/ lunes 13 de enero de 2020

Infonavit, casitas de juguete

Las casitas tradicionales de Infonavit, que antes eran un huevito, techos al vivir en todo caso, ahora se convertirán en el tiempo de AMLO, el presidente austero, es un súper huevito.

De 120 metros cuadrados, aproximadamente, que medían durante la era priista, ahora el proyecto piloto de 45 metros fue lanzado en la Ciudad de México gobernado por la jefa de Gobierno, Claudia Sheiunbam, la única mujer precandidata de AMLO a la presidencia de la república.

El anuncio constituye la regla en la metrópoli más grande del mundo.

Y, bueno, cuando la demanda poblacional se ha multiplicado y escaseado los fondos públicos, solo resta aplicar la austeridad, más que republicana, franciscana.

Han de recordarse los orígenes de Andrés Manuel López Obrador en la vida pública.

Su primer cargo fue como delegado del Instituto Nacional Indigenista en Tabasco. Entonces, recién casado decidió irse a vivir con los chontales.

Y como los chontales dormían en el suelo, en catres y hamacas, cultura por cierto indígena, entonces, AMLO también tenía una hamaca y un catre, pero prefería dormir en el piso de suelo en una casita que parecía un huevito.

Ahora, jefe del Poder Ejecutivo Federal, la nostalgia le ha ganado y nada como reducir el tamaño de las casitas del Infonavit.

Además, serán de una sola recámara, sala comedor y cocina. Y a vivir apretados, Dm.

El Infonavit también construirá edificios o torres de departamentos en la Ciudad de México.

Y la regla es la siguiente: El 70 por ciento de las torres serán para vivienda Infonavit, y el constructor podrá utilizar el treinta por ciento restante para uso comercial o para construir casas que venderá con toda la libertad del mundo al precio que desee.

Tal cual será entendido como un plus para los condóminos de tal forma que el precio del departamento Infonavit sea disminuido para bien de todos ellos.

El objetivo es ampliar el programa social en un país donde 6 de cada 10 habitantes viven atrapados y sin salida en la miseria y la pobreza según INEGI y Coneval.

Y como los recursos públicos son insuficientes para enaltecer la calidad de vida, entonces, constituye una de las salidas.

En todo caso, al paso que vamos pronto la cultura asiática será oficial en el país, pues los japoneses y chinos viven con total austeridad, solo con lo necesario tanto en el diario vestir como en el diario vivir.

Como es lógico, el obradorismo convertido en doctrina religiosa también se ha amarrado para evitar que una parte significativa de los derechohabientes del Infonavit vendan su casa como ha sucedido.

A partir de la fecha la regla se reproduce y amplía para que ninguno pueda vender antes de los 5 años y que, bueno, ya se verá si la norma es respetada.

En muchos casos, porque el beneficiado necesita dinero y vende el único patrimonio que posee como es su casita Infonavit.

En otros, porque la familia crece y necesita espacios más amplios aunque deba alquilar y a ver si de milagro subsisten.

Y en otros, porque, y por ejemplo, a veces las esposas quieren vivir en un espacio, digamos, más digno, y terminan obligando al marido a vender cuerpo y alma para cumplir.

Por lo pronto, la 4T (Cuarta Transformación) está en marcha y ya se verá si termina en 4A, Cuarta Aniquilación, que así llaman los indígenas a la polémica construcción del Tren Maya.

Las casitas tradicionales de Infonavit, que antes eran un huevito, techos al vivir en todo caso, ahora se convertirán en el tiempo de AMLO, el presidente austero, es un súper huevito.

De 120 metros cuadrados, aproximadamente, que medían durante la era priista, ahora el proyecto piloto de 45 metros fue lanzado en la Ciudad de México gobernado por la jefa de Gobierno, Claudia Sheiunbam, la única mujer precandidata de AMLO a la presidencia de la república.

El anuncio constituye la regla en la metrópoli más grande del mundo.

Y, bueno, cuando la demanda poblacional se ha multiplicado y escaseado los fondos públicos, solo resta aplicar la austeridad, más que republicana, franciscana.

Han de recordarse los orígenes de Andrés Manuel López Obrador en la vida pública.

Su primer cargo fue como delegado del Instituto Nacional Indigenista en Tabasco. Entonces, recién casado decidió irse a vivir con los chontales.

Y como los chontales dormían en el suelo, en catres y hamacas, cultura por cierto indígena, entonces, AMLO también tenía una hamaca y un catre, pero prefería dormir en el piso de suelo en una casita que parecía un huevito.

Ahora, jefe del Poder Ejecutivo Federal, la nostalgia le ha ganado y nada como reducir el tamaño de las casitas del Infonavit.

Además, serán de una sola recámara, sala comedor y cocina. Y a vivir apretados, Dm.

El Infonavit también construirá edificios o torres de departamentos en la Ciudad de México.

Y la regla es la siguiente: El 70 por ciento de las torres serán para vivienda Infonavit, y el constructor podrá utilizar el treinta por ciento restante para uso comercial o para construir casas que venderá con toda la libertad del mundo al precio que desee.

Tal cual será entendido como un plus para los condóminos de tal forma que el precio del departamento Infonavit sea disminuido para bien de todos ellos.

El objetivo es ampliar el programa social en un país donde 6 de cada 10 habitantes viven atrapados y sin salida en la miseria y la pobreza según INEGI y Coneval.

Y como los recursos públicos son insuficientes para enaltecer la calidad de vida, entonces, constituye una de las salidas.

En todo caso, al paso que vamos pronto la cultura asiática será oficial en el país, pues los japoneses y chinos viven con total austeridad, solo con lo necesario tanto en el diario vestir como en el diario vivir.

Como es lógico, el obradorismo convertido en doctrina religiosa también se ha amarrado para evitar que una parte significativa de los derechohabientes del Infonavit vendan su casa como ha sucedido.

A partir de la fecha la regla se reproduce y amplía para que ninguno pueda vender antes de los 5 años y que, bueno, ya se verá si la norma es respetada.

En muchos casos, porque el beneficiado necesita dinero y vende el único patrimonio que posee como es su casita Infonavit.

En otros, porque la familia crece y necesita espacios más amplios aunque deba alquilar y a ver si de milagro subsisten.

Y en otros, porque, y por ejemplo, a veces las esposas quieren vivir en un espacio, digamos, más digno, y terminan obligando al marido a vender cuerpo y alma para cumplir.

Por lo pronto, la 4T (Cuarta Transformación) está en marcha y ya se verá si termina en 4A, Cuarta Aniquilación, que así llaman los indígenas a la polémica construcción del Tren Maya.

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