/ viernes 14 de septiembre de 2018

Inteligente, valiente y coqueta

Mi profundo reconocimiento a esta mujer valiente, audaz, coqueta, una mujer dotada de belleza y de inteligencia.

Crece mi admiración pues estamos hablando de aquella época, donde todo lo que hacía una mujer pareciera ser, era un delito; esta mujer acaba con el prototipo de mujer sumisa, abnegada. María Ignacia Rodríguez de Velasco de Osorio Barba y Bello Pereyra, mejor conocida como la Güera Rodríguez, nació en 1778, no sólo se conoció por su hermosura, sino por su ingenio de ocupar un lugar en la alta sociedad, además de brindar sus servicios políticos a México. Es considerada como un personaje emblemático de la Independencia al mantener una relación amorosa con Agustín de Iturbide, futuro emperador de México, Alexander Von Humboldt y Simón Bolívar, entre otros.

María Ignacia muy a menudo tuvo amantes y esposos, se casó con José Jerónimo López de Peralta de Villar Villamil en septiembre de 1794, quien más tarde la golpeó, acompañado de un impacto de bala que no atinó, razón por la cual ella lo acusó de intento de asesinato el 4 de julio de 1802; posteriormente la acusó de cometer adulterio con su compadre, el canónigo y doctor José Mariano Beristáin y Souza y solicitó la intervención de los tribunales de la Nueva España y la anulación de matrimonio; contrajo matrimonio por segunda ocasión con Mariano Briones, un acaudalado anciano, quien también fue víctima de un enfriamiento por destape de cobijas, la Güera Rodríguez heredó su fortuna y se casó nuevamente.

Apoyó la causa insurgente con su dinero y relaciones, siendo incluso acusada de herejía por defender la independencia y por haber mantenido trato con el cura Miguel Hidalgo y Costilla; fue llevada ante el tribunal de la Santa Inquisición el 22 de marzo de 1811, donde también le acusó Juan Sáenz de Mañozca de inclinación al adulterio, los cargos se levantaron por falta de pruebas, después de que María Ignacia argumentara en su defensa sacando a relucir la moralidad y orientación sexual del inquisidor, después de su audiencia, el virrey Francisco Javier de Lizana y Beaumont la exilió en Querétaro por un corto tiempo.

María Ignacia estuvo llena de elogios por parte de algunos escritores como es el caso de Artemio de Valle Arizpe, quien la calificó como una "mujer extraordinaria por su buen parecer, su claro talento de fácil minerva, su gran riqueza y, además, su esplendoroso lujo. Sin embargo, en esa época y salir ilesa del tribunal de la Santa Inquisición, es hecho importante, "se valía por sí misma, buscaba la felicidad y practicaba costumbres que le proporcionaban cortejos y amantes". A ella se le debe el nombre de la “enfermedad destapa cobijas” y los dichos como: “Matrimonio de edad madura mortaja segura”, “Viejo que se cobija, la muerte lo cobija”, “escondan a sus maridos, ya llego la Güera Rodríguez”, “jalan más unos pechos, que una yunta de bueyes”.

lexfemme.12.@hotmail.com


Mi profundo reconocimiento a esta mujer valiente, audaz, coqueta, una mujer dotada de belleza y de inteligencia.

Crece mi admiración pues estamos hablando de aquella época, donde todo lo que hacía una mujer pareciera ser, era un delito; esta mujer acaba con el prototipo de mujer sumisa, abnegada. María Ignacia Rodríguez de Velasco de Osorio Barba y Bello Pereyra, mejor conocida como la Güera Rodríguez, nació en 1778, no sólo se conoció por su hermosura, sino por su ingenio de ocupar un lugar en la alta sociedad, además de brindar sus servicios políticos a México. Es considerada como un personaje emblemático de la Independencia al mantener una relación amorosa con Agustín de Iturbide, futuro emperador de México, Alexander Von Humboldt y Simón Bolívar, entre otros.

María Ignacia muy a menudo tuvo amantes y esposos, se casó con José Jerónimo López de Peralta de Villar Villamil en septiembre de 1794, quien más tarde la golpeó, acompañado de un impacto de bala que no atinó, razón por la cual ella lo acusó de intento de asesinato el 4 de julio de 1802; posteriormente la acusó de cometer adulterio con su compadre, el canónigo y doctor José Mariano Beristáin y Souza y solicitó la intervención de los tribunales de la Nueva España y la anulación de matrimonio; contrajo matrimonio por segunda ocasión con Mariano Briones, un acaudalado anciano, quien también fue víctima de un enfriamiento por destape de cobijas, la Güera Rodríguez heredó su fortuna y se casó nuevamente.

Apoyó la causa insurgente con su dinero y relaciones, siendo incluso acusada de herejía por defender la independencia y por haber mantenido trato con el cura Miguel Hidalgo y Costilla; fue llevada ante el tribunal de la Santa Inquisición el 22 de marzo de 1811, donde también le acusó Juan Sáenz de Mañozca de inclinación al adulterio, los cargos se levantaron por falta de pruebas, después de que María Ignacia argumentara en su defensa sacando a relucir la moralidad y orientación sexual del inquisidor, después de su audiencia, el virrey Francisco Javier de Lizana y Beaumont la exilió en Querétaro por un corto tiempo.

María Ignacia estuvo llena de elogios por parte de algunos escritores como es el caso de Artemio de Valle Arizpe, quien la calificó como una "mujer extraordinaria por su buen parecer, su claro talento de fácil minerva, su gran riqueza y, además, su esplendoroso lujo. Sin embargo, en esa época y salir ilesa del tribunal de la Santa Inquisición, es hecho importante, "se valía por sí misma, buscaba la felicidad y practicaba costumbres que le proporcionaban cortejos y amantes". A ella se le debe el nombre de la “enfermedad destapa cobijas” y los dichos como: “Matrimonio de edad madura mortaja segura”, “Viejo que se cobija, la muerte lo cobija”, “escondan a sus maridos, ya llego la Güera Rodríguez”, “jalan más unos pechos, que una yunta de bueyes”.

lexfemme.12.@hotmail.com