Se dice, en las buenas y las malas, que “cuando Dios dice a dar hasta los costales presta”. Para lo que queremos exponer, la sentencia mencionada nos parece equivocada, porque de un ser así nos da una imagen que no representa a nuestro Dios, ya que se nos ha enseñado que es un ser que pregona la bondad con nuestros semejantes.
Ahora bien, tras el incendio nos hemos enterado de otros incendios en la República y en el extranjero como el ocurrido en la catedral de Notre Dame, de París, Francia, que puso en peligro 850 años de historia, aunque, según informó el presidente Macron: “Se evitó lo peor”, noticia publicada en este matutino el martes pasado y en otra noticia publicada el mismo día se da cuenta de otro incendio en el municipio de Alto Lucero que ha destruido entre 600 y 800 hectáreas de bosque; en las que ha sido controlado el incendio en un 50%. De ninguno de ellos, mientras escribíamos estas líneas, se saben las causas que los originaron; mas siguen investigando y piensan que el del municipio de Las Vigas fue provocado por la mano del hombre. Ahora se busca al culpable para aplicarle la sanción correspondiente.
En cuanto al ocurrido en Notre Dame, hemos leído que las reliquias que están en ese lugar quedaron intactas, esa parte histórica se salvó, lo que no ocurrió con parte del edificio, ya que se derrumbó y ahora se busca quien la reconstruya para dejarla como estaba. Por fortuna, para estos trabajos ya se cuenta con un capital de 900 millones de euros, producto del altruismo de personas suecas e israelíes.
Para nuestro parecer, todos ellos son producto de la mala educación recibida en casa, juzgue usted, yendo en un automóvil, si los padres tiran la basura los niños harán lo mismo y si en ésta se incluyen latas y botellas que pueden, con la ayuda del sol, originar un incendio.
Si vamos de paseo y encendemos una fogata, si los padres no inducimos a los niños a apagarla muy bien, para no provocar un incendio, ellos no lo harán, porque, como ya lo hemos dicho, el ejemplo es una forma de enseñar.
Ya no podremos enseñar a personas ajenas a nosotros, pero sí a nuestra familia.
Al enseñar a nuestros hijos lo que es bueno y lo que es malo, porque toda acción provoca una reacción siendo mala tendrán que pagarla con un castigo, y tal vez logramos terminar con ello, en el futuro, con tanta delincuencia que no nos deja vivir tranquilos, acabar con el flagelo que por, razón lógica, ni siquiera nuestras autoridades han podido acabar.
Así pues, pongamos nuestro granito de arena para mejorar la educación de nuestro hijos.
Esperando haber sido útiles, ¡salud!
