/ sábado 30 de julio de 2022

Investigación educativa

¿Por qué es necesaria la investigación educativa? Procede, ante todo, esclarecer que tratamos de la investigación educativa» en sentido lato; el concepto, que no se identifica exclusivamente con el de investigación «pedagógica», sino que lo desborda ampliamente, incluyéndolo -eso sí- como la perspectiva central de complejo fenómeno educativo en el que también inciden otras muchas ciencias y saberes: la psicología, la sociología, la antropología, la economía, la biología, la filosofía, etc. Así entendido, el sector educativo ha cobrado un relieve sorprendente a escala mundial, convirtiéndose en la preocupación dominante de la sociedad, opina E. González García.

Arandi Hernández, de Radix Education, comenta: De acuerdo con las necesidades y transformaciones que estamos enfrentando día con día, nos toca asumir la tarea de siempre ir a la par de estos cambios, generando y ejecutando las estrategias necesarias para anticiparnos a los grandes retos que la vida social, cultural y económica trae consigo. Pero sabemos que, para poder anticiparnos a dichos desafíos, es de vital importancia primero trazar la ruta que nos lleve a atender lo inaplazable. Y a este desafío debe unirse la investigación educativa.

En México deja mucho que desear la investigación en los niveles de preescolar y media superior y la vinculación de educación básica con el nivel superior. Necesario es estudiar el papel de la educación básica en el desempeño socioeconómico, cultural de los estudiantes, y pieza fundamental para continuar con estudios superiores. Hoy – por ejemplo- que se ha dado a conocer la tercera versión del nuevo plan de estudios de educación básica 2022, es momento propicio para generar espacios de estudio entre los académicos investigadores, y que los y las profesoras en servicio y la sociedad interesada conozca de sus reflexiones.

Esta investigación debería hacerse desde otras perspectivas distintas a las que se han abordado. En Retos actuales de la investigación educativa, Flor Delgado de Colmenares expresa que debe privar al investigador de las ciencias sociales y particularmente, en el investigador de lo educativo, la comprensión de lo social y educativo como realidades humanas que constituyen entramados culturales en lo histórico y social. En este sentido, la investigación educativa como una categoría de la investigación en ciencias sociales comprendida desde la perspectiva cualitativa, se entiende como un acto sustantivo y comprometido que tiene el propósito de abordar las problemáticas y situaciones que afectan un contexto socioeducativo particular, con el fin de producir o descubrir nuevos elementos teóricos y realizar las acciones, que modifiquen o transformen la realidad estudiada, desde lo cognitivo y valorativo de las prácticas cotidianas. Lo que implica la generación de nuevos aprendizajes, nuevas teorías, reflexiones y acciones a partir de la investigación.

“Hablamos de una investigación cualitativa, de carácter crítico, donde el currículo educativo entendido como una entidad concreta para la formación, como un proyecto de vida educativo y social viene a constituirse en el espacio dinámico escolar que da forma y sienta las bases para la realización de prácticas educativas e investigativas más humanas y vivenciales, entendidas éstas como actos sustantivos y comprometidos que recrean lo cognitivo y lo valorativo de los actores participantes”.

En consecuencia, el interés esencial del cambio y transformación social y educativa en la actualidad, más que nunca, debe estar revestida de significación social y recrear alternativas que den respuestas a los problemas socioeducativos, propósito de la investigación educativa. En ese sentido la investigación social y educativa es una empresa ética y política para el conocimiento y la promoción del ser humano y de un ideal de sociedad donde se le satisfagan plenamente sus derechos humanos, espirituales y materiales, todas sus necesidades vitales, individuales y colectivas, sociales e históricas.

Si toda labor investigadora es, por definición, tarea de vanguardia que se asoma a las fronteras insulares de cada ciencia para explorar la zona de influencia desconocida, colindante con otras parcelas del saber, en el caso de la educación, esta actividad resulta, a mayor abundamiento, necesariamente multidireccional. La complejidad del fenómeno educativo exige un acercamiento interdisciplinar sistemático. Es urgente que especialistas en diversas ciencias aborden la educación cada uno desde sus peculiares perspectivas metodológicas.

De la mano del proceso mismo es necesario potenciar la organización sistemática de la investigación a nivel nacional. “Especialistas, entre ellos los de rango universitario, e institutos de investigación los hay repartidos por varias latitudes, sin embargo, los esfuerzos son dispersos y aislados; no empieza uno donde termina el otro. Tal vez un mismo trabajo se repite, innecesariamente, de forma paralela en distintos lugares. Falta la coordinación y difusión de resultados, así como la coordinada aplicación de estos para que Ileguen a tomar cuerpo efectivo en la cotidiana realidad del aula”.

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que coordina el sistema de centros de investigación, debería acercarse con una visión crítica al estado actual de la investigación educativa y reconocer que la manera como ésta es asumida y practicada, y lleva en sí un carácter valorativo que guarda estrecha relación con la concepción doctrinaria de la que ella se deriva. De Colmenares apunta: “Es decir, que su dirección y orientación obedece a la concepción de la educación y del ser humano que rige el deber ser de los proyectos educativos y curriculares establecidos en las escuelas de educación de las escuelas normales y universidades públicas. Es por ello que ante los retos del presente cualquier reflexión en torno a la investigación educativa debe comenzar por la revisión de las concepciones que subyacen en conjunción con la investigación en ciencias sociales y en el marco de los paradigmas vigentes”.

¿Por qué es necesaria la investigación educativa? Procede, ante todo, esclarecer que tratamos de la investigación educativa» en sentido lato; el concepto, que no se identifica exclusivamente con el de investigación «pedagógica», sino que lo desborda ampliamente, incluyéndolo -eso sí- como la perspectiva central de complejo fenómeno educativo en el que también inciden otras muchas ciencias y saberes: la psicología, la sociología, la antropología, la economía, la biología, la filosofía, etc. Así entendido, el sector educativo ha cobrado un relieve sorprendente a escala mundial, convirtiéndose en la preocupación dominante de la sociedad, opina E. González García.

Arandi Hernández, de Radix Education, comenta: De acuerdo con las necesidades y transformaciones que estamos enfrentando día con día, nos toca asumir la tarea de siempre ir a la par de estos cambios, generando y ejecutando las estrategias necesarias para anticiparnos a los grandes retos que la vida social, cultural y económica trae consigo. Pero sabemos que, para poder anticiparnos a dichos desafíos, es de vital importancia primero trazar la ruta que nos lleve a atender lo inaplazable. Y a este desafío debe unirse la investigación educativa.

En México deja mucho que desear la investigación en los niveles de preescolar y media superior y la vinculación de educación básica con el nivel superior. Necesario es estudiar el papel de la educación básica en el desempeño socioeconómico, cultural de los estudiantes, y pieza fundamental para continuar con estudios superiores. Hoy – por ejemplo- que se ha dado a conocer la tercera versión del nuevo plan de estudios de educación básica 2022, es momento propicio para generar espacios de estudio entre los académicos investigadores, y que los y las profesoras en servicio y la sociedad interesada conozca de sus reflexiones.

Esta investigación debería hacerse desde otras perspectivas distintas a las que se han abordado. En Retos actuales de la investigación educativa, Flor Delgado de Colmenares expresa que debe privar al investigador de las ciencias sociales y particularmente, en el investigador de lo educativo, la comprensión de lo social y educativo como realidades humanas que constituyen entramados culturales en lo histórico y social. En este sentido, la investigación educativa como una categoría de la investigación en ciencias sociales comprendida desde la perspectiva cualitativa, se entiende como un acto sustantivo y comprometido que tiene el propósito de abordar las problemáticas y situaciones que afectan un contexto socioeducativo particular, con el fin de producir o descubrir nuevos elementos teóricos y realizar las acciones, que modifiquen o transformen la realidad estudiada, desde lo cognitivo y valorativo de las prácticas cotidianas. Lo que implica la generación de nuevos aprendizajes, nuevas teorías, reflexiones y acciones a partir de la investigación.

“Hablamos de una investigación cualitativa, de carácter crítico, donde el currículo educativo entendido como una entidad concreta para la formación, como un proyecto de vida educativo y social viene a constituirse en el espacio dinámico escolar que da forma y sienta las bases para la realización de prácticas educativas e investigativas más humanas y vivenciales, entendidas éstas como actos sustantivos y comprometidos que recrean lo cognitivo y lo valorativo de los actores participantes”.

En consecuencia, el interés esencial del cambio y transformación social y educativa en la actualidad, más que nunca, debe estar revestida de significación social y recrear alternativas que den respuestas a los problemas socioeducativos, propósito de la investigación educativa. En ese sentido la investigación social y educativa es una empresa ética y política para el conocimiento y la promoción del ser humano y de un ideal de sociedad donde se le satisfagan plenamente sus derechos humanos, espirituales y materiales, todas sus necesidades vitales, individuales y colectivas, sociales e históricas.

Si toda labor investigadora es, por definición, tarea de vanguardia que se asoma a las fronteras insulares de cada ciencia para explorar la zona de influencia desconocida, colindante con otras parcelas del saber, en el caso de la educación, esta actividad resulta, a mayor abundamiento, necesariamente multidireccional. La complejidad del fenómeno educativo exige un acercamiento interdisciplinar sistemático. Es urgente que especialistas en diversas ciencias aborden la educación cada uno desde sus peculiares perspectivas metodológicas.

De la mano del proceso mismo es necesario potenciar la organización sistemática de la investigación a nivel nacional. “Especialistas, entre ellos los de rango universitario, e institutos de investigación los hay repartidos por varias latitudes, sin embargo, los esfuerzos son dispersos y aislados; no empieza uno donde termina el otro. Tal vez un mismo trabajo se repite, innecesariamente, de forma paralela en distintos lugares. Falta la coordinación y difusión de resultados, así como la coordinada aplicación de estos para que Ileguen a tomar cuerpo efectivo en la cotidiana realidad del aula”.

El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que coordina el sistema de centros de investigación, debería acercarse con una visión crítica al estado actual de la investigación educativa y reconocer que la manera como ésta es asumida y practicada, y lleva en sí un carácter valorativo que guarda estrecha relación con la concepción doctrinaria de la que ella se deriva. De Colmenares apunta: “Es decir, que su dirección y orientación obedece a la concepción de la educación y del ser humano que rige el deber ser de los proyectos educativos y curriculares establecidos en las escuelas de educación de las escuelas normales y universidades públicas. Es por ello que ante los retos del presente cualquier reflexión en torno a la investigación educativa debe comenzar por la revisión de las concepciones que subyacen en conjunción con la investigación en ciencias sociales y en el marco de los paradigmas vigentes”.