una magistrada presidenta en una situación embarazosa, sin fuerza y expuesta al no tener respaldo ni siquiera al interior del TSJ, menos en el Consejo de la Judicatura, a la que solo le auguran su retiro el próximo año; un Poder Judicial humillado y unos operadores en los poderes Legislativo y Ejecutivo exhibidos por sus acciones, pues no les importó avasallar y dejar en una situación fea y adversa a quienes imparten justicia en Veracruz.

El lunes pasado hubo una reunión plenaria de magistrados y, según lo trascendido, acordaron no acatar lo acordado en el Congreso local y en una oficina del Palacio de Gobierno. Quedaron en hacer lo necesario para que Marco Antonio Lezama y Roberto Dorantes se mantuvieran en el Tribunal Superior de Justicia.

Dicen que, en corto, la magistrada presidenta los instó a que, en su lucha por mantenerse en las magistraturas, denunciaran a los diputados que los quieren fuera con el argumento de que ya cumplieron 70 años de edad.

La reacción fue fulminante. El miércoles, al sesionar el Consejo de la Judicatura, los consejeros Humberto Oliverio Hernández y Carla Rodríguez y el magistrado Pedro Luis Reyes votaron para quitarle los funcionarios que había nombrado Sofía Martínez.

Nada pudo hacer la presidenta del Tribunal Superior de Justicia, pues a su favor solo tuvo su voto y el del magistrado Andrés Cruz, con lo que de un momento a otro le fue quitado el control del Consejo de la Judicatura.

Después de esto vino el triste espectáculo que trascendió a medias afuera de las paredes del Poder Judicial, al hacer presencia numerosos policías que, dicen, fueron llamados por la presidenta, pues agitada expresaba que el correrle a su gente era producto de un acto ilegal.

En fin, ahora queda claro el pleito por las magistraturas y lo que esto finalmente genera: un Poder Judicial exhibido y humillado.

No solo conexiones con la mafia china habría en el puerto de Tuxpan, como lo informó el presidente López Obrador hace un tiempo, ahora están de moda —reporta gente de allá— las bandas delincuenciales asociadas con notarios, que despojan tierras.

Nos aseguran que propietarios de ranchos y terrenos cercanos a la zona portuaria viven en la zozobra. La inseguridad ahuyenta la inversión privada en Tuxpan. ¿Sabrá López Obrador las operaciones de la mafia en este estratégico lugar?